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– ¿No te suena el nombre... – se acercó un poco mas – Aiden de la Noi?– ¿C-c-como? – mi voz se entrecortó, y mi estomago se contrajo. Llevaba casi cinco años sin escuchar ese nombre. – ¿Por qué conoces ese nombre? – me levanté lentamente, mirándolo atónito.
– Porque, mi querido amiguito – se levantó con la mirada cargada de furia – él es mi hermano mayor – tragó saliva – o más bien, lo era. – derramó una lagrima – y todo gracias a ti, hijo de puta.
– ¿Aiden de la Noi es tu hermano? – sentí mi cara palidecer.
– ERA – recalcó.
– ¿El...? ¿El murió? – me atreví a preguntar.
– ¿Qué crees tú? – sonrió entre lagrimas.
– ¿Y que se supone que tengo que ver yo en todo esto? – pregunté dejando caer una lagrima. Él estaba muerto. – ¡Aiden me dejó hace cinco años! ¡Nunca más volví a saber algo de él!
– Esto es increíble... – abrió la boca sorprendido y movió la cabeza hacia los lados.
FLASHBACK (HACE 5 AÑOS)
Emilio y Aiden se caracterizaban por ser hermanos muy unidos entre sí. El hecho de ser hijos de padres distintos, nunca les impidió formar un lazo tan indestructible como el que ellos tenían.
La mayoría de los fines de semanas estaban juntos. Esos eran sus días especiales. Aiden siempre se había preocupado, desde que Emilio era pequeño, de pasarlo a buscar todos los viernes para llevarlo a su apartamento a pasar ahí esos días. Siempre hacían cosas divertidas, ya sea jugar videojuegos, comer como unos verdaderos chanchos o salir de paseo a algun lugar que fuese del agrado del más pequeño. Para Aiden, los fines de semana significaban volver a ser niño y eso le encantaban. Pero para Emilio, sin duda, significaban toda la felicidad que un chico de su edad pudiera tener.
Ese sábado no tendría porque haber sido distinto a los demás. Probablemente hubieran pasado el día jugando videojuegos o hablando de cosas estúpidas, pero una llamada lo cambió todo. Una llamada que obligó a Aiden a salir del apartamento, llevando a Emilio consigo.
La llamada que había recibido Aiden le extrañó en demasía. Nunca lo llamaban con suma urgencia del Newland, por lo que decidió acudir de inmediato.
Al llegar, la amable y joven secretaria los acompaño hasta el salón de juntas, informándoles que el director llegaría en unos momentos. Y ahí se quedaron esperando. Uno junto al otro, en uno de los extremos de la gran mesa de vidrio.
En menos de cinco minutos, el director entró con una carpeta en la mano, y una notoria expresión de decepción mezclada con pena en su cara. Se sentó al otro extremo de la mesa de vidrio, para poder verlos frente a frente.
– Usualmente no molesto a los profesores de la institución los fines de semana – explicó– pero ahora, es un caso muy urgente y particular.
– ¿De qué se trata? – preguntó Aiden con la serenidad que lo caracterizaba.
– Se que esto es de total sorpresa, pero tengo que pedirte que firmes esta carta de renuncia – estiró uno de los papeles que se encontraban en la carpeta con el escudo del Newland School.
– ¡¿Qué?! – preguntó ciertamente sorprendido – no lo entiendo... ¿hice algo mal?
– Al parecer si... – el director torció su boca – pero debo advertirte que esa no es la peor parte.
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INSIDE
Teen Fiction¿Alguna vez te has preguntado cómo es en realidad la vida de los acomodados? Bienvenidos al Noreste de la ciudad de Santiago, mejor conocido como La Dehesa. Aquí es donde yo y mis amigos vivimos, vamos a clases, nos divertimos, jugamos y dormimos -q...