Parte 4

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Había remodelado al fin toda su hermosa casa, movió los muebles, movió el baño de lugar, escogió la madera más cara para tapizar su piso, la vajilla, los vasos, el librero, el estudio, todo fue remedido de un lugar y cambiado otro.

La razón aun podía recordarla, después de la tempestuosa noticia no pudo contener sus anisas de destruir lo que estuviera a su paso eso incluyo su hermosa casa, sabía que estaba equivocado al destruir todo a su alrededor, pero en ese momento el dolor era quien hablaba, ahora si le había dado razón a su suegro, de que él no era el indicado para su hijo.

Se sentía inútil, rompió todos los espejos de la casa sin dejar uno vivo, los sirvientes solo podían bajar la cabeza, porque entendían su dolor simplemente se dedicaban obsérvalo para que no se lastimara.

Quería correr en ese momento, quería decir "Lo siento", sin sonar culpable, quería llorar sin que sintieran tanta pena por él, porque deseaba ser más fuerte, recordar en qué posición estaba, a veces se ponía a pensar demasiado.

— ¡Listo creo que es todo!— exclamo feliz después de re decorar toda la casa, todo estaba como nuevo, todo estaba como si un niño nunca hubiera pisado esa casa.

Fue cuando escucho la puerta de la casa abrirse que vio a su fatigado esposo entrando con una cara seria.

— ¿Y bien? — se acerco mas no lo abrazo ni beso, solamente se acerco a unos cuantos metros.

—Quedo lindo — dijo al ver su nuevo hogar, entendía que Takao no estuviera dispuesto a demostrar afecto mucho menos a mudarse, no le dijo nada cuando de pronto decido re decorar absolutamente toda la casa, sin dejar nada por cambiar, excepto una cosa.

Una habitación que ninguno de los dos había vuelto a pisar después del funeral.

Aun recordaba cuando le dieron la noticia, aun recordaba el momento en donde se encontraba esperando en aquel frio lugar a que le entregaran el cuerpo de su hijo, un esperaba que fuera un mentira pero no hay razones para dudar de que efectivamente se trataba de su hijo.

Para su sorpresa fue Takao quien arreglo todo los papeles, inclusive escogió el ataúd, todo fue arreglado por él, ninguna cosa se le pasó por alto, era su forma de decir que se sentía culpable, pero sin dejar de lado lo fuerte que pretendía ser.

En el funeral sus padres y hermana no le dijeron nada más que lo mucho que sentían por su perdida, su padre fue el más renuente a decirle algo que lo animara, en el fondo no sabía que decir, desgraciadamente sus padres con su esposo no se llevaban del todo bien sin embargo después de la tragedia ellos no mencionaron absolutamente nada sobre él, ya no había agresiones ni tampoco saludos cordiales solo eran un intercambio de miradas desinteresadas.

Mientras la familia de su esposo lo apoyaba incondicionalmente en todo lo que necesitara, fuera lo que fuera. Por un tiempo no supieron cómo afrontar el vacio que había ellos por lo que:

No le negó que hiciera lo que quisiera, después de todo necesitarían un cambio, pero ya era suficiente, a veces se preguntaba si estaba haciendo las cosas bien, no pudo mantener su promesa de cuidar de las personas que amaba.

— ¿Es hora de que lo digas? — ataco consciente de sus palabras.

— ¿Qué diga qué? —

—Lo que quieras —

—Oh, vamos que clase de...— sentía la mirada de Midorima sobre él, entendió que ya no le permitiría hacer más cambios en su casa.

—Kazunari no fue culpa de nadie — su voz sonaba dulce intentado demostrar que él no lo culpa por lo sucedido —Ni si quiera mis padres lo piensan y lo sabes.

—Entonces díselo a las voces en mi cabeza que me lo recriminan todo el tiempo — al fin soltó un suspiro intentado reprimir sus lagrimas que estaban comenzando a salir— díselo a mi corazón que no soporta cambiar de lugar toda la casa para ocultar que una vez tuvimos un hijo — al fin se estaba siendo sincero.

Midorima no tenía la intención de responder esas preguntas, porque eran las mismas que se hacia todas las noches antes de dormir, antes de comenzar un nuevo día intentado desaparecer todas esas emociones que lo lastimaban hasta hacerlo no querer ir a trabajar.

—Pero lo hicimos, no quieras olvidar eso Kazunari— tomo en sus manos aquellas mejilla húmedas por el llanto—No lo olvides, fuimos una familia, la más extraña de todas pero lo fuimos — quería sobre todas las cosas darle seguridad, aunque para eso dejara atrás el no poder expresar del todo sus emociones, en ese momento no tenía sentido.

—Es cierto, ¿Recuerdas como gritaste pro que Takeshi rompió uno de tus libros más caros de medicina?, ¿O Cuándo trajo a cas un gato que era en realidad un escarabajo muy grande? ¿O cuando recién nacido vomito encima de tu padre? — las lagrimas junto a una sonrisa era lo que Takao demostraba en ese momento.

—Si lo recuerdo—

— ¿Recuerdas que un día me dijiste que aun no querías tener bebes? Y ese mismo día supimos que tendríamos al primero —

—Si—

— ¿Qué sentiste ese día?—

—Sentí que era el momento ideal a pesar de que planeaba esperar dos años más, pero contigo a mi lado las cosas nunca me salen como planeo —

—Lo sé —por fin se soltó a decir "Lo siento", aunque Midorima sabía que no era su culpa dejaría que se disculpa las veces que quisiera, necesitaba decirlo necesitaba aceptar que no tendría a su hijo esa navidad y que todos esos regalos apartados tendrían que ser regalados a niños que pudieran hacer uso de ellos.

Había muchas razones para sentirse tristes en ese momento, pero por esa vez solo querían estar el uno al lado del otro.

Fue entonces que la puerta se abrió de nuevo por una de las sirvientas, de nuevo frente a ellos el padre de Midorima quien los miraba algo cansado.

—Padre, ¿Qué sucede?—

—Shintaro, tu madre me pido que le diera esto a tu esposo — le extendió una carta que el otro tomo con mucho cuidado.

—Lo siento — con esas palabras se retiro inmediatamente, los dos no entendían bien el propósito de su visita, desde el funeral ninguno de sus padres los había visitado si quiera hablado.

Con cuidado abrió el sobre que contenía la carta para darse cuenta de que solo contenía unas palabras, para su sorpresa estaba escrita a mano y no era la letra de la madre de Midorima si no de su padre, eso le causo una sensación de emoción.

"No podemos escapar de aquello que nos hace daño, no tenemos razón para hacerlo, se que juntos los superaran.

Intentaras tener una razón para seguir adelante, pero no lo olvides que ya la tienes es cuestión de verla correctamente."

Miro hacia la ventana que daba hacia el jardín.

—Lo intentare, gracias —

Sonrió un poco después de tantos días sin sentirse feliz, tan solo por una pequeña nota.

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