Veinticuatro •ESPECIAL•

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Narra Draco Malfoy.

La primera clase que tenía era de pociones junto a los de Gryffindor, y obviamente junto a Isabella.
Arreglé mis cosas, salí de ni habitación decidido a bajar, pero la silueta de Snape me detuvo.

Se encontraba parado justo a fuera de la puerta. Le dediqué una mirada fugaz y con rabia. Siempre de entrometía en todo lo que hacía.

—¿Qué ocurre?

—Tú madre firmó un permiso especial para que salgas de Hogwarts hoy —contestó sin mostrar mucho interés—. Quiere que vayas a la mansión. Así que arregla tus cosas, Draco.

—¿Para qué quiere que vaya a la mansión?

—Arregla tus cosas —repitió de forma autoritaria y se retiró del lugar.

La mansión era mi hogar.
Aunque no sé si a eso se le puede llamar hogar, pero era en dónde yo vivía. Y a pesar de qué no es mi lugar favorito en el mundo, zafarme de las clases, y de la presencia de Isa, en éste momento, era lo que más deseaba.

Luego de arreglar mis cosas (nuevamente), fui hacía el despacho de Snape y éste me envió a mi casa por traslador.

Todo estaba relativamente normal, el primer piso estaba lleno de mortifagos. En el segundo piso, el que era más "íntimo", estaba mi madre junto a Bellatrix sentadas listas para comer.
Saludé a ambas, aunque me sentía demasiado incómodo. Ver a Bellatrix me recordaba a Isa... Aunque claro, prácticamente ahora todo me recordaba a Isa.

Habían cuatro puestos en la mesa y eso me sorprendió, pero me sorprendió más aún, ver a mi padre ahí.

—Pensé que estabas en Askaban —dije en cuánto lo vi.

—¿No te alegra verme, Draco?

—Claro —asentí con la cabeza no muy convencido.

Mi padre se sentó en la mesa junto a nosotros, no quise preguntar detalles de cómo había salido de Askaban, pero era obvia la respuesta: Voldemort lo había sacado.

—¿Y cómo vas con tu misión, Draco? —me preguntó mi padre cuando ya íbamos en el postre.

Noté de inmediato como el ambiente cambió. Mi madre se tensó, Bellatrix sonrió maliciosamente y yo no supe que responder.

—Bien —dije sin más.

—Mientes —comentó Bellatrix con una sonrisa de oreja a oreja. Yo la miré con el ceño fruncido, pero ella prosiguió hablando, y ésta vez se dirigió específicamente a mi padre—. El niño a estado muy distraído, Lucius.

—¿Distraído?

—Claro que no —hablé rápidamente y la loca de Bellatrix explotó en carcajadas.

—Es por una chica —volví a fulminar a Bellatrix con la mirada. ¿Cómo se atrevía a decir esas cosas?

—¿Draco? —la voz de mi padre había cambiado, se notaba que estaba un poco molesto.

—Se vuelve como un loco cuando la menciono. ¿No es así, Draquito?

—Basta, Bellatrix —intervino está vez mi madre.

—No, por favor Narcissa —habló mi padre con más calma—, quiero saber quién es la chica que mantiene a Draco distraído de su misión.

—No es nadie papá, y no estoy distraído. Sólo necesito un poco más de tiempo.

Luchando contra la corriente [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora