Libros.

19 1 0
                                    

Enero terminó bastante bien, el celular me lo devolvieron dos días después de la pelea, pero no dije absolutamente nada sobre salir el sábado ese.

Tomás se iría de vacaciones, lo que significaba que febrero quedaría en el olvido para juntarnos.

La semana siguiente rendía matemática mientras él iba a estar tirado en la arena o en las profundidades de las orillas del mar de Mar Del Plata, en la primera quincena de ese mes... Lo gracioso de esto es que yo me iría, fines de esa mitad del mes, a Mar Del Plata con mi papá, ya que debía trabajar, y yo, sería su fiel compañera de viaje. Conclusión, había una mísera oportunidad de que nos encontremos.

Me parecía completamente divertido el pensamiento de que nos conociésemos en esas vacaciones; conocer a sus papás, a sus hermanos, invitarnos a comer o compartir un día en la playa, me lo imaginaba grandiosamente espectacular, pero, al no estar confirmado, me callé la boca y deje de ilusionarme.

Tomás: Recomendame un libro.

Así de seco. Esto estaba pasando realmente. Tomás quería leer un libro.

Yo: Es en serio?

Tomás: Si tonta, como a vos te gusta leer, recomendame un libro para las vacaciones.

Yo: Bueno, dejame ver qué puedo hacer, que queres? Terror, Fantasía, Amor, Distopia, Suspenso??

Tomás: Soy re cagón, descarta terror, odio la magia, descarta fantasía, no sé lo que son las distopias, así que descártalas, el suspenso es parecido al terror, así que será un libro romántico.

Yo: 1) Una distopia es una visión futurista del mundo, pero una visión no muy perfecta... Casi siempre horrible...2) No podes odiar la magia ¬¬ 3) Romántico? Seguro?

Tomás: Si, que sea algo corto y que enganche...

Pensé en todos los libros que tenía y que leí por computadora, revise mis estantes dos veces cada uno, hasta que encontré el libro relativamente corto, que lo enganche y tenga algo de romanticismo.

Yo: Bajo la misma estrella.

Tomás: El libro de la película que vamos a ver??

Ay, lo mataría, de la buena forma...

Yo: Sip, esa misma.

Tomás: Lo voy a ir a comprar ahora, te mando una foto de cuando lo tenga

Había pasado una hora y Tomás seguía en la librería, hasta que...

Tomás: No lo tengo.

Yo: Queeee?!?! Por queeeee?!?!!

Tomás: Te puedo mandar un audio?

¡¡AY DIOS SANTO MIO VOY A CONOCER SU VOOOOOOOOOOZ!!

En ese momento de emoción y curiosidad, comencé a imaginarme como podría llegar a ser su voz por enésima vez: Una voz relativamente normal, ni muy gruesa, ni muy aguda, alguien que hable lento y pausado.

Mis suposiciones no fueron del todo acertadas... Su voz era como la de cualquier chico, pero tenía un tono que realmente nunca me cansaría de escuchar, hablaba rápido, pero entendible; después de analizar su voz, presté atención a la historia que contaba en el audio.

Decía que había caminado hasta la librería más cerca, que entró y que pidió el libro para no perder tiempo buscándolo, la chica de la caja le respondió que esperara ahí, que se iría a fijar si estaba. Tardó veinte minutos en volver, y solo para decirle que ahora se fijaría en la computadora a ver si figuraba como en stock, a lo que tardó menos. No había quedado ni uno. Le dio la opción de encargarlo, ya que llegaban nuevos ejemplares al otro día. Tomó los datos de Tomás y le dijo que se pasase al otro día a eso de la hora de la merienda, o cualquier otro día a cualquier horario.

¿?&JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora