Comienzo del fin.

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Todo comenzó una cálida noche de octubre, para ser exacta, un día veinte, y si no me equivoco, era sábado.

Mis amigas salían a bailar, yo había rechazado su invitación, poniendo la excusa que era el cumpleaños de mi primo, y estaba obligada a ir, pero simplemente, no era de mi agrado salir a dejar que los chicos me apoyen su miembro masculino y traten de besarme.

Me vestí, y esperé sentada a que mi familia terminase de arreglarse para poder irnos de una vez.

- Gabriela, ¿dónde dejaste mi bermuda?- gritaba mi padre desde su cuarto, al parecer, bastante furioso.

- Por décima vez Hernán. ARRIBA DE LA CAMA.- respondía de la misma forma mi madre mientras se pasaba el labial.

Matías y Victoria, mis dos hermanos menores, habían venido a mi encuentro, para sentarse conmigo en el viejo sillón y esperar a nuestros padres.

- Julieta ¿Estoy bien?- me preguntó mi padre, luciendo la encontrada bermuda, una remera negra, y unas zapatillas deportivas. No era nada extravagante, tampoco íbamos a una boda, pero él siempre pedía mi opinión a la hora de vestirse.

- Sí, absoluta y plenamente hermoso- le dije abrazándolo. No me cuesta admitir que soy la nena de papá.

Mi mamá salió del baño y dijo:

- Vamos, estamos llegando tarde.

Obviamente, se paró en frente mío, y paseó sus ojos de fiera de arriba abajo para inspeccionar lo que llevaba puesto. Obviamente, no obtuve su okay.

Dejé mis jeans y mi vieja remera manga corta tiradas sobre la cama, no quería enfurecer a mi madre de vuelta, así que me puse la ropa de niña, como solíamos llamarla con mi padre. Una remera llena de colores, dentro de una larga pollera negra; y al ponerme aquella monstruosidad, me vi obligada a colocarme los zapatos con plataforma, ya que mi estatura de hobbit de comarca, no combinaba con polleras largas y zapatillas en un mismo conjunto.

Baje y esperé su aprobación, a cambio, recibí un: "Hernán, abrí las puertas del auto, estamos llegando tarde." Lo que significaba que estaba APTP (Apta Para Todo Publico).

Subimos al auto, y como de costumbre pusieron la radio, de esas que pasan música comercial, esa música que odio; así que no tuve otra opción que colocarme mis auriculares y reproducir la lista de canciones de The Smiths, Ed Sheeran y Arctic Monkeys, mientras los demás cantaban al compás de She Looks so Perfect de 5 Seconds of Summer.

El viaje fue largo, pero cuando llegamos, estaban a punto de comer las pizzas, así que no era lo suficiente tarde como para perdernos la comida.

Hablaban de temas que realmente no me importaban, y los que si me importaban no me dejaban opinar, poniendo como pretexto que soy chica y no sé nada sobre el tema. Puras pamplinas diría el señor Darling.

Mis primos jugaban con mis hermanos, no tenía nada más que hacer más que mirarlos. Realmente era aburrido.

Mis amigas estaban bailando, y más amigas que ellas no tenía, así que no podía hablar con nadie más que conociese. Si, que conociese, eso significaba que podía hablar con extraños. Internet la salvación de mi aburrimiento.

- Hola.- Decía el mensaje de este desconocido, de este desconocido que iba a cambiar mi vida.

- Hola.- Respondí yo.

- Cómo te llamas?

- Julieta, vos?

- Tomás

¿?&JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora