Ethan al verme llorar, se abalanzó sobre mí, regalándome un fuerte abrazo, el cual no dude ningún segundo en corresponder.
Se sentía bien.
Me sentía extrañamente protegido, y digo extrañamente, ya que nunca en la vida había necesitado que alguien me protegiera. Siempre podía yo solo con todo ¿Qué había cambiado? ¿Por qué de la noche a la mañana parecía un niño pequeño que necesitaba a alguien a su lado?
Al pasar unos minutos logré tranquilizarme y Ethan me invito a pasar a su casa. Al entrar, vi lo acogedora que era. Todo estaba pintando de un blanco inmaculado y en cada muralla había miles y miles de fotos. Todas de Ethan. Sus padres sí que debían adorarlo.
Camine un poco más y a mi mano derecha, se encontraba una gran puerta que daba hacia la sala. También estaba pintada de blanco, adornada con muebles y sillones de color negro. En el sillón mas pequeño, el cual era reclinable, se encontraba un hombre leyendo una especie de libro muy concentrado. El padre de Ethan. Era un hombre de aproximadamente unos cincuenta años, de aspecto saludable y con una cabellera negra enrulada. Ahora sabía de dónde Ethan había sacado su cabello. En el sillón más grande se encontraba una mujer con unos lentes, observando fijamente la pantalla del computador. Menuda, de aspecto adorable, blanca como el algodón y un poco más joven que el hombre. Era idéntica a Ethan, si no fuera por su pelo liso y rubio. Obviamente era su madre.
– Mama, papá – carraspeo Ethan llamando su atención. Ambos nos miraran con confusión, probablemente por mi presencia.
– El es... un amigo del colegio – explico un poco nervioso – tuvo un problema en su casa y le invite a quedarse aquí el fin de semana... ¿hay algún problema?
– Claro que no – sonrió amable el hombre – cualquier amigo de mi hijo es bienvenido en esta casa – se levantó del sillón – soy Ethan – me estrecho su mano – el padre de Ethan – rió porque ambos poseían el mismo nombre.
– Un gusto Sr. Ethan – reí estrechando su mano – yo soy...
– Santiago de Valdés – interrumpió la madre de Ethan muy seria.
– ¿Lo conoces? – preguntaron Ethan y su padre al mismo tiempo.
– Claro – sonrió forzadamente – creo que toda la ciudad lo conoce por su... peculiar estilo de vida.
– ¿A qué se refiere? – pregunté haciéndome el desentendido.
– Bueno ya sabes... – se acerco mas analizándome con la mirada – las salidas nocturnas, las borracheras interminables, los malos tratos a las personas, y sin contar los vídeos sexuales ¿acaso no tienes padres?
– ¡MAMA! – se exaltó Ethan.
– Tranquilo Ethan – le sonreí – se nota que tu madre es una mujer a la que le encanta informarse – la miré con cinismo absoluto. – pero creo que lo hace en los lugares equivocados.
– Debo decir que el parecido con tu hermana en innegable – soltó pesadamente – en apariencia, digo. En personalidad, se nota que son bastante diferentes. Ella es tan tranquila y amable.
– Tiene razón, somos bastante diferentes en personalidad. Yo no pretendo caerle bien a todas las personas – escupí mirándola de pies a cabezas.
– Y dime hijo ¿Cómo es que te haces amigo de un chico como este? – pregunto su madre ignorándome totalmente.
– ¿Disculpe? – interrumpí molesto, con una ceja en alto.
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INSIDE
Ficção Adolescente¿Alguna vez te has preguntado cómo es en realidad la vida de los acomodados? Bienvenidos al Noreste de la ciudad de Santiago, mejor conocido como La Dehesa. Aquí es donde yo y mis amigos vivimos, vamos a clases, nos divertimos, jugamos y dormimos -q...