Caminé lo más rápido posible, llegué a la torre de Gryffindor y la música retumbó por todos mis oídos, seguían con la fiesta. Decidí ignorarlos y fui hacia mi habitación.
Cerré rápidamente la puerta, mi respiración seguía muy fuerte.
¿Qué me había pasado recién?
¿Había estado a centímetros de besar a Draco Malfoy?
Escuché unos sollozos y noté que no estaba sola en la habitación.
—¿Hermione? —me acerqué a su cama y sí, era ella—. ¿Qué te pasó ?
Comenzó a secar sus lágrimas delicadamente.
—Nada —contestó.
—Puedes confiar en mi. ¿Lo sabes, no?
Ella asintió con la cabeza.
—Ron y Lavender —sollozó—. ¡Soy una estúpida, Isa! ¡Hubieras visto como se besuqueaban!
—¿Lavender? —me sorprendí—, ¿Qué? ¿Estás segura?
Ella volvió asentir con la cabeza mientras limpiaba sus lágrimas.
—Ni siquiera sabía que a Ron le gustara —susurré.
—¡Yo menos! —exclamó mi amiga—. ¡Esa tarántula de Lavender! ¡Sólo se le lanzó!
—Tranquila —traté de calmarla—, Ron es un tonto y ya se dará cuenta de lo imbécil que está siendo —Hermione soltó una ligera carcajada—. No sigas llorando, ¿está bien?
Ella me sonrió y terminó de secar por completo sus lágrimas.
•••
El clima amaneció muy helado y con remolinos de nieve, se acercaba la navidad.
Como todos los años, Hagrid ya había llevado los doce árboles navideños al gran salón.
Ron tenía arañazos y cortes en los antebrazos. Según me había contado, esas heridas habían sido provocadas por unos canarios que le lanzó Hermione luego de verlo con Lavender.
—No tiene derecho a quejarse, ella se besaba con Krum el año pasado —me dijo Ron, de mala gana—. Y ahora que Lavender se ha fijado en mi, ¿se enoja? Este es un país libre.
Harry fingió leer el libro de Encantamientos, era obvio que no iba a opinar para no quedar mal con ninguno de los dos.
—Pero dijiste que irías con ella a la fiesta de Navidad —lo fulminé con la mirada, yo sí iba a opinar.
—Yo nunca le prometí nada a Hermione —farfulló Ron—. Y sí, iba a ir con ella a la fiesta de Slughorn, pero nunca me dijo nada... Sólo como amigos... Yo no he firmado nada.
Rodeé los ojos y decidí ignorarlo, me pareció distinguir otra vez las palabras "Krum" y "que no se queje", pero no respondí.
Ahora era difícil hablar con Hermione en un lugar que no fuera la noche ni nuestra habitación, porque se negaba a sentarse en la sala común si Ron estaba ahí y su agenda era sumamente ocupada con todas las clases que tomaba.
Harry y yo nos reunimos con ella en la biblioteca, y eso significaba que debíamos hablar despacio.
—Tiene toda la libertad para besarse con quien quiera —afirmó Hermione mientras la bibliotecaria, Madame Pince, se paseaba entre las estanterías—. Me importa un bledo, de verdad.
ESTÁS LEYENDO
Luchando contra la corriente [Draco Malfoy]
FanfictionCuando todos los que te rodean están constantemente diciendo que: "Él no es para ti", "él no te conviene", "él es de slytherin" o todas esas típicas cosas que por más que sean ciertas o no, una parte de ti quiere y desea incondicionalmente acercar...