Capítulo 2: "Soledad"

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—¿A sí que vives solo?—Le pregunté mientras él curaba las heridas que se encontraban cerca de mi ojos.

—No en realidad, vivo con mi madre y mi hermana. ¿Tú? ¿con tus padres?—Asentí con la cabeza.—Esto te dolerá un poco.—Advirtió posando el algodón con alcohol sobre mi labio. Al sentir el tacto de este hice una mueca tomando su muñeca tratando de alejarlo.—Resiste un poco.—Dijo concentrado en lo que hacía, y aleje mi mano de él, pero realmente dolía.

Cuando terminó de curar mis heridas, guardó el botiquín y se sentó a mi lado.

—Gracias...—Dije por lo bajo, casi en un susurro.

—No hay de qué.—Contestó guardando las cosas dentro del botiquín.

—¿Tu familia vendrá por la noche?—Me atreví a preguntar solo para sacar tema de conversación.

—No, vendrán es unos días. Se fueron de viaje.

—Oh, ya veo.—Como desearía que mis padres se fueran por unos días.—No te sientes, uh, ¿solo?

—En realidad no. Estoy acostumbrado.

—Claro...—Esto es algo -muy- incómodo.

Es decir siempre lo es cuando nos quedamos sin tema se conversación, agregando que Hayate no se explaya demasiado en sus contestaciones.

Me fijé la hora y recién eran las dos y media, no era tan tarde, puesto a que todo pasó luego de salir de la escuela, sin embargo no quería pasar más tiempo en su casa. De esta forma tras volver a agradecer me despedí de él para volver a mi casa.

Por cada paso que daba de regreso me preguntaba por qué había aceptado lo que un extraño me había propuesto. Tal vez fue la seguridad que me transmitió al ver sus ojos, quizás una parte de mi todavía esperaba que a alguien le importase, o quizás simplemente acepté para hacerle perder el tiempo a ese chico. No lo sé.

(...)

Finalmente había llegado, no vivía lejos, solo a diez minutos de mi casa. Sin embargo pareció una hora puesto a que estaba cansado por todas mis heridas.

El único que se encontraba en mi casa era mi padre, no me hacía tanto problema cuando él estaba en casa, ya que se la pasaba en el sofá mirando la televisión con sus cervezas.

Subí hasta mi habitación y me recosté en mi cama, miraba el techo mientras pensaba en todo lo que había pasado.
Hasta hace unos días quería acabar con todo, pero finalmente no lo hice... ¿y ahora qué? ¿qué debería hacer? Sé que esta es mi oportunidad de revertir las cosas pero cómo...

Unos golpes me sacaron de mis pensamientos.

—¿Hinata?—Dijo lo voz de mi madre. Al parecer acababa de llegar, creía que estaba trabajando.

—Pasa...—Contesté sentándome. Ella abrió la puerta y me miró con decepción por todos los golpes que tenía.

Nosotros teníamos una buena relación antes de que se enteraran de mi orientación, pero luego todo se desmoronó.

—Tu padre se irá a la casa de sus amigos y yo me iré a una cena. Puedes recalentar lo que está en el refrigerador.

—Está bien...—Contesté. Mi madre suspiró negando. Se fue de la habitación, y luego de unos minutos escuché la puerta principal cerrándose.

Era muy temprano como para cenar o dormir, por esta razón me levanté de la cama y abrigándome salí de mi casa, hacía demasiado frío.

Caminé hasta un parque que quedaba algo lejos de mi casa y me senté en un banco. Las luces tenues alumbraban las esquinas de aquel parque, muchas parejas y ancianos caminaban por ahí, con una sonrisa postradas en sus rostros como si todo fuera color salmón. ¿La gente era realmente feliz? ¿realmente podían sonreír así? cómo es que no tienen ninguna preocupación, es decir, sé que todos tenemos alguna que otra preocupación pero, ¿por qué las mías me atormentan de esta forma?

¿Alguna vez les ha pasado de sentirse solos, aun si tienen a alguien? pero sienten que esa persona no las va a entender por diversas razones, y sienten miedo, miedo de ser rechazados, y ocultan su dolor, sus lagrimas, sus secretos, esos que darían lo que fuere por contar, pero saben que si lo hacen traerá problemas. Ese sentimiento de no poder contar con nadie, ni siquiera con tus padres, hermanos, amigos...

Para mí la vida es una mierda. Es injusta y cruel. ¿Cómo personas que hacen daño constantemente jamás les pasa nada? ¿por qué las personas amables, frágiles o inocentes tiene que pasar por todo lo malo?

Yo sólo quiero ser feliz... no quiero más golpes, burlas ni nada de eso. ¿Por qué se nos prohíbe amar?

Sacudí la cabeza, era inútil pensar todo eso si nada cambiaría. Me levanté, la temperatura había comenzado a bajar, tanto que me hacía tiritar.

Faltaban unos quince minutos para las doce, mi madre todavía no estaba en casa y mi padre tampoco.
Me acosté en mi cama con la computadora sobre el regazo y me comencé a ver vídeos, todavía no tenía sueño, aunque no me di cuenta y se habían hecho las dos de la madrugada. Lo raro fue que todavía mis padres no habían llegado, pero no le dí mucha importancia y me fui a dormir.

Narra Hayate.

Luego de que Hinata se fuere, empecé a ordenar un poco la casa y me volví a sentar en el sillón, miré unas series hasta que se hizo de noche.

Ese chico era un dolor de cabeza. ¿Por qué digo esto si lo ayudé?
Es simple. Como le había dicho aquella vez, solo me molestaría a mi. La policía y la ambulancia hubiesen aparecido, y adivinen quién era el único que estaba ahí.

Aunque no mentí cuando dije que lo quería ayudar, no me gusta ver a personas odiarse o lastimarse. Antes creía que estaba bien, pues mi madre me decía que aquellas personas lo hacían porque eran ángeles, ángeles que solo querían irse a casa. Que ingenuo era al creérmelo.

Hinata me agrada, no lo negaré. Pero no lo entiendo, es decir, yo jamás me intentaría suicidar si me golpearan o si mis padres no me dan atención. Tal vez pienso así porque soy mayor que Hinata, o tal vez porque a su edad yo no tenía ese tipo de problemas ni era tan delicado como él.

Me gustaría enseñarle que la vida es mas que tristezas y problemas, que hay cosas mejores mas que solo golpes e insultos, enseñarle, a jamás bajar los brazos y seguir siempre con la cabeza en alto.

Sé que el se siente muy solo, quién no lo haría. No tiene amigos, ni familiares que lo apoyen. Siempre anda por ahí sin compañía alguna. ¿Cómo no sentirse así?

El problema es que no sé como tratar con él, es que es muy tímido y se asusta fácilmente. Además yo no soy el típico chico sociable, más bien, mientras nadie me hable mejor.

Mi celular comenzó a sonar, era mi madre, solté un suspiro y contesté.

—¿Si?

¡Mi amor! al fin contestas. Te he estado llamando hace rato. ¿Estás bien? ¿te has echo daño? ¡Hayate contesta!

—No exageres, estoy bien. Sólo no lo habré escuchado cuando sonó.—Solté un suspiro con frustración. A veces podía ser muy pesada. Era la segunda vez que llamaba en el día.

Lo siento, es solo que me preocupas cielo.

—Está bien. Yendo al grano, ¿qué querías decirme?

Cierto. Con tu hermana estaremos volviendo mañana mismo.

—¿No volvían en unos días?

Sí, pero surgieron cosas y volvemos antes.

—Oh. Entonces es así. Avísame antes, así las voy a buscar.

Está bien. ¡Que emoción! te extraño mucho hijo.

—También yo, aunque solo fueron unas semanas.—Solté una pequeña risa.—Debo colgar es tarde.

Está bien amor. Que descanses.

—Adiós.

No me había percatado cuando se hicieron las once. Me levanté del sofá y me fui a la cama. Tal vez mañana intentaría mejorar mis lazos con Hinata y mostrarle que en la vida hay más cosas que tristeza y soledad.

Stop Bullying - (Gay) //FINALIZADA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora