-A-ah, ay, di-disculpa siempre me pasa este tipo de cosas a mí, yo...
siempre meto la pata y...
-¿Por qué lo dices así? -interrumpe-.
Mi mirada yacía fija en el ancho y sólido tronco bajo mis tennis desgastados.
-¿C-cómo?
-Dices algo tierno y luego tratas de taparlo, como si hubiese sido un error.
-Es que yo... Hubiese querido cerrar la boca, a mí... Me gustaría contener lo que pienso, siempre son cosas de ese tipo y... No todos se lo merecen.
-¿yo no lo merezco?
-N-no, tú, tú si lo mereces, yo no, ah... -Presiono mi entrecejo- ¿Vez?, son este tipo de situaciones las que provoco -un nudo comenzaba a atorar mis palabras- me gustaría ser más fría, callada. ¿Por qué me resulta tan difícil?, a nadie le agrada una habladora -mi orbe izquierdo ya botaba un hilo de agua-.
-A mí me agrada cómo eres, a mí... -se volvió de un color rojo que resaltaba sus ojos "¡Dios, es tan bello!" - me pareces muy linda así, tan dulce como eres. No te gustaría ser un hielo calculador como yo.
-Yo no te veo como un "hielo calculador"... Yo te veo como alguien fuerte y seguro.
-¡¿Seguro?! Bah! -Carcajeó-.
-¿Qué?
-¿Te cuento un secreto?
-Claro -sorbí mi naríz-.
-Soy un chico muy inseguro, sí, así como lo oyes -arroja una piedra- dudo mucho de mí mismo, eso de ser "un hielo" en una especie de camuflaje natural... Y vaya que sirve -arrojó otra-.
Me callé segundos.
-Debe ser cosa difícil decir eso.
-Te diré que me llama la atención, que tratándose de alguien a quien conozco muy recientemente, es como si te conociera de siempre y pudiera contarte todo sin culpa alguna, ¿te das cuenta? Incluso ésto es una confesión -no me miró mientras lo dijo todo-.
-Está bien entonces, porque a mí... Me interesa mucho conocerte y es mi turno de decir que soy una chica pisoteada, por otros chicos claro, me extrañé cuando te conocí porque... Para ser sincera, nadie me ha tratado tan lindo como tú... -Detuve picándolo con una ramita-.
Giró de inmediato y sonrió de lado.
-Es tan pronto y me gustas... - "¡¿Por qué mierdas hablo sin pensar?!" Expandí los ojos como platos y él me miró "otra vez escupiendo palabras a lo estúpido, ¡cómo odio hacer eso!"
me sonrió como no lo había visto hacer antes.
-Acabo de cagarla otra vez -dije de corrido tallando irritadamente mi rostro-.
-No, no...
-Sí, si que lo he hecho...
-No, tranquila.
-No, no, tranquila no, ahora no sé cómo vas a verme...
-De la única forma en la que podría hacerlo...
Tomó mis manos y las bajó mientras nos veíamos frente a frente, el atardecer ya había pasado y el azul del cielo aún no era marino, más bien un rey. Ya estaba muy cerca "¿iría ese ser mi primer beso?, ¿seguiría siendo mi amigo?, ¿podría ser algo más? No pienso arrepentirme... ¡Sí lo voy a be..."*suena un solo de guitarra*
-¡Michel Way, ya está oscureciendo! ¡¿Dónde demonios estás?!?
El pobre guiñaba el ojo de lo aturdido que estaba. Me tragaba la vergüenza cuando...
*suena Bulls in the bronx*
-¡Ya es tarde! ¡¿Por qué no estás en la casa?!
-Lo siento má, ya voy en camino.-Estamos en las mismas ¿eh? -talló su nuca-.
-Así parece -suspiré risueña-.
-Vamos.
Me ayudó a bajar recibiéndome con cuidado, trotamos lo que pudimos hasta la esquina en la que caminaríamos a lados opuestos, sí, tomados de la mano hasta el último segundo.
-Entonces... Gracias.
-No, gracias a tí -remití-.
-Hasta el lunes -se acercó dejando un beso en mi mejilla, que para mi suerte no fue tan fugaz como sus sonrisas completas-.
-Hasta el...
Ya iba muy lejos, sí, en tres zancadas ya lo estaba, piernas largas Way.Luego de llegar corriendo a casa y escuchar una buena llamada de atención, me arreglé para dormir.
"Hasta el lunes... Mikey."