-No nos cerrarán. Averiguaré quién lo hace, y por los artículos de relleno no te preocupes, tengo un par de buenos reportajes «escondidos». Ahora te los traigo para que puedas leerlos, a ver qué te parecen.
-¿Escondidos? ¿De dónde han salido?
-Los he escrito yo, ya sabes, oara eso me contrataste.
-¿Tú?
-Sí, yo, últimamente no duermo mucho, y escribir me relaja. No te rías. ¿Se puede saber de qué te ríes? ¡Estamos en medio de una crisis!
-De ti, Lucas, me río de ti. Tus problemas de insomnio no tendrán nada que ver con esa chica que tiene cara de duende, ¿no? Micaela, eso es, me encanta el nombre. Creo que deberías presentármela. De hecho, creo que los dos deberíais venir a cenar a casa un día de éstos. Silvia y las niñas estarán encantadas de conocer a la mujer que ha logrado quitarte el sueño. -Sam seguía riéndose.
-No, Mica no tiene nada que ver en esto. No sé por qué lo dices. En fin, será otra muestra de tu edad senil. Voy a buscar los artículos antes de que digas más tonterías. -Y salió apresurado del despacho de Sam.
-¡Lucas! ¡Piensa en lo de la cena! -Pero ya le hablaba a su espalda.
Por suerte, a Sam le encantaron los artículos, pero viendo el humor de Lucas, no se atrevió a volver a mencionar lo de la cena. Ya encontraría el momento. Sam era así, nunca se olvidaba de nada, sencillamente, esperaba el momento oportuno para volver a la carga. Superado este primer y gran incidente, la jornada de Lucas fue a peor. Tenían que trabajar a contrarreloj para modificar la revista y sacar una edición sin los artículos robados. Cuando encontrara al espía, le diría un par de cosas. Para variar, comió solo.
Había pensado hacerlo con Gonzalo, pero cuando vio que éste salía con Micaela y Camila, cambió de idea. No se veía capaz de tener a Mica sentada delante de él. Era cierto que él quería que se distanciaran, pero ver cómo ella lo ignoraba adrede delante de sus narices era más de lo que ese día se veía capaz de soportar. La tarde no mejoró en absoluto. Tuvo que quedarse bastante rato respondiendo e-mails, y el colofón final fue cuando, al salir del gimnasio, lo pilló la lluvia. Lo único que quería era llegar a casa, tomarse dos aspirinas y darse una ducha para ver si lograba entrar en calor. Abrió la puerta, e iba a entrar en el baño cuando la voz de Micaela lo
detuvo.-¿Qué te ha pasado?
-La lluvia. ¿Qué haces despierta?
-Te esperaba. Pero antes de nada, quítate esa ropa empapada y dúchate con agua caliente. Mientras te prepararé un té.
Mica le estaba hablando desde la cocina y Lucas seguía de pie, chorreando, estupefacto y sin moverse.
-¿Aún estás ahí? Dúchate o te resfriarás.
Entonces Lucas reaccionó y se dirigió al baño. Mica tenía razón, tenía que quitarse la ropa mojada, ya empezaba a notar los huesos helados y un dolor de cabeza que iba a una velocidad vertiginosa.
Mientras, Mica, en la cocina, le preparó el té y un sándwich. Gonzalo y Camila tenían razón, se lo veía cansado y tenía mal aspecto. Esa tontería no podía seguir. Ella ya había encontrado piso, así que lo mejor que podía hacer era decírselo y empezar el traslado ese mismo sábado.
Tal vez así pudiesen recuperar algo de su amistad.
-Ya estoy aquí. -Lucas se sentó en el sofá. Tenía ojeras y parecía agotado.
Apoyó la cabeza en el respaldo y cerró los ojos.
-Toma, bébete esto caliente. -Mica le dejó la bandeja con la improvisada cena delante, y añadió-: Voy a buscarte un par de aspirinas.
-Gracias, no hacía falta que preparases nada. -Lucas estaba incómodo, le dolía mucho la cabeza y no tenía ni idea de lo que estaba pasando.
-Vamos, tómate las aspirinas y come. -Dejó que comiera un rato en silencio y luego continuó-: Lucas, te estaba esperando porque quería hablar contigo de algo importante.
-¿De qué? -preguntó él antes de acercarse el sándwich para darle otro mordisco.
-Ya he encontrado piso. Sólo tengo que firmar el contrato y podría mudarme el fin de semana.
Lucas casi se ahoga con el trozo de sándwich que tenía en la boca y, después de un pequeño ataque de tos y dos sorbos de té, preguntó estupefacto:
-¿Mudarte?
-Sí, esta situación no puede seguir. Incluso en el trabajo están preocupados por tu salud.
-Vayamos por partes. -Lucas no entendía nada-. ¿Qué situación?
-Tú y yo. Parecemos dos adolescentes. -Micaela se sonrojó al admitir su parte de
culpa en la debacle-. Los dos somos lo bastante inteligentes como para darnos cuenta de que esto es insostenible. Lo mejor para ambos es que yo me vaya a vivir a otro sitio.-No estoy de acuerdo, pero antes de discutir este asunto de la mudanza más a fondo, ¿qué es eso de que en el trabajo están preocupados por mí? ¿Por qué?
-Es evidente, ¿no? ¿Cuántas horas has dormido desde el pasado viernes? ¿Y cuánto hace que no comes una comida decente? ¿Te has visto? Estás más delgado, tienes ojeras, pareces agotado, y eso no es bueno para nadie.
-Estoy bien -balbuceó Lucas, y con esa única frase, Micaela perdió los estribos.
-¿Bien? ¿Cómo vas a estar bien? Lo que estás haciendo es ridículo y totalmente innecesario. -No paraba de mover las manos. Intentar hacer entrar en razón a un hombre es realmente difícil.
-¿Qué estoy haciendo?
-Estás evitándome. ¿Crees que no me he dado cuenta? Yo estoy haciendo lo mismo y es igual de ridículo. -Entonces se sentó delante de él y lo miró directamente a los ojos. Lucas fue a abrir la boca, pero Mica lo interrumpió-. Mañana mismo
firmaré el contrato del piso y el fin de semana me mudaré. No tiene sentido que sigamos así. Lo que pasó entre tú y yo ya está olvidado. -Ni ella misma se creía esa mentira, así que, para disimular, siguió hablando-: Mírate. En tu afán por no toparte conmigo te acuestas demasiado tarde, te levantas antes que yo, no comes con tus amigos, no cenas en tu casa. Un poco excesivo, ¿no crees?-Creía que era una buena idea. -Levantó los hombros-. No quería que estuvieras incómoda.
-Ya, bueno, y si hace falta te matas en el intento, ¿no? Todos están preocupados por ti. ¿No crees que por cuatro días podríamos compartir piso e intentar hacer vida normal? Pero si lo prefieres, puedo preguntarle al de la inmobiliaria si puedo instalarme mañana. Me siento fatal por echarte de tu propia casa.
-Tú no me estás echando, y te repito que no es necesario que te vayas de aquí. -Estornudó un par de veces-. Siento que todos se hayan preocupado por mí, y creo que tienes razón, lo mejor que podemos hacer es intentar hacer vida normal. -Era un
pésimo mentiroso-. Pero si de verdad quieres mudarte, yo mismo te ayudaré a hacer el
traslado, aunque ahora quiero irme a dormir. Me duele mucho la cabeza y me parece que me he resfriado. Mañana quiero que me cuentes todo sobre ese piso, pero sigo creyendo que no tienes que irte. -Antes de que ella pudiera rechistar, se levantó del sofá y añadió-: Gracias por el té y, en fin, por todo.Se tambaleó un poco, pero recuperó el equilibrio en seguida y se dirigió a su habitación.
-¿Lucas? -Mica tenía la sensación de que él se encontraba peor de lo que decía.
-¿Sí?
-¿Estás bien?
-Sí, claro, sólo necesito dormir. Buenas noches.
-Buenas noches.
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Nadie como tú <<adaptada>>
FanfictionAdaptación de "Nadie como tú" de Anna Casanovas. Micaela, se ve forzada a redirigir su carrera profesional. Micaela se traslada a Londres. Su hermano Guillermo ha intercedido para que Lucas, su mejor amigo de la infancia y amor platónico de Mica, le...