Parte 39

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Al día siguiente por la mañana

Masaru miraba su desayuno con desdén, desde hacía un rato que no podía concentrarse en nada más que en aquella revelación, se sentía perdido de mil maneras diferentes, no tenía ni idea de que hacer o cómo hacer que las cosas de alguna manera no resultaran tan extrañas. Después del reencuentro de los niños en el hospital cada uno de ellos les agradeció por a ver cuidado de sus hijos, ellos simplemente no podían dejar de sonreír. Habían hecho lo correcto de eso no cabía duda.

Pero como en todas las cosas debían seguir su curso, una trabajadora social les dijo que debido a que aún eran menores de edad serían llevados a una verdadera casa hogar, ellos al no tener más opciones aceptaron, tal vez esa era una buena oportunidad de empezar de nuevo: ¿El Problema?, al parecer no era huérfano como siempre creyó.

Podía ser una simple mentira de aquel hombre pero se pregunta ¿Qué ganaría con mentir? Estaba confundido, demasiado como para consultar con sus hermanos, siempre pensó que la posibilidad de si quiera encontrarse con sus padres sería imposible, ellos no estaban interesados en conocerlos además de que según le habían dicho su madre estaba muerta y su padre en prisión. Pero; ¡Oh sorpresa! Su padre no parecía nada de lo que le habían contado. No, simplemente no era nada de lo que le habían contado.

Más bien era ¿Cómo explicarlo?, reflexionó durante más de cinco minutos, no podía simplemente dar una descripción de esa persona.

— ¿Estas bien Masaru?— pregunto Loise cuando noto que simplemente había dejado de comer para ponerse a pensar. Cosa que era bastante extraña.

—Si... lo siento — ciertamente al ver a sus hermanos tan calmados lo hacía feliz, ya no tenía que preocuparse por muchas cosas y el lugar de verdad parecía lo que debía ser: Un hogar para quienes lo necesitan. — Solo me preguntaba como estaría Taisei— aunque le preciaba su hermano sabía que estaba en buenas manos.

—Los doctores dijeron que perdió mucha sangre, pero que estaría bien en unos días — menciono Natsuki con emoción. Al fin un poco de paz.

Otra idea paso por la cabeza de Masaru; En todo caso que fuera verdad aquella revelación. ¿Qué significaría en su vida?, acaso ¿Debía irse con ellos?, eso no le agrado... su familia, la familia que conocía estaba reunida en ese lugar, no podía dejarlos. Todo menos dejarlos.

Al terminar el desayuno la encargada los llamo para explicarles las reglas, desafortunadamente debido a que no tenían mucho espacio serian reasignados a diferentes lugares a lo cual respondieron que no era necesario pues primero muertos antes de separarse.

Con eso en mente salieron de la oficina dirigiéndose cada quien a su habitación, por el momento no podían hacer nada.

Afuera el lugar era bastante grande para que los niños salieran a jugar e hicieran lo que quisieran, aun mejor podían reír sin que nadie los regañara por ello, Loise preocupada por su hermano decido hacerle compañía, no sabía lo que le pasaba pero esperaba que su presencia fuera de ayuda.

— ¿Qué sucede?— le pregunto directamente cuando se sentó junto a él.

—No es nada —

—Vamos, sé que no soy muy lista pero he vivido contigo los suficiente para saber que es algo tienes —menciono mientras intentaba mirar a su hermano, este solo bajo la cabeza. — No tienes que cargar con lo que sea que te preocupa, para eso está la familia. Para apoyarnos — intento sonar bastante segura.

— ¿Qué pasaría si de pronto tus padres aparecieran?— ese tema los perseguía y ella sabía que aunque no quisiera probablemente en lo que le restara de vida siempre se lo estaría preguntando.

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