Parte 24

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"Cuando dos personas están bajo la influencia de la más violenta, la más insana, la más ilusoria y la más fugaz de las pasiones, se les pide que juren que seguirán continuamente en esa condición excitada, anormal y agotadora hasta que la muerte los separe."

George Bernard Shaw (1856-1950) Escritor irlandés.

14 de Diciembre

Parecía ser un día normal en la gran ciudad, la nieve seguía cayendo lentamente sobre la población. Lo no normal de ese día era que se estaba preparando una boda. ¿Qué la hacía diferente?; Todo.

Ninguna boda es igual a otra por el simple hecho de que casi nunca se casan las mismas personas, el ambiente de cada pareja es completamente diferente al de otra. Y aunque todas están felices, no todas lo están por el simple hecho de amarse.

Una boda siempre debe estar llena de amor y esta no es la excepción.

Debido a que es Diciembre la ceremonia se llevara a cabo en un espacio bajo techo especialmente reservado seis meses antes. Las decoraciones comenzaron a llegar al lugar, inmediatamente la movilización comenzó, cada uno debía poner en el lugar exacto cada decoración.

La boda se celebraría a las 12 del día. Con prisa todos lo empelados comenzaron a decorar el especio donde todo comenzaría.

Las flores eran a petición rosas blancas, con grandes moños plateados a su alrededor. Se colocaron sillas color café obscuro, abriendo espacio para el camino que debían recorrer los novios, en las sillas de ese mismo lado del pasillo decorado de pequeñas flores de color blanco con un muño estaban sosteniendo una línea de tela que hacia ondulaciones para delimitar el espacio. Había un gran vitral en la parte de arriba el cual con el sol daba una sensación de estar viendo pequeñas estrellas.

Antes de entrar al salón estaba una puerta completamente decorada de una enredadera de flores y globos blancos que estaban decorados con flores doradas.

Los preparativos ya casi estaban listos. Solo faltaba que comenzaron a llegar los invitados, especialmente porque sin invitación no se dejaba pasar a nadie.

Momoi ya estaba lista para recibirlos a todos, tenia reloj en mano para medir el tiempo en que ellos llegaran para comenzar la ceremonia. Ya solo faltaban una hora y media.

Familia Akashi

Murasakibara junto con Mei estaban sentados en la cama esperando a que Akashi diera la orden de comenzar a moverse, ese día tuvieron que levantarse con dos horas de anticipación, pues lo que más odia el involucrado era llegar tarde, en su vida se había escuchado que el llegara tarde, mas cuando su hija tenía un papel importante en la ceremonia, ambos estaba esperando a que el tiempo pasara lentamente. Ya que aun faltaba una hora para que todo comenzara.

—Vámonos — se escucho decir desde la puerta de la habitación.

Sin pensarlo dos veces comenzaron a caminar, no querían ser regañados, pasos firmes y seguros.

—Hay que ir rápido, si no seguramente no nos dejara comer postre — menciono la pequeña jalando del brazo a su padre, quien se había estado quedando dormido desde hace como diez minutos.

Bajaron para poder ir en coche al lugar. Como siempre era costumbre fueron los primeros en llegar. Momoi los recibió con una sonrisa.

— ¿Lista Pequeña? —

—Siempre estoy lista — sonrió con orgullo.

—Muy bien — Momoi lucía un vestido color café per más corto con varios dobladillos, además de estar peinada con los mismos arreglos que la pequeña — Ahora pasen por favor — les indico rápidamente a donde ir. Solo esperaba que los demás fueran tan puntales como ellos.

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