JESSIE
Después de unos cinco minutos andando llegamos al local, que se sitúa en una calle donde lo separa dos bloques de pisos bajos de cuatro plantas, por su aspecto se nota que tienen por lo menos veinte años y necesitan una mano de pintura.
En la entrada de la discoteca, vemos un hombre bastante corpulento, que lleva la camiseta más pequeña que he visto nunca, podría decirse que se lo ha cogió prestado a su hijo. Esperamos detrás de una pareja que se están dando el lote, mientras que me siento algo incómoda, porque no sé cómo actuar con Víctor.
El hombre corpulento, los deja pasar a ellos mientras nosotros nos quedamos detrás esperando.
Hasta que no entran en la disco no paran de darse besos, entonces me entra pánico, pero noto el calor de Víctor a mi lado, noto como de su mano sale calor, pero no como si estuviera sudada, sino como si pudiera su temperatura corporal atravesarme desde un extremo a otro.
Seguro que suele tener la temperatura corporal alta, porque parece una estufa humana.
Hago una mueca porque no quiero reírme ante lo que acabo de pensar, entonces Víctor me mira preguntando:
- ¿Te pasa algo?
Le respondo que me molestan un poco los pies y quiero entrar ya a bailar, entonces me agarra con más fuerza, empieza a andar y lo sigo, pasando el umbral del recinto de la disco.
Dentro del sitio, todos es oscuro, con flashes de luces de colores que giran sin parar al ritmo de la música, observo como todos bailan alzando las manos, como si les fuera la vida en ello. Yo no muevo así los brazos, ni me muevo como si no hubiera un mañana, porque no me gusta hacer el ridículo, o pensar que alguien me mira, pensando: "mira esa, cómo se mueve"
Prefiero pasar desapercibida, ¿pero ?, y si, Víctor me dice que bailemos, ¿cómo actúo?
Me dirijo a la barra, esperando que el camarero me atienda, pero lo veo demasiado colapsado con tanta gente que le pide copas, y cuando me doy por vencida, me dispongo a irme y noto alguien detrás mía.
- ¿Ya has pedido? - me dice Víctor. le niego con la cabeza, a lo que él mete un silbido al camarero, y este se acerca rápidamente.
- ¿Qué quieres linda? - me dice acercándose a mi oído. Me entran escalofríos, de notar su voz tan cerca de mí, tanto que me pongo nerviosa.
- ehhh, un ron cola, por favor - le digo, con la voz algo entrecortada.
- Listo, marchando- nos dice el camarero, algo agobiado. corriendo de un lado para otro, agachándose para sacar las latas de cola, y pasando de un extremo a otro del bar, para buscar el ron.
Nos posiciona el pedido en la barra de la disco, y nos comunica, que necesita ver nuestros DNI, se lo enseñamos, y nos dice el precio. Entonces Víctor, saca la cartera, y me dice:
Yo invito nena- me dice animado.
No tienes por qué - le digo de repente.
Es lo mínimo que puedo hacer cómo un caballero que soy - me dice riendo y enseñándome su sonrisa. Entonces le devuelvo la sonrisa y me pongo nerviosa de nuevo.
Se acercan a nosotros, Alex, Ángel y Danielo, moviéndose intentando bailar al ritmo de la música, pero no los veo muy sincronizados y me entra la risa tonta. Miró hacia otro lado, y espero que se me pase.
Observo la estancia y es rectangular y puede haber por lo menos unas 50 o 60 personas, pero hay algo de espacio para mover el esqueleto como diría mi madre.
Ohh, mi madreeeeeee, no la he llamado cuando he llegado, me va a matar.
Miró el reloj del móvil, noto que me tiemblan las manos, y ya son la 1:30 h de la madrugada. Tiene que estar en el quinto sueño. Paso de llamarla para que se cabree, y decido guardar de nuevo el móvil.
Se acerca Danielo , preguntándome si me pasa algo y le digo, que no, que estoy perfectamente. Me observa asintiendo con la cabeza, pero con cara de pocos amigos, me giro para no tener que ver cómo se siente molesto ante la situación y busco a Víctor.
¿Dónde está?
No lo veo por ninguna parte. Ha desaparecido o se ha hartado de mí.
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Hacia mi luz
RomanceNo lo podía creer, estaba en una nube, me temblaba todo el cuerpo y sentía como esas mariposas que llevaba tiempo sin experimentar volvían a mi interior, y me hacían vivir de nuevo. Esos segundos que pasaron se convirtieron dentro de mí en minutos q...