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JESSIE

Pero qué crees que haces, eres tonta, con lo bien que estaba yo durmiendo - me dice el medio enfurecido, ante lo que respondo – Es que ya estoy harta de que siempre que intento hacer que te levantes para ir a almorzar y sabiendo tu que vengo a verte, pasas de mi y sigues durmiendo – Entonces se queda un segundo mirándome con mala cara y se dirige al cuarto de baño.

Me quedo un segundo en mi sitio sin moverme pensando si puede ser que me haya pasado un poco en mi forma de despertarlo, pero una parte de mi me justifica diciendo que es un perezoso y que si no actúo de esta manera pueden pasar horas hasta que decida que es buena hora para salir de la cama. El es como un vampiro se podría decir ya que vive por la noche y duerme por la mañana, se acuesta muchísimas veces a las tantas jugando a sus dichosos juegos de rol, de los cuales yo me canso a la semana pero él juega y juega sin parar hasta que sobre las 5:00 horas de la madrugada decide que es buena hora para irse a dormir y claro está, por las mañanas no hay quien lo despierte antes de las 16:00 horas de la tarde.

Hasta en su forma de vestir parece un vampiro, él es moreno por el contrario que los vampiros pero tiene una gran melena rizada que le llega hasta los hombros, grandes ojeras por su forma de vivir de noche y dormir de día supongo, porque hace unos años no tenía tantas. También suele vestir siempre de negro o ropa oscura en su mayoría, con cadenas colgando sobre sus pantalones y se considera heavy metal o algo así y ahora no sabría decir qué fue lo que me llamó la atención de él, era ingenua, tenía apenas 17 años recién cumplidos cuando él me pidió salir y yo no sabía casi ni lo que era tener un novio pero después de estos 4 años largos si todos son como él, prefiero estar sola.

Escucho la puerta del baño abrirse casi a la misma vez que Antonela nos llama para almorzar y me dirijo a la cocina sin apenas cruzar miradas, me siento en mi respectivo sitio y veo la mesa pequeña donde como en el juego del Tetris están colocados todos los platos, vasos y comida casi a milímetros del filo de la mesa. Hay una ensalada de lechuga con atún, tomate con aliño y un filete de pollo para cada uno. Demasiado pienso yo para cómo está la cosa, ya que Antonela vive sola con su hijo y no tiene apenas para llegar a finales de mes, trabaja todos los días de lunes a viernes hasta cerca de las 17:00 horas de la tarde trabajando limpiando una casa, y siempre dice que no tiene nada de dinero aunque si hay para todo el zoológico que tiene montado en casa.

Antonela se quedó mirándome unos instantes con mala cara aunque hago como si no me diera cuenta y empiezo a comer el pollo del plato y veo entrando a Félix con cara de muerto viviente, se sienta, y se da cuenta que falta su querida bebida gaseosa, se dirige a la nevera a cogerla y se sienta.

Pasa un cuarto de hora hasta que todos hemos prácticamente terminado de almorzar y el primero en levantarse es él, que coge el plato, lo deja caer en el fregadero junto con el vaso y se larga hacia su cuarto sin esperarme. Yo sigo mirando mi plato con apenas dos trozos de pollo, me los termino, cojo el plato y el vaso y me dispongo a fregarlos pero Antonela me detiene y me dice que ella se ocupa del fregado, aunque noto esa mirada desafiante hacía mí. No entiendo porque me mira de ese modo, acaso yo he hecho algo mal, creo que me he comportado correctamente no como su hijo que es un flojo esperando que se lo hagan todo en la vida.

Me dirijo hacia el servicio y cierro el pestillo del interior, frente a mi hay alguien, una chica triste, con cara de desesperación, resignación y frustrada ante todo lo que ha tenido que soportar estos años, deseando que por favor algo cambie a mejor en su vida, pero no soporta el hecho de quedarse sola en este mundo, es tan frágil, tan vulnerable que cree que si se queda sola su vida ya no tiene sentido, que no merece la pena vivir, entonces ve como de sus ojos húmedos sale una lágrima tras otra, y no puede parar de llorar en silencio mientras que la oscuridad se va apoderando de ella, y es entonces cuando una parte de ella reacciona pensando que posiblemente si ella cambiara todo volvería a ser como antes, ya que se ha dejado ir un poco y se nota poco deseada, gorda y fea, y cree que es por ese motivo por el cual su novio ya no la mira ni le hace caso.

Vuelvo a mirarme en el espejo y ahora decidida a cambiar por recuperarlo y esperar que si ella cambia el podrá cambiar por ella también, me seco las lágrimas de los ojos, abro el grifo y me enjuago la cara un poco para que no se note que he estado llorando y con un poco de optimismo en mi cuerpo decido que hoy es el último día que tengo esta aptitud, es el último día que me veo fea, es el último día que me digo a mi misma gorda y es el ultimo día que lloro al mirarme en el espejo.

Cuando me decido a salir del baño escucho que llaman a la puerta y me aligero girándome hacia el espejo esperando que no se note mi lloro de hacía unos minutos. Giro el pestillo pensando que es Felix preguntándose porqué he tardado tanto en el cuarto de baño y con una sonrisa en la cara abro la puerta pero ante mi sonrisa le sigue una decepción viendo a Antonela al otro lado que estaba esperando que yo saliera del baño para poder entrar ella. Salgo y la dejo pasar y sin apenas dos pasos noto la brisa de la puerta cerrándose de golpe detrás de mí.

Doy cuatro pasos más, pensando porque Felix no se ha extrañado de mi ausencia, acaso lo que me ha parecido diez minutos solo han sido segundos, pero miro el reloj y efectivamente han sido varios minutos los que he permanecido en el cuarto de baño. Justo antes de entrar en la habitación me auto convenzo que para qué iba a venir al servicio, es una tontería, estará ocupado haciendo la cama y aireando la habitación seguramente, pero para mi sorpresa no es así, ya que de lo poco que observo desde la puerta sigue la cama deshecha y la ventana sin abrir, y una vez dentro me asombro ante la situación, no puede ser lo que estoy viendo, porque ahora, porque hoy, acaso no ha tenido más días para lo que se me viene encima, de verdad, porque tiene que ser hoy...

Hacia mi luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora