Dieciséis

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—¿Qué ocurre? —pregunté con calma.

Las llamas de la chimenea comenzaron a cantar lentamente un villancico de Navidad.

—¿Qué ocurre? —repitió mis palabras—. Isa, ¿Ya se te olvido la última carta que me escribiste?

Oh, cierto.

Lo había olvidado por completo.

—Sí... Es que han pasado muchas cosas, padrino.

—¿Quieres contarme? —susurró.

Miré hacia otro lado asegurándome de que nadie estuviera escuchando, y comencé hablar:

—¿Nunca te has sentido atraído por alguien... Por alguien que no deberías?

El observó comprensivamente.

—Lo que pasa, Remus... Es que creo que me gusta alguien... —él sonrió—. Que no es para mí, ¿entiendes?

—¿Qué no es para ti? —bufó—. ¿Y quién dice eso, Isa? ¿Tú?

—Bueno, no —admití—. Pero todos piensan eso. Mis amigos, ya sabes, Hermione... Harry...  Y estoy segura que tu también lo pensarías.

Miré el suelo un momento.

—¿Yo también lo pensaría? ¿Por qué piensas eso? —preguntó con tranquilidad.

—Bueno... Porque...

No quería ser tan específica.

Ni siquiera estaba segura de lo que sentía por Draco.

—El es de Slytherin —añadí, sincera—. Y ya sabes todos los prejuicios que existen...

—Sí, lo entiendo perfectamente —asintió con la cabeza—. Pero, por algo los prejuicios son prejuicios y no hechos.

Lo miré unos segundos.

—Mira, Isa —continuó hablando—. Cuando todos los que te rodean están constantemente diciendo cosas como, "el no es para ti", "el no te conviene", "el es de Slytherin" o todas esas típicas cosas que podrían bien ser ciertas, o no... Una parte de ti, siempre va a querer acercarse más a él. Y, ¿sabes por qué? Porque tú eres la única que puede decidir quien es para ti, o quien te conviene. Tu eres la única que puede romper los prejuicios. Tu decides sobre tu corazón, puedes aceptar opiniones y consejos, claro. Pero tu eres la única que elige quien entra en tú corazón y eres la única que decide qué hacer con tú vida. ¿Queda claro?

Me quedé pensando un momento.

—¿Y si decido mal? —suspiré—. ¿Qué si elijo mal, y ellos tenían razón? A veces los prejuicios ganan...

—Puede ser —asintió levemente con la cabeza—. Pero al menos estarás segura porque lo habrás descubierto tú, y no te quedaras con la típica duda: "¿Qué hubiera pasado si...?"  Lo que quiero decir, es que puedes equivocarte, Isa. En esta vida está permitido caer, solo tienes que aprender a levantarte, porque eso obligatorio.

Me quedé pensando un momento.

Tenía razón. En todo.

—¿Crees que las personas pueden cambiar? —pregunté luego de unos segundos.

—Sí... —respondió con calma—, Y no.

Luchando contra la corriente [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora