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JESSIE

De repente noto el silencio incómodo de varios segundos, pero me parecen horas, esperando que alguien diga algo.

Espero lo que me parecen horas hasta q Danielo decide intervenir diciendo:

Uuuuooooo, ¿habéis visto todos? Lo ha dejado callado jajajajajajaja.

A lo que contesta Angel:

Siiii, ha sido lo mejor de la noche y no puedo parar de reír.

Observo desde el espejo del copiloto, la reacción de él y lo veo atónito sin creer lo q acabo de decir. Realmente lo he dejado sin palabras.

Seguimos nuestro camino aún estoy dándole vueltas a cómo esas palabras han salido de mi boca de repente, casi sin pensar, dándome aires de creída y de "aquí estoy yo". Pero realmente no soy así, no sé cómo de mi interior ha salido este coraje para soltar eso, me siento avergonzada a más no poder.

Después de estar dando vuelta por fin llegamos al destino, nuestro coche y el otro consiguen aparcar uno cerca del otro en un terreno amplio, con algunos coches. Me dispongo a bajar y observo que es un lugar apartado de viviendas, perfectos para tomar unos tragos antes de entrar en la discoteca.

Me dirijo al maletero del coche donde están todas las bebidas y veo como Danielo se dispone a sacar las bebidas y me ofrece un vaso.

Danielo: oye, ¿lo de antes a qué venía?

¿Y ahora que me invento?, me digo mientras pienso rápido que debo contestar para que todo tenga sentido y no piensen algo raro, pero tampoco tendrían por qué pensar algo raro, ¿o sí?

Decido darme aires de superioridad como para salir del paso, cuando de repente se acerca Ángel a comentarle un asunto acerca del coche, y veo la oportunidad perfecta para escabullirse y evitar esa pregunta.

Bebo varios buches de lo que es cola con ron, me sabe algo más fuerte de lo que pensaba, no estoy tan acostumbrada a beber, pero esta noche no me importa mucho nada. Además, necesito pasarlo bien.

Observo a mí alrededor y veo a Mery que se acerca a mí, entonces le sonrió, cuando me dice que le gusta mi peinado, a lo que le contesto que no me he hecho nada del otro mundo y que me hermana me ha ayudado con el peinado de esa noche al igual que con la vestimenta ya que yo no estoy acostumbrada a salir y no sabía qué ponerme y ella me ayudó. Ella se queda extrañada diciéndome cómo era posible eso, que ella llevaba saliendo de fiesta desde antes de la mayoría de edad. Insiste diciéndome:

-¿Qué te ha pasado estos años?

- ¿Por qué nunca has salido antes?

Me dice Mery extrañada

Le contesto que antes estuve en una relación donde mi novio de por aquel entonces no le gustaba salir a fiesta y a mí no me dejaba salir tampoco.

- ¿Cómo que no te dejaba salir? Él no tiene por qué prohibirte nada, ya que no es nadie para decirte lo que debes o no hacer.

Le afirmo, diciéndole que no me atrevía a Salir porque él me lo ponía como si el salir fuera malo, que no se fiaba si salía sola con mis amigas por ahí.

Se queda alucinando y me pega un buche a su bebida, entonces yo aprovecho para observar donde está él, y lo veo hablando con la otra hermana muy juntos y arrimados. No aparto la mirada y decido acercarme poco a poco hacia donde están para saber qué están hablando, con la excusa de decirle a Alex que anda cerca también, si sabe por dónde está la discoteca.

Me dirijo hacia ellos y me paro dándole la espalda, a ver si se da cuenta, pero él sigue hablando con la otra chica sin percatarse de mi presencia cercana.

Entonces le pregunto a Alex donde se encuentra esa discoteca a la que vamos a ir y me dice que está bastante cerca, como a unos minutos andando toda la calle que se encuentra a la derecha del descampado.

Aprovecho para girarme, observando que la chica ya no está cerca, él se encuentra solo y es mi oportunidad para pedirle perdón.

Se gira dando paso a un cruce de miradas que parecen horas, y me empezó a poner nerviosa, pero a él lo noto tranquilo, no lo pongo nervioso ni lo veo interesado en mí.

Nos quedamos mirándonos, como si estuviéramos solos, como si en ese momento no hubiera nadie más a nuestro alrededor, me empiezo a poner nerviosa de nuevo, me entra un calor que me recorre todo el cuerpo y unas cosquillas en la barriga que no puedo controlar, no sé qué decir, ni que hacer, lo único que necesito es controlar ese silencio tan incómodo diciendo algo.

Intento buscar algo coherente, algo que preguntarle, pero no se me ocurre nada, me deja sin palabras, que me está pasando, no lo entiendo.

De repente lo único que salen de mi boca son palabras que no consigo parar, como si yo no fuera la que hablara y me estuvieran controlando la mente, como si no pudiera evitarlo.

Noto esa necesidad urgente de abrir la boca, y ahí viene:

- Oye, ¿cómo te gustan las mujeres? ¿tú que buscas en una mujer? 

Hacia mi luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora