Capitulo 12

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Desperté junto con la estupida alarma. Ya había pasado una semana desde el concierto y no me había dignado aparecer en el Newland ningun dia. Estaba pasando como por una mini-crisis. Solo me quedaba horas y horas en mi habitacion escuchando música o haciendo un poco de ejercicio. Nadie se acercaba a mi habitacion, solo Dorota. Trinidad solo intentó hablar conmigo los primeros días y bueno, mi madre ni si quiera se preocupo de que faltara al colegio. Así tanto le importaba. Y bueno, que le iba a importar, si su hija perfecta estaba brillando como el jodido sol que en esos momentos me pegaba directo en los ojos. Anastasia venía seguido, junto con las chicas a visitarme, y por lo que me contaban, Trinidad era casi una estrella de rock entre los chicos del colegio. Todos hablaban de ella, y bueno, de la extraña desaparición de Santiago de Valdés.

Pero ya era hora de volver. Volver a reclamar lo mío. Además, ya extrañaba ver a Ethan todos los días.

Esperen.

¿Extrañaba a Ethan?

Si, extrañaba a Ethan. Y mucho. Aunque era obvio que el no. No habíamos hablado desde el coctel del concierto, pero bueno, es normal, no somos amigos. Solo cantamos juntos y ya. No tendría porque extrañarme. Y joder, yo tampoco a él.

Me levanté y me ví al espejo. Deterioro nivel Santiago de Valdés. Parecía un puto naufrago. Tenía barba y mi pelo estaba completamente descuidado. Vaya que si se notaba la semana de encierro.

Una hora después ya estaba listo. Perfecto como siempre. Baje las escaleras y ahí se encontraba Dorota esperándome con el desayuno preparado. Se veía muy feliz porque estaba regresando a clases.

– Por fin esta de vuelta Sr. Santiago – se acercó a mí para abrazarme. – ya era hora.

– Si, Dorota – me separé de ella – Santiago de Valdés está de vuelta. Y con todo. Es hora de que el rey vuelva al trono.

>Mood: Bitch - Plastiscines<

Tomé el desayuno  y luego fui directo al elevador. Al llegar abajo Vanya me estaba esperando con las llaves de mi auto, ya que le había pedido que lo sacara del estacionamiento. Me monté en el, encendí la radio y me dirigí al colegio.

Cuando llegué, las chicas me estaban esperando y se acercaron a mi auto, tenían en sus manos tres cafés helado. Al bajarme, se lanzaron las dos encima como si no me hubieran visto en años.

– ¡Por fin volviste S! – gritó Victoria.

– ¡Esto no era lo mismo sin ti! – gritó Francisca.

– Ya chicas, suéltenme – dije separándolas – si me vieron ayer...

– Lo sé – volvió a pegarse a mi Victoria – pero extrañaba verte aquí. Ten, te compramos un café helado a ti también, tal cual como te gusta. – estiró la mano y me entregó el café.

– Victoria, eres una tonta – reí y le di un tierno beso en la cabeza. – ¿Dónde está Anastasia?

– Oh, no tengo idea – respondió Francisca – no la hemos visto esta mañana.

– Está bien... vamos a sentarnos – dije caminando hacía las escaleras. Al llegar me llevé una sorpresa gigante – ¿Alguna de ustedes dos me puede explicar que hace la nerd de Blake sentada con Anastasia? Y aún más importante, ¿Por qué están en los escalones de más arriba?

– Yo... no lo sé – dijo Victoria nerviosa.

– Juro que esto nunca había pasado – agregó Francisca.

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