Capitulo 16

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La chica que ahora se encontraba parada frente al espejo de mi habitación era totalmente opuesta a la que había visto en la mañana. Originalmente Blake era una chica de cabello rubio, totalmente nerd, siempre despeinada, con unos lentes gigantes y un uniforme que parecía haber sido confeccionado por una monja ciega, pero ahora... wow. Su rubio natural ya no existía, se había transformado en un castaño espectacular. Sus lentes eran historia y su asqueroso uniforme había sido completamente rediseñado, haciéndola ver elegante y hermosa. Las chicas se habían lucido.

– ¿Y-y-y bien? – se atrevió a preguntar mientras observaba de atrás su reflejo.

– Bienvenida al reino, Queen B – reí por el comentario.

– ¿L-l-lo dices en serio? – se giró nerviosa.

– Si, pero antes, dos cosas – me crucé de brazos.

– ¿Cu-cu-cuales? – tartamudeo.

– Bueno, la primera – la tomé de los hombros y la mire fijamente – necesito confianza en ti – la sacudí levemente – tienes que creerte el cuento.

– Yo... – bajo la mirada.

– Mirate – la giré nuevamente hacia el espejo – ¿sabes lo que veo?

– ¿Una ratita de laboratorio a la que jamás le hablaste durante años? – preguntó de repente con una ceja arriba – Yo... yo no quise decir eso. – su cara se transformó en pánico.

– Lo que veo es una chica hermosa – sonreí sincero – pero ya que lo mencionas, tienes razón, jamás te hable durante años... y puede que muchas veces me fuiste indiferente o hasta blanco de mis burlas – me aleje de ella y caminé por mi habitación – soy una persona sumamente superficial, lo sabes... todos lo saben. A veces desearía no serlo, pero no puedo, es como si no tuviera control de ese lado, lo que me lleva muchas veces a ser muy cruel.. – suspiré – ni si quiera sé que pretendo diciéndote todo esto...– la miré con una media sonrisa en el rostro.

– ¿Eso es una especie de disculpa? – entrecerró los ojos sonriendo.

– Claro que no... – me volví a girar nervioso. Si que era una disculpa, pero Santiago de Valdés era muy orgulloso como para admitirlo.

– ¿Sabes? Lo del café en la cabeza fue la peor humillación que alguien me pudo haber hecho en años – soltó seria – pero te entiendo, y acepto tus ''no disculpas''. – rió y yo sonreí aun dándole la espalda.

– Volviendo a lo importante – me giré otra vez mostrando mi posición de ''autoridad'' – la segunda cosa, es que necesito un favor tuyo.

– Tú solo dime que hacer, y lo haré – llevó su mano a la frente como los militares provocando que soltara una risa.

– ¿Alguien te dio permiso para hacerte la graciosa conmigo? – pregunté enojado.

– Dis-discul-disculpa – bajo la mano, junto con su cabeza.

– ¡Es una broma Blake! – reí – así es como deberías ser siempre.

– En cualquier momento pensé que se me saldría el corazón – se llevó la mano al pecho – la verdad, para personas como yo, eres bastante intimidante.

– Siempre recuerda esto, Blake – me acerqué a ella – no puedes hacer que la gente te ame, pero sí que te teman. Regla numero uno de mi vida, y próximamente, de la tuya.

– Es una regla bastante... – pensó unos segundos – narcisista.

– ¿Y cuando no lo he sido? – reí.

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