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JESSIE


Miro el móvil en la puerta de la policía y empieza a soñar, es Félix nuevamente, intentando contactar conmigo, seguramente le ha entrado el miedo, pero yo ya no lo tengo, sigo decidida hacia la entrada de la policía nacional, esperando ser atendida, acudir a la ventanilla y un policía uniformado me atienda con buen gesto.

- Policía: Hola, ¿en qué puedo ayudarte?

- Hola, resulta que hace poco deje a mi novio y ahora está amenazándome con que vuelva con él, porque me ha robado las cuentas del ordenador y no me las quiere devolver si no accedo a seguir a su lado.

- Vale, espera un segundo en la sala de espera, y ahora mismo llamo a unos compañeros para que te tomen nota.

A los pocos segundos llegan un hombre y una mujer sin uniforme, diciéndome que los acompañe a una de las salas y tome asiento, accedo, pero me siento un poco nerviosa por la situación, pensando cómo he podido llegar a esto.

Le comento todo lo que me ha pasado estos últimos días y ellos van tomando nota, le comunico que no vive aquí sino en la ciudad vecina, apuntan la dirección y me dan varias opciones a seguir.

- Primeramente, te comunicamos que podemos actuar rápidamente y llamar a nuestros compañeros de la ciudad cercana para que lo traigan arrestado para nuestra comisaría, le tomaríamos declaración porque ha violado una cláusula de confidencialidad a otra persona y abuso de poder sobre ti, también está actuado sobre tu persona con violencia de género, y amenazas. Tengo que hacerte una pregunta personal.

¿Alguna vez Félix te ha pegado?

- Pegado no, pero sí que cuando fui a su casa a recoger pertenencias mías, me cogió fuerte del brazo para que no me fuera y me persiguió por las escaleras de las plantas mientras huía – le dijo estremeciéndose todavía ante lo ocurrido - me llevé unos días con un moratón, pero nada más que eso.

- Vale – me dice el policía mientras sigue escribiendo en su libreta – podemos hacer varias cosas, traerlo aquí y obligarlo a que te dé las contraseñas, de todas maneras, él se quedaría arrestado una noche en calabozos, o bien puedes poner una denuncia y ya entraríamos con tramites de papeleo para un juicio. Tú decides qué hacer.

- Sigo pensando que es mejor opción, no quiero realmente meterme en trámites de papeleos y menos ir a un juicio, pero tampoco sé si sería buena opción traerlo arrestado para la comisaría como un criminal para que pasara una noche entera en el calabozo. Después de varios minutos pensando que debo hacer, decido que primeramente lo llamaré por última vez por teléfono para intentar solucionar las cosas civilizadamente. Le comento al policía lo que finalmente decido hacer y se marcha de la sala, para que pueda hablar en privado más tranquila.

Cojo el móvil y marco nuevamente el número de Félix esperando que conteste, no pasa ni dos pitidos y a la segunda contesta.

- Hola, Félix quería decirte que estoy aquí en la comisaría de policía.

- Félix: ¿y le has contado a todos lo que ha pasado y lo estúpida que eres?

- No, les he contado la verdad, como eres tu , y lo que me has hecho, me han dado varias opciones y entre ellas está que vengas arrestado al calabozo, ¿Qué te parece?

- Félix: Ummm, vale.

- ¿vale qué?

- Félix: Que te devolveré las cuentas, un segundo.... Ya está, ya puedes acceder a ellas. ¿Estarás contenta no?

- Estoy conforme con que no puedas acceder a ellas, le diré a los polis que te arresten, espero que no me hayas mentido. Adiós – cuelgo y miro rápidamente si puedo acceder a las cuentas, efectivamente así es. Se ha rendido por fin y ya puedo estar tranquila.

Se dirige hacia mí el policía que antes estuvo dialogando conmigo y me comenta que he decidido, yo le digo que he estado hablando con él y me ha devuelto todo, pero el policía me sugiere que cuentito llegue a mi casa me borre todo y me haga nuevos correos con nuevas cuentas para que él no pueda otra vez robarme nada más.

Me marcho y le doy las gracias al policía, que me contesta que para eso está, es su trabajo, y me sugiere que no vuelva a hablar con ese chico porque no es buena influencia para mí y puede volver a hacerme daño. Le hago un gesto de conformidad y me dirijo a la puerta de salida con mi madre en dirección hacia casa.

Me encuentro cansada, agotada mentalmente después de este día tan frustrante, decido que cuentito llegue a casa me echaré un rato pero primeramente me borraré todas mis cuentas para que Félix no vuelva a hacer de las suyas. Finalmente llego a casa, me cambio de ropa y me dirijo al escritorio para encender el ordenador.

Una vez borrado todo, apago el ordenador y me acuesto un rato para poder descansar y desconectar la mente de todo lo que me rodea.

Pasan unas horas hasta que por fin despierto algo más serena, tranquila y noto que el móvil está vibrando, lo miro y es Rosa, me ha dejado un mensaje.

- Hola, ¿Qué te ha pasado? He intentado mandarte unos apuntes por la cuenta social y de repente no me sales de amiga, y por correo tampoco puedo enviarte nada, ¿Qué ocurre?

- Hola Rosa, resulta que he tenido que borrar todas las cuentas porque Félix me bloqueó todo y me amenazó con que volviera con él o si no no me las devolvería.

- ¿Qué dices? ¿Y qué has hecho?

- Pues ir a la policía y desde allí lo llamé y finalmente se rindió y me las devolvió, pero para asegurarme he decidido borrarlo todo y esta noche me haré todo nuevo para que él no sepa los correos, ni tenga forma de acceder a mis datos.

- Qué bien, me alegro tanto que por fín haya terminado todo, espera que voy a hacer una video llamada con las chicas para que estén al tanto ¿vale?

- De acuerdo.

- .... Hola chicas, Nuria, Mary y Rosa que ya sabe todo lo que ha ocurrido.

- 0s tengo que contar varias cosas .. – voy paso por paso contando todo lo que me ha sucedido hasta que finalmente les comunico que ya Félix se ha rendido y esta noche me pondré correos nuevos, mientras sonrío como una tonta por mi gran victoria.

Hacia mi luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora