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JESSIE

Mensajes de Felix:

00:20 horas – Ya estoy libre, terminé la partida ¿hablamos?

00:23 horas – no tengo toda la noche, ¿piensas contestar?

00:27 horas – ya veo que no te intereso para nada, mañana olvídate de hablarme.

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No me lo puedo creer que he hecho, no le he dicho las buenas noches y se ha quedado esperándome y yo he quedé dormida, ahora que hago, que debo hacer, espero que me perdone.

Decido responderle:

17:30 horas – hola Felix, anoche me quedé dormida casi sin darme cuenta y siento haberte dejado tirado hablándome.

17:35 horas Felix – vale , pero que no vuelva a ocurrir. ¿Cómo te va el día?

17:37 horas – vale, el día me va bien, estoy haciendo las tareas pendientes del instituto, ¿y tú?

17:42 horas Felix – yo me acabo de levantar hace media hora y en breves momentos volveré al juego de rol del ordenador.

17:44 horas – Deacuerdo, pues no te molesto más y sigo con mis tareas.

Pasan las horas y ya he terminado, entonces guardo todo lo necesario para el día siguiente de clases, me ducho y apenas ceno.

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Van pasando la semana y poco a poco voy viendo resultado en mí, los pantalones de la talla 44, me empiezan a quedar grandes, se me forman bolsas, las camisetas ya no me marcan la barriga tanto y puedo atarme con más facilidad los zapatos.

Ante mi gran felicidad por esos 5 kilos de menos, decido crearme una página de nutrición y motivación para mí y mi meta a alcanzar como para otras chicas que se sientan en mi misma situación. En esa página voy subiendo entradas con mi peso bajado y los alimentos que voy comiendo para poder así conseguir quedarme en forma.

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Llega el viernes y cuando salgo del instituto, me dirijo a toda velocidad a la parada del autobús para ir directamente al pueblucho muerto a ver a Félix.

Camino decidida hasta llegar a la parada, todavía quedan algunos minutos hasta que llegue el bus, rebusco en el bolso y localizo la tarjeta para pagar, llega el bus y se detiene. Espero a que pasen tres personas de delante de mí, entro, pago y recorro el pasillo estrecho del autobús intentando localizar un asiento libre ya que es hora punta y está hasta los topes. A lo lejos, en el fondo veo un asiento libre y me dirijo rápidamente para sentarme. Una vez acomodada cojo mi ipod y busco una canción específica – bring me to life, evanescence – y me sumerjo de nuevo en mis pensamientos.

Wake me up
Wake me up inside
I can't wake up
Wake me up inside
Save me
Call my name and save me from the dark
Wake me up
Bid my blood to run
I can't wake up
Before I come undone
Save me
Save me from the nothing I've become

Despiértame,
despiértame por dentro.
No puedo despertar,
despiértame por dentro,
sálvame.
Di mi nombre y sálvame de la oscuridad,
despiértame,
pide a mi sangre que circule.
No puedo despertar,
antes de desatarme
Sálvame,
sálvame de la nada en la que me he convertido.

Mientras escucho la canción, una pequeña lágrima sacude mi mejilla, sabiendo que esta letra me identifica por dentro, pienso que durante todos estos años he intentando cambiar, cambiarlo a él, pero me flaquean las fuerzas, no noto nada, solo oscuridad, una oscuridad que me va absorbiendo por dentro, y acaba consumiéndome, aguantando día a día, sabiendo que estoy en una monotonía constante, sin poder salir, sin poder yo sola despertar.

Una vez he entrado en el pueblucho muerto, me aligero a coger el móvil para decirle a Félix que me espere en la puerta de su instituto que ya estoy llegando.

14: 40 horas – Ya estoy llegando Félix.

14: 45 horas Félix – OK, aligérate.

Espero alborotada en mi sitio del autobús esperando que vaya un poco más rápido que no quiero volver a hacer enfadar a Félix, entonces llega mi parada, me levanto de un santo y salgo disparada atajando para tardar lo menos posible.

5 minutos después estoy doblando la esquina del instituto y veo a Felix a lo lejos, me ve y se me acerca, le doy un beso y le pregunto cómo le ha ido el día a lo que me responde – bien, pero son ya las 14: 50 horas, llevo esperándote desde las 14:30 horas y has tardado muchísimo.

- Ya lo sé Félix, el autobús ha ido muy lento y yo he venido lo más rápido que he podido, perdona.

Félix – vale, venga vamos para mi casa, aunque antes tendrás que pasar por el supermercado porque mi madre me ha dejado solo un táper para mí.

No respondo porque ya sabía que acabaría acudiendo de nuevo al supermercado, ya que últimamente Antonela, la madre de Félix solo deja cada día un táper de comida para su hijo y nada más sobrante, por lo que yo cada viernes después de recogerlo nos dirigimos al supermercado cerca de su casa y cojo cualquier cosa para almorzar, aunque en estos momentos solo tengo un objetivo en mi cabeza. Entramos en el supermercado, me dirijo a la sección de productos vegetales, localizo una ensalada ya preparada y lista para tomar.

La compro, salimos y subimos a la casa, dejo la ensalada en la cocina, me dirijo primero a soltar el bolso y acomodarme un poco en la habitación, abro el armario, localizo las zapatillas y un pijama para ponerme.

Cuando ya estoy lista, me dirijo a la cocina donde Félix ya está calentando su comida y le pregunto -- ¿Qué te ha preparado hoy tu madre? – me contesta mientras se dirige hacia el microondas para abrirlo – habichuelas con arroz.

Me preparo la ensalada con la salsa cesar y almorzamos casi en silencio, una vez hemos terminado dejamos los platos en el fregadero, entonces salgo de la cocina para dirigirme a la habitación y escucho como Félix enciende el termo para irse a duchar.

¿Enserio ahora se piensa duchar?

Me digo a mí misma resignándome a tener que esperarlo sin poder hacer nada al respecto.

Hacia mi luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora