Capitulo 25: Lose Your Mind

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Cuando abrí los ojos, me sentía distinto. Era una sensación totalmente indescriptible. El dolor físico ya no existía, y me encontraba perfectamente de pie en una total oscuridad. Era extraño ya que no tenía idea de donde estaba. De pronto, mi oído comenzó a abrirse y a agudizarse, para dar paso a un tenue sonido de gotas cayendo, el cual con el pasar de los minutos se fue haciendo un poco mas fuerte. Mis zapatos se encontraban mojados, y había un olor a humedad increíble. Intenté forzar un poco mas la vista y fui tanteando a mi alrededor con las manos. Toqué algo. Indudablemente era una muralla. Seguí moviendo mis manos, y me encontré con ramas. Ramas que notoriamente crecían de las murallas.

Cuando ya pensé que esto no se podía poner más raro, sentí el seguro de una puerta abrirse, para luego dar paso a una inmaculada luz blanca que se desprendía desde el final del lugar donde estaba. Esperé que la puerta se abriera por completo, pero esta no lo hizo. Solo quedo entreabierta. Gracias a la luz tan poderosa, me permitió tener una mejor perspectiva de donde estaba. Era un pasillo. Un largo pasillo con puertas a cada lado. Todas estaban cerradas, y a muy mal traer. Se notaba que ese lugar había sido abandonado por años. Y la naturaleza había vuelto a retomar su lugar.

Me quedé parado un instante analizando la situación ¿Dónde rayos estaba? ¿Qué hacía ahí? ¿A dónde tenía que ir? Y la única conclusión a la que llegue, es que tenía que dirigirme a la puerta del final. Quizás ahí estarían las respuestas que necesitaba.

Por inercia, mis pies comenzaron a moverse. Y solo en ese momento, me di cuenta que donde estaba pisando, estaba totalmente lleno de agua y barro que me impedía moverme con facilidad. Como pude me sujete de una de las paredes, y de las ramas que de estás colgaban para así ir dando me impulso. Lo logré. Empecé a caminar hasta la puerta, pero de pronto comencé a sentir un frió en la espalda que llegó de una forma muy violenta, provocando que todos los vellos de mi piel se erizaran. Me quede totalmente inmóvil. De pronto, unos susurros comenzaron a escucharse a la lejanía y me giré rápidamente, pero no encontré nada más que oscuridad. No lograba distinguir lo que decían, pero a medida que se acercaban, se hacían un poco más claro. De un momento a otro, cuando ya estaba a punto de lograr escucharlos bien, se desvanecieron. Me sentía confundido, y asustado. No entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando, pero ya no quería estar ahí. Me volví a girar, y seguí mi camino hasta la puerta. Era muy dificultoso caminar en ese lugar, ya que era como si el barro te succionara.

Intente lo más posible concentrarme solamente en llegar rápidamente hasta la puerta que desprendía la luz blanca, pero otra vez me tuve que detener, ya que sentí otro seguro abrirse. Esta vez, era de una de las puertas que se encontraba en las murallas de los lados. De esta, no salió ninguna luz. Era total oscuridad. Pero lo que si salió, fue un susurro muy claro.

Este no eres tú – dijo una voz masculina muy conocida. La de Aiden.

Mi corazón comenzó a latir fuertemente, y mi respiración se comenzó a acelerar. Ahora si que estaba asustado. Antes de que me encontrara con otra sorpresa, empecé a moverme más rápido sujetándome de las ramas. Tenía que llegar cuanto antes a la puerta. Pero en el camino, otra puerta se abrió.

Este no eres tú – repitió una voz femenina. Esta vez, la de Blake.

No me detuve y acelere aún más el paso. Ambas voces seguían repitiendo lo mismo. A medida que iba avanzando, el piso cada vez se hacía menos dificultoso, hasta que llegué a un punto en donde no necesitaba las ramas. Otra puerta se abrió.

Este no eres tú – dijo Trinidad.

Ahora eran tres voces repitiendo lo mismo constantemente. Ya no aguanté más, y empecé a correr. Pero era como si la puerta se alejara más y más de mí. Nuevamente, cuando corría, otra puerta se abrió.

Este no eres tú – se integró Nicole.

Me tapé los oídos y seguí corriendo. No entendía a que se referían repitiendo esa frase, pero me enloquecía. Cuatro voces repitiendo lo mismo era muy desesperante. Corrí, corrí y corrí, hasta que ya por fin logré alcanzar la puerta entreabierta que desprendía la luz. Al llegar frente a ella, todos los susurros se callaron de una sola vez. Lentamente, separé las manos de mis oídos. Otra vez silencio absoluto. Espere unos segundos antes de abrir la puerta por completo. Me daba miedo y curiosidad saber que me podría encontrar, pero a fin de cuentas, junté valor y con calma fui acercando mi mano derecha hasta ella. Empecé a abrirla lentamente, y esta soltó un rechinido. Separé mi mano de inmediato ya que me asuste. Respiré profundo, y volví a acercar la mano. Esta vez, de un solo empujón, logre abrirla por completo, y lo que me encontré detrás de ella fue sorprendente. Ahí estaba parado Ethan, completamente de blanco, asustado y retrocediendo. No entendía por que lo hacía, hasta que me di cuenta que mis pies se estaban moviendo por si solos.

Este no eres tú – caminaba hacia atrás negando con la cabeza mientras entraba en esa habitación totalmente blanca. Noté que detrás de él, había un gran espejo junto a un lavabo, hacía donde me dirigía. – Este no eres tú – levantó su mano para detenerme.

No tuvo éxito ya que con una de mis manos tomé la suya para quitarla del camino. No entendía por qué lo hacía. Era como si mi cuerpo se moviera solo.

Al hacerlo a un lado, si que quede consternado por lo que veía en el reflejo. Ahí estaba yo efectivamente. Pero tenía mi mentón y mis manos completamente llenos de sangre. Me afirmé en el lavabo, y me miré al espejo.

Este no eres tú – dije negando con la cabeza.

Sin esperarlo, mi propio reflejo me respondió.

Este eres tú ahora – sonrió macabro, para luego tomar un pedazo de vidrió que tenía en la manos y acercarlo a su muñeca para cortarla.

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