03

80 13 0
                                    

JESSIE


         Veo casi sin poder creérmelo como él, tan tranquilamente coge el cable negro y lo enchufa de un extremo a otro, primeramente en la guitarra y posteriormente en el amplificador, y muy decidido se dirige al ordenador buscando la ultima canción que ha estado practicando tantas veces que ya no se contarlas.

Cómo es posible que justamente ahora, después de comer no puede dejar su maldita guitarra eléctrica guardada en el armario y dedicarme a mí el tiempo de la tarde. Voy decidida hacia él y desenchufo el cable del amplificador, a lo que él se gira rápidamente al escuchar la desconexión y me dice a gritos...

¿Acaso alguien te ha dicho que quites el cable del amplificador?- noto su enfado y respondo – No, pero quiero que hoy no toques, déjalo y vamos a ver alguna serie tumbados en la cama.

Espero nerviosa alguna contestación suya pero en vez de contestarme se gira hacia la pantalla del ordenador, selecciona la canción que quiere practicar, vuelve a poner el cable a la corriente del amplificador y empieza a tocar la guitarra.

Con sus gestos me acaba de contestar, así que decido coger mi móvil y rebusco en mi bolso mi consola decidida a que va a ser mi compañera en gran parte de la tarde.

Salgo de la habitación con los dos objetos en una mano y con la otra cierro tras de mí para no tener que escuchar ese amplificador que siempre me roba a mi novio. Camino hacía el salón y observo a Antonela acomoda en el sofá con una manta sobre ella preparada para ver alguna película de tarde de fin de semana. Se queda mirándome y coloca los pies estirados en el poco sitio que quedaba libre en el sofá, a lo que entiendo que no quiere mi compañía, pero yo tampoco tengo porque estar molestándote en su descanso de sábado por la tarde.

Decido que mejor salgo a la terraza y cuando estoy fuera noto una brisa fresca pero paso de volver a entrar dentro de la casa para molestar, así que coloco el móvil y la consola sobre la mesa verde de la terraza, cojo una silla, la coloco con cuidado cerca de la mesa, me decido a sentarme y enciendo la consola.

Pasan 10, 20 minutos y sigo esperando que Félix me avise que ya ha terminado de ensayar, pero sigo esperando y esperando... miro el reloj, son ya las 18:00 horas de la tarde, noto como mi estómago empieza a pedirme algo de merienda así que decido levantarme, colocar la silla apilada sobre las demás, coger el móvil, la consola y salir de la terraza.

Camino despacio por el salón esperando que Antonela no se despierte de la siesta y me riña, pero ante mis movimientos lentos y silenciosos, Jacky si se da cuenta, el perro negro levanta la cabeza, me mira con asombro y pensando que estoy jugando se incorpora de un brinco y sale disparado del sofá hacia mi dirección despertando a Antonela que se sobresalta y me mira con mal genio. Llama al perro y Jacky vuelve con ella colocándose junto a sus pies, me disculpo con ella y sigo mi camino hacia la habitación.

Cuando abro la puerta, me sorprendo viendo cómo Felix está recogiendo el amplificador, los cables y la guitarra colocándolo todo bien ordenado en uno de sus armarios, a lo que se me forma una sonrisa en la cara, el me mira y pregunta..

Qué te pasa, ¿porque sonríes? – y le contesto casi de inmediato sin pensar – porque has dejado de tocar ya – él vuelve a decir – ahh, claro es que son las 18:00 horas de la tarde ya y me ha entrado hambre.

Mi cara cambia por completo, que tonta soy pensando que estaba recogiendo por mi después de dos duras horas de ensayo de guitarra eléctrica para conseguir su sueño, convertirse en un gran guitarrista de rock.

Se dirige hacia la cocina cuando ya tiene todo su equipo de ensayo guardado y le sigo detrás; llega el a la cocina, abre el frigorífico, saca mantequilla, mortadela de pavo y coge una barra de encima de la encimera. Me mira y pregunta – ¿Cuánto quieres de la barra? – y le contesto con sonrisa – un trozo pequeño – me mira con sorpresa esperando que yo conteste que la otra mitad de la barra como él acaba de partir pero no quiero seguir actuando así, espero que comiendo un poco menos pueda bajar algunos kilos y atraerle de nuevo, ya que toda la culpa es mía como siempre, soy mal novia, no me cuido, no me preocupo por él, por su futuro de músico, en cambio soy una egoísta queriéndolo solo para mí, me dedique todo el tiempo y pienso que esta es la única manera de hacer que yo cambie por él , para atraerlo.

Cuando me doy cuenta ya está preparado su bocadillo, asique me aligero y me preparo el mío pero él coge un plato, coloca el bocadillo, se levanta y camina hacia su cuarto.

Pasado dos minutos estoy lista y me aligero a paso apresurado hacia su cuarto, cuando giro y entro lo veo sentado sobre la cama empezando su media barra con mantequilla y mortadela de pavo. Me coloco en la cama a su lado y como mi bocadillo, cuando ambos hemos terminado cojo los dos platos, los llevo a la cocina y veo a Antonela en la cocina preparando comida.

Me acerco a ella, le pregunto que prepara y ella me responde con voz seca – Esto que ves aquí es el almuerzo para que Félix coma el Lunes, son albóndigas en salsa – Me quedo callada mientras ella se pasea por la cocina abriendo y cerrando estantes, eligiendo los condimentos y los taper necesarios para administrarlo en varias raciones para algunos días de la semana.

Decido colocar los platos encima del fregadero y cuando me giro para irme a la habitación escucho como ella se dirige hacia mí con aire de desprecio – ¿acaso, no vas a fregar esos platos que me has ensuciado? – me vuelvo a girar, la veo como alarga el brazo señalando al fregadero y me obliga a volver atrás para fregar lo que Félix y yo hemos utilizado.

Cuando he terminado, cojo un paño, me limpio las manos y me voy con paso ligero hacia la habitación; una vez dentro cierro la puerta y me siento en la cama esperando que Félix me diga que vamos a hacer.

¿Cuál fue el último capítulo que vimos la semana pasada? – ante mi tardanza mientras localizo mi móvil dónde está apuntado el último capítulo en el bloc de notas me vuelve a decir – vaaaa, da igual déjalo, no sirves para nada, ya lo busco yo que en la página web se queda grabado cuál fue el último capítulo. Dejo de rebuscar cuando escucho su respuesta, coloco el bolso en una silla cerca de la cama y me termino de colocar bien en la cama lista para empezar otro nuevo capítulo de la serie que estamos viendo.

Cuando ha terminado el segundo capítulo, miro la hora, son las 21:17 horas, decide que ya son suficientes por hoy y quita la página web.

Se dirige hacia mí y me dice – mira ve recogiendo tus cosas y te acompaño a la parada del autobús – lo miro sorprendida – ¿y porque me tengo que ir ya?- ha lo que me responde – Tengo a las 10:15 una lucha de gremios en grupo para una de las misiones conjuntas del juego de rol y no puedo dejarlo pasar, mientras que acaba ya serán más de las 00:00 horas de la madrugada y no quiero que pierdas el bus.

Obedezco, recojo mis cosas, rebusco en el bolso hasta que encuentro el papel con el horario de los autobuses, lo abro y miro cual es el siguiente – Felix, el siguiente que pasa es a las 21:45 horas – entonces mira el reloj y nos apresuramos a salir con solo 5 minutos de margen, corro hacia el ascensor despidiéndome rápido de Antonela y apenas escucho su respuesta, suponiendo que me haya respondido. Bajamos el ascensor, nos dirigimos a tiempo a la parada que está a unos pocos metros de su portal. Llego medio asfixiada con el tiempo justo de buscar la tarjeta del bus y darle un beso a Félix.

Una vez dentro del bus me coloco en uno de los primeros asientos y veo por la ventanilla como se va alejando hacia su casa con paso decidido sin mirar atrás.

Hacia mi luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora