Parte 37

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Las luces de la ciudad parecían brillar menos, por un momento se sentía como si el tiempo se detuviera, ese tiempo que alguna vez parecía ir tan lento, después demasiado deprisa y ahora esa medida no importaba.

Lo último que recordaba era que se había quedado en la calle esperando a que esos hombres lo atraparan, a Taisei le dolía horrible el cuerpo, pero a la vez estaba demasiado cómodo donde estaba, al parecer era de noche afuera, pero eso era lo de menos en ese instante quería dormir y solo... los pequeños recuerdos que daban vueltas lo hicieron incorporarse sintiendo demasiado dolor. Esas personas ¿Dónde estaban sus hermanos? Y todos... ¿Acaso ya no volvería a verlos?, ¿Acaso estaba completamente solo?, ese sentimiento lo hacia querer saltar de la cama, no le importaban los aparatos ni el dolor.

Con algo de fuerza se quitó el suero e intento ponerse en pie, mas no contaba con que ni si quiera pudiera ponerse en pie, estaba tan asustado. Escucho la puerta de su habitación abrirse, cuando entro Masaru no puedo evitar llorar.

Mas cuando este lo sostuvo en sus brazos.

—Calma, todo está bien Taisei, no llores — pedía, pero este no podía dejar de hacerlo, tenía miedo, felicidad, enojo, tristeza, tantas cosas acumuladas y simplemente no podía sacarlas de otra manera — Debes volver a la cama — le dijo ayudándolo a poner de nuevo en su lugar.

— ¿Qué sucedió? — estaba tan confundido.

—Ey no te preocupes por eso, por ahora descansa, por ahora todo acabo. No nos han dicho mucho lo único que sé es que están esperando pruebas finales para llevar a la cárcel a quien secuestro a los niños— la voz de su hermano parecía apagada.

— ¿Cómo fue que nos encontraron?— ya estaba un poco más calmada, pero de alguna manera entendía el mensaje, ellos habían ido a buscar a sus hijo y resulto que casualmente ellos estaban en la misma posición de no ser así nadie los buscaría.

—Al parecer cuentan con un servicio secreto — intento ser gracioso. —Taisei...— no sabía cómo decirlo.

— ¿Qué?— le miro preocupado.

—Posiblemente no puedas salir un tiempo del hospital, estuviste dormido dos días y tu condición era grave, perdiste mucha sangre — no recordaba mucho, pero eso le cayó como un balde de agua fría.

— ¿Dos días?— ¿Qué había pasado en todo ese tiempo?

—Por suerte el Sr Hanamiya Makoto tenía el mismo tipo de sangre que tu así que fue donador, simplemente corrimos con suerte, pero aun así tu estado es grave, así que no te muevas ¿Tienes hambre?— hasta ese momento muchas preguntas aun no tenían respuesta peor al parecer su hermano intentaba darle la mejor explicación que podía.

—Sí, me gustaría comer algo — Masaru salió de la habitación, cuando se quedó solo se limpió las lágrimas, hacía mucho que no lloraba de esa manera, ahora todo se complicaba más, si bien estaba a salvo, mañana podía ser que no.

Quería ver a quien le ayudo de esa manera posiblemente podía agradecerle, se sentía cómodo, tendría que preocuparse por lo sucedido más adelante, su cabeza le dolía, cerró los ojos esperando a que el dolor desapareciera.

En lugar de eso pequeños fragmentos de aquella noche llegaban lentamente.

"Lo último vivido que sintió fue el ver a aquel auto que casi lo atropellaba, no alcanzo a ver a quienes bajaban del coche. Pero sintió como unos fuertes brazos lo levantaban del suelo gentilmente.

—Makoto este es uno de los chicos— Kyoshi casi muere del susto cuando este le salió de la nada, más al ver que estaba perdiendo mucha sangre.

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