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30 de Abril

Lloro abrazada al pecho de Juan mientras que él me acaricia la espalda. No quiero que se vaya, pero se que lo tiene que hacer y no puedo tenerlo.

-Los extrañaré mucho- me da un beso en la frente- Y si quieres que me quede, solo pídemelo.

Me separo un poco, lo miro a sus ojos castaños y niego con la cabeza.

Decidimos tomar las cosas lentas pero ambos sabemos que el hecho de haber empezado al revés no nos hace las cosas fáciles y la atracción física que tenemos, no es fácil.

-Cómprale algo a los mellizos en cada lugar que vayas- le sonrío- Le diré a tu madre que venga con Manuela para que me ayuden con las cosas que les puedo ir comprando. 

-Serán solo tres semanas- me besa la frente- Pasará rápido hablando todos los días nena y vendré en mis días libres.

Sin pensarlo dos veces acerco mis labios a los suyos y me los como. Paso mis brazos por su cuello y el me acaricia la cintura para después poco a poco guiarnos hasta su habitación que ahora también es la mía.

-¿Estas segura de esto?- si bien Juan ya ha metido su cabeza entre mis piernas, tenerlo, literalmente, entre mis piernas es dar un gran paso mientras tratamos de llevarlo lento.

-Quiero tener un bonito recuerdo de ti mientras no estas- le empiezo a besar el cuello haciéndolo gruñir- Pero tiene que ser rápido, deberías estar en el aeropuerto en 30 minutos.

Me acuesta en la cama con él sobre mi y rápidamente ambos quedamos completamente sin ropa. Me besa, me chupa, me acaricia todo el cuerpo sacándome cada vez mas la paciencia.

-Mamacita- succiona uno de mi pechos mientras que masajea el otro-Dime si es demasiado- frunzo el ceño ¿demasiado de que?

Lo entiendo cuando entra de una sola embestida en mi haciéndome gritar de sorpresa pero mas de placer y paso mis uñas por su espaldas mientras se mueve con su frente pegada a mis pechos.

-¿Estás bien?

-Gírate-no puedo casi ni hablar gracias a los gemidos- Yo... encima... tuyo.

Cuidadosamente Juan nos voltea quedando él bajo mi cuerpo con una gran sonrisa en su rostro. ¡Ah! se siente mucho mas profundo así. Cuando subo mis caderas él baja los suyas para que así cuando yo las baje para encontrarme con él, Juan las suba haciéndome delirar del placer.

Acaricio su trabajado abdomen y cuando se que estoy llegando Juan hace movemos circulares y como nunca nos había pasado antes... llegamos literalmente al mismo tiempo.

-Espera.. espera- me dice cuando estoy a punto de tirarme en su pecho y sale de mi y me acuesta a su lado- Ibas a aplastar a los pequeños- me explica riendo.

Hablamos unos cinco minutos antes de que Juan se mete a bañar y yo me visto para llevarlo al aeropuerto. Y en cuanto nos adentramos en el trafico de Miami por el cual Juan maneja recuerdo algo y no dudo en preguntarle a él en busca de respuestas.

-¿Recuerdas el restaurante al que fuimos cuando llegaste?- me acaricia el muslo y asiente- Pues quiero ir otra vez, tengo antojos de comida Colombiana.

-Pues porque tienes un par de pareceros allí dentro- me sonríe y me acaricia el vientre.

-Eso es tierno- le sonrío- Aunque también de venezuela, Mason y yo siempre
pedimos mucha comida venezolana y vemos novelas- ambos reímos a carcajadas.

No tarda mucho en llegar la hora de despedida después de bajarnos y que él cargue sus maletas hasta donde se tiene que chequear ya que no me deja ni llevar la pequeña por mi hinchado vientre y otra cosa que tampoco tardan en llegar son mis lagrimas.

-Te quiero nena- una lágrima corre por su mejilla- Los quiero demasiado- se agacha y me besa el vientre.

-Nos vemos pronto- me besa y pega nuestras frentes- Ya sabes, le compras cosas a los bebés.

-Les compro el mundo el mundo si quieren.

Y con un último beso se va alejando poco a poco hasta que no me alcanza la vista para verlo.

Regreso al apartamento y suelto un sollozo al ver que no tengo nada que hacer sin Juan a mi lado. Llevo tres meses viviendo una fantasía pero supongo que llego la hora de regresar a la realidad. Se que Mason está en una reunión por lo que no lo llamo, así que me siento en la gran cama de Juan y miro su habitación, me levanto y entro a su closet. Es increíble como to huele a él y me encanta.

Me acerco a donde tiene sus camisetas y tomo una, cambiándola por la que tengo puesta. Tenia un mes sin que una camisa estuviera pegada a mi vientre pero con la camisa de Juan me siento tan cómoda que creo que serán mi prenda favorita sabiendo que estará tan feliz como yo.

Regreso a la habitación y me acuesto para después ponerme a ver películas hasta que, sin darme cuenta, pasan cuatro horas. Mi móvil suena y sonrío al ver de quien se trata.

-Princesa- mi corazón da un vuelco al escucharlo- Ya llegué a Mexico y ahora si que te extraño.

-Si me vieras ahora- me río- Espero que no te moleste, pero creo que estaré usando tus camisas hasta dentro de unos seis meses.

-¿Tienes que cumplir mande mis fantasías justo el día que me voy?.

-Oh Juan- me río- Ya sabes que tienes que volver rápido para... verme.

-Es lo único que quiero en este momento nena; verte aunque solo hayan pasado un par de horas.


Mi Pequeño Gigante 1 (MALUMA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora