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JESSIE

Al día siguiente me levanto temprano, me visto y me dirijo a clase con ganas de ver a mi amiga y decirle todo lo que ha pasado en mi fin de semana.

Una vez llega el recreo le cuento detalladamente como fue el decirle a Félix lo de darnos un tiempo, que nos encontramos con su ex y él se sinceró conmigo y que él quiere irse a Madrid para un concierto.

Rosa se me queda mirando sorprendida ante mi fin de semana, intentando quedarse con toda la información que le doy y me dice:

- Creo que lo de daros el tiempo era buena idea, para que la relación evolucionara, pero si tú ves que él está cambiando a mejor yo me alegro por ti, se sinceró y te contó acerca de ella. No te fíes de las ex, te lo digo por experiencia ya que una me jugó una mala pasada.

Además, pienso que, si él se quiere ir a Madrid para el concierto, déjalo que vaya y lo disfrute, porque tú te fías de él, pero ¿y de su amigo?

- No creo que pase nada porque vayan los dos juntos a Madrid, no por él, aunque el amigo es un poco cabra loca y no sé si puede liarle la cabeza o convencerlo para que vuelva con su ex, espero por favor que no sea así.

- No, no creo que pase nada, tu tranquila que ya verás que pronto lo tendrás de vuelta, ahora vamos a clase que nos quedan varias horas todavía para irnos a casa.

Una vez terminadas las clases, vuelvo a casa en el bus y decido decirle a mi madre que ya he comido por el camino y no tengo hambre, porque ahora mismo la verdad es que no tengo apetito, pero no puedo decirle que no he comido nada. Me siento nerviosa porque él se va a ir y no puedo evitarlo.

Enciendo mi portátil y escrito una nueva entrada en mi blog y como ya he bajado unos 8 kilos desde que empecé con el régimen. Es lo único que me ayuda a seguir adelante, veo como mis pantalones me empiezan a quedar grandes y ni el cinturón me ayudar a aguantarlos, mis camisas me quedan holgadas y mi cuerpo empieza a coger algo de forma como nunca he tenido antes, aunque sigo llevando ropa grande porque no quiero que me madre me vea aún, no hasta que consiga el peso deseado y para eso queda mucho.

Termino el día despidiéndome de Félix y hablando como siempre de cómo me ha ido el día y él me cuenta las batallas en el juego de rol que ha hecho y que ya queda menos para su viaje con Álvaro, está muy feliz y no quiero decirle que no quiero que se vaya.

Decido acostarme y me sumerjo entre mis sueños intentando no soñar con su partida hacia Madrid.

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Pasan los días, las semanas y ya estamos en marzo, lo que significa que falta un día para su partida, y empiezo a cuestionarme si he hecho bien en no decirle que no quiero que parta. Él está feliz, y nunca lo he visto tan emocionado queriendo ir a un concierto así que decido que mejor no arruino el día diciéndole que no quiero que vaya porque ya tiene comprado los billetes y no va a cambiar nada el decírselo, solo que se cabree más conmigo y se lleve toda la semana sin hablarme y no quiero que eso ocurra.

Recibo un mensaje de él diciéndome que mañana cogerá un autobús a las 12:00 horas de la mañana, que si quiero ir para despedirme de él tengo que estar sobre las 11:30 horas en la avenida principal de la ciudad.

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Al día siguiente me levanto temprano, desayuno, me visto y mi madre me empieza a decir que donde voy, le comento que Félix se va de viaje y que quiero ir a despedirme de él, entonces me dice mi madre que primero saque la ropa de la secadora, la tienda y luego me podré ir, me aligero ya que voy con el tiempo justo cuando ella me dice que la ayude. Saco la ropa, la tiendo cómo puedo porque no paro de pensar que quiero llegar a tiempo para poder despedirme de él, justo cuando he terminado y me dirijo hacia la puerta para salir de mi casa, mi madre me vuelve a decir que saque la basura ya que voy a salir, corro hacia la papelera, cojo la basura y me dirijo hacia el ascensor, bajo, tiro la basura y empiezo a correr para la avenida principal de la ciudad.

Son las 11:28 y ya está Félix diciéndome que donde estoy, si ya he salido de casa, le digo que sí, que voy de camino y que me espere, sigo corriendo, aunque ya me duelen las piernas, pero no me importa, sigo mi camino.

Llego a la avenida sobre las 11:40 y ya está Félix colocando la maleta debajo del bus, me dirijo a Álvaro y, me despido de él diciéndole que cuide de Félix y me dice que si entre risas, a lo que no se si contestar por qué se ríe. Voy hacia Félix y me despido de él, le doy un abrazo y un beso queriendo que no se vaya.

- En una semana estoy aquí- no te preocupes que se pasará pronto – me dice Félix con una sonrisa. Yo asiento, pero no puedo evitar estar triste por su ausencia.

Suben al bus y se despiden por la ventana hasta que ya no los veo cuando se alejan entonces me doy cuenta del calor que tengo por haber corrido tanto para llegar a tiempo, me alejo de la avenida hacia mi casa lentamente pensando que una semana es mucho y que espero que me llame todos los días.

Pasan los días y apenas me ha llamado Félix o hablado contigo, sigo pensando que estará ocupado haciendo turismo por la ciudad y sobre las 18:00 horas de la tarde recibo una llamada suya.

- ¿Hola, que tal estás Félix? ¿cómo va por Madrid? ¿lo estás pasando bien? – le digo casi de inmediato al coger la llamada.

- Hola, si estoy bien, cansado porque no paramos de ir de un sitio a otro, visitando lugares y hoy por la noche es el concierto así que en breves nos arreglaremos para ir allí, y tú ¿Qué tal estás?

- Bien, echándote de menos y deseando que vuelvas.

- No te preocupes que en breves estaré de vuelta, bueno tengo que colgar que tenemos que salir ya para ir a coger sitio en la cola del concierto.

- Vale, adiós Félix, pásalo bien - le digo a regañadientes, porque quiero seguir hablando con él, pero de repente escucho las pitadas por que ya ha colgado el teléfono.

Me resigno a esperar y esperar hasta que llega el día de su vuelta, y voy a la avenida a verlo llegar en el autobús esperando que se lo haya pasado genial y me cuente todo lo que han hecho por la ciudad y no ha tenido tiempo de decirme por teléfono, pero para mi sorpresa no todo lo que acabó contándome fue todo lo que realmente pasó en Madrid.

Hacia mi luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora