La chica que ahora se encontraba parada frente al espejo de mi habitación era totalmente opuesta a la que había visto en la mañana. Originalmente Blake era una chica de cabello rubio, totalmente nerd, siempre despeinada, con unos lentes gigantes y un uniforme que parecía haber sido confeccionado por una monja ciega, pero ahora... wow. Su rubio natural ya no existía, se había transformado en un castaño espectacular. Sus lentes eran historia y su asqueroso uniforme había sido completamente rediseñado, haciéndola ver elegante y hermosa. Las chicas se habían lucido.
– ¿Y-y-y bien? – se atrevió a preguntar mientras observaba de atrás su reflejo.
– Bienvenida al reino, Queen B – reí por el comentario.
– ¿L-l-lo dices en serio? – se giró nerviosa.
– Si, pero antes, dos cosas – me crucé de brazos.
– ¿Cu-cu-cuales? – tartamudeo.
– Bueno, la primera – la tomé de los hombros y la mire fijamente – necesito confianza en ti – la sacudí levemente – tienes que creerte el cuento.
– Yo... – bajo la mirada.
– Mirate – la giré nuevamente hacia el espejo – ¿sabes lo que veo?
– ¿Una ratita de laboratorio a la que jamás le hablaste durante años? – preguntó de repente con una ceja arriba – Yo... yo no quise decir eso. – su cara se transformó en pánico.
– Lo que veo es una chica hermosa – sonreí sincero – pero ya que lo mencionas, tienes razón, jamás te hable durante años... y puede que muchas veces me fuiste indiferente o hasta blanco de mis burlas – me aleje de ella y caminé por mi habitación – soy una persona sumamente superficial, lo sabes... todos lo saben. A veces desearía no serlo, pero no puedo, es como si no tuviera control de ese lado, lo que me lleva muchas veces a ser muy cruel.. – suspiré – ni si quiera sé que pretendo diciéndote todo esto...– la miré con una media sonrisa en el rostro.
– ¿Eso es una especie de disculpa? – entrecerró los ojos sonriendo.
– Claro que no... – me volví a girar nervioso. Si que era una disculpa, pero Santiago de Valdés era muy orgulloso como para admitirlo.
– ¿Sabes? Lo del café en la cabeza fue la peor humillación que alguien me pudo haber hecho en años – soltó seria – pero te entiendo, y acepto tus ''no disculpas''. – rió y yo sonreí aun dándole la espalda.
– Volviendo a lo importante – me giré otra vez mostrando mi posición de ''autoridad'' – la segunda cosa, es que necesito un favor tuyo.
– Tú solo dime que hacer, y lo haré – llevó su mano a la frente como los militares provocando que soltara una risa.
– ¿Alguien te dio permiso para hacerte la graciosa conmigo? – pregunté enojado.
– Dis-discul-disculpa – bajo la mano, junto con su cabeza.
– ¡Es una broma Blake! – reí – así es como deberías ser siempre.
– En cualquier momento pensé que se me saldría el corazón – se llevó la mano al pecho – la verdad, para personas como yo, eres bastante intimidante.
– Siempre recuerda esto, Blake – me acerqué a ella – no puedes hacer que la gente te ame, pero sí que te teman. Regla numero uno de mi vida, y próximamente, de la tuya.
– Es una regla bastante... – pensó unos segundos – narcisista.
– ¿Y cuando no lo he sido? – reí.
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INSIDE
Teen Fiction¿Alguna vez te has preguntado cómo es en realidad la vida de los acomodados? Bienvenidos al Noreste de la ciudad de Santiago, mejor conocido como La Dehesa. Aquí es donde yo y mis amigos vivimos, vamos a clases, nos divertimos, jugamos y dormimos -q...