23

7 1 0
                                    


JESSIE


¿Qué es lo que sabes? – me pregunta Félix, observo en sus ojos como el miedo se apodera de su rostro y va bajando por todo su cuerpo, hasta que no puede aguantar más y de la impotencia sube el puño hasta sus labios pararse morderse la mano.

Puedo apreciar cómo me da muchísimo coraje que yo, precisamente yo que parecía que no sabía nada y me dirigía de vuelta a casa, haya sido la que lo ha dejado sin palabras tanto a él como a ella que igual que él está sorprendido ante la encerrona.

- Sé todo lo que pasó en Madrid, que Álvaro y tú fuisteis a la gran vía para salir por la noche y quedaste con Ania y una amiga de ella a escondidas mía. Pensaba que estábamos pasando una mala racha, pero no pensaba que serías tan mala persona como para ponerme los cuernos.

De repente noto en sus gestos faciales como se va formando una sonrisa, pero no de felicidad, sino de pura maldad. Se me acerca a paso decidido y me observa de arriba abajo antes de hablar.

- Acaso tú, niñata engreída, me vas a dejar, he hecho todo lo que te mereces, porque tú tampoco eres una santa, sino mírate y observa todo lo que has ocasionado, esta encerrona que solo te humilla más y más.

Noto como la impotencia me recorre el cuerpo entero, como puede ser tan mala persona, me miro intentando poner en orden todo lo que acaba de decirme, pero finalmente paso de sus palabras y miro a mis amigas, que me observan esperando que decida qué hacer y ya lo tengo decidido.

- Felix, vamos a tu casa.

- Felix: sabía qué harías lo correcto. Vámonos.

- No, Félix, no te confundas, vamos a tu casa, Mari, Rosa, Nuria y yo para poder recoger mis cosas.

- Felix: ahh..

Noto como cada vez voy creciendo en autoestima y seguridad a cada paso que doy, cada gesto, cada victoria ante su derrota de culpabilidad que ahora veo en sus ojos. Justo en el momento que nos disponemos a ir de vuelta a la casa, vemos como Ania, decide marcharme, pero antes le grita a Félix que no lo quiere volver a ver, que se olvide de ella.

A mí ya me da igual, porque lo que han hecho está, el dolor ya pasó y ahora doy un paso más decidida a seguir con mi vida y sin un hombre que me haga tanto daño, sin que pueda seguir infravalorando y pensando que no sirvo para nada.

Cuando me doy cuenta ya estamos en su portal esperando para subir, le digo a mis amigas que me esperen aquí abajo, que voy a subir sola y que no se preocupen que no me va a pasar nada.

Subimos a su casa, los dos en silencio en el ascensor, abre la puerta y nos dirigimos a su habitación, abro el armario y empiezo a meter en una bolsa de plástico todas mis cosas, mi pijama, sandalias, camisetas y decido que también me llevaré todos los dibujos y cartas que le hice para que no tenga ningún recuerdo de mí ya que no se lo merece. Decido que haré como si nunca hubiera existido para él.

Una vez he guardado todas mis cosas en la bolsa y decido que es el momento de darme la vuelta y salir, me giro y de repente Félix agarra mi brazo con fuerza y no deja que me vaya.

- Qué haces Feliz, me haces daño, ! suéltame ¡

No me haces caso y sigue apretando con fuerza mi brazo para dejarme inmovilizada.

- Félix: No te irás a ningún sitio, eres mía, solo mía. Acaso creías que me ibas a dejar así de fácil. No voy a dejar que te marches.

Hacia mi luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora