Capítulo 36

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Micaela era feliz, muy feliz, había pasado la noche haciendo el amor con el hombre más maravilloso del mundo, se habían explorado y saboreado mutuamente, y luego habían hablado. Lucas le contó cómo conoció a Gonzalo en la universidad, y cómo su abuela lo había cuidado de pequeño. Incluso le contó un par de secretos con los que algún día podría chantajear a Guillermo. A cambio, Micaela le habló de su interés por el arte, de su pésima carrera laboral y del patético accidente en el que se rompió la pierna.

Él no habló de sus padres en ningún momento y Mica no quiso insistir; era una noche demasiado mágica como para que unos malos recuerdos la enturbiaran. Ambos se levantaron cansados, pero a ninguno de los dos le importó. Ya dormirían más tarde.

Llegaron a la revista juntos y, antes de subir a su despacho, Lucas le dio un beso en recepción. Nunca antes la había besado en el trabajo. Ella creía que se debía a su temperamento reservado, pero si había decidido cambiar, ella no iba a impedírselo.

Finalmente. se despidieron y se fueron cada uno a su lugar de trabajo.

Micaela se sentó frente a su ordenador y, justo cuando empezaba a concentrarse, sonó el teléfono.

-¿Sí?

-Mica, ¿eres tú? -Era Nana-. ¿Te pillo en mal momento?

-No -contestó ella sorprendida-. ¿Pasa algo?

Nana se rió.

-Nada, tranquila. Es que pensé que sería mejor llamarte al trabajo si no queremos que Lucas se entere de nuestra pequeña reunión.

-Claro. Ya me había olvidado, ¿cuándo vas a venir?

-El miércoles, si a ti te va bien.

-Perfecto.

-Micaela, ¿estás bien? -preguntó la anciana preocupada.

-Sí, muy bien, ¿por qué?

-Suenas distinta. Mi nieto se está portando bien, ¿no?

-Sí -sonrió-, demasiado.

-Ah. -Nana también sonrió-. Entiendo. Bueno, me alegro de que por fin se haya decidido a hacer algo bien.

-Yo también.

Las dos se rieron.

-Nos vemos el miércoles. -Nana hizo una pausa-. ¿Puedo pedirte un favor?

-Por supuesto -contestó Mica sin dudarlo-. Díme.

-¿Conoces a Steve Gainsborough?

-No personalmente, pero sé quién es. Es el director de la revista The Scope, ¿por qué?

-Era el mejor amigo del padre de Lucas. -Nana tomó aliento-. Nunca he hablado con él de todo lo que pasó, y creo que ha llegado el momento. ¿Podrías conseguirme su número?

-Sí, claro. Si quieres, puedo intentar llamarlo.

-Te lo agradecería mucho. No sé, supongo que, lo mismo que a Lucas, aún me duele recordar a mi hijo.

-No te preocupes. -Micaela decidió cambiar de tema-. ¿A qué hora llegas el miércoles?

-A las diez, pero no hace falta que vayas a la estación. Cuando llegue, te llamo y nos organizamos.

Micaela vio que Gonzalo se acercaba a su mesa.

-Nos vemos el miércoles. Ahora tengo que colgar. Besos.

-Adiós.

Ella colgó el teléfono e intentó concentrarse en su trabajo. Una cosa era que Gonza y ella fueran amigos, y otra que no tuviera que cumplir con sus obligaciones.

Nadie como tú <<adaptada>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora