Capítulo 40: "Confesión"

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Narra Nobu

Cuando eres una persona que alguna vez perdió algo muy preciado, lo piensas dos veces antes de involucrarte con algo de nuevo. Porque no puedes evitar pensar en que aquello nuevo en tu vida, lo volverás a perder. Es el miedo, quien lo impide, los recuerdos dolorosos que acuchillan tu pecho, el dolor ramificándose hasta el alma, cortándote la respiración.

Todos sabemos que soy un cobarde. Que me había rendido a la felicidad en cuanto mi madre se suicidó. Es dramático, y cliché. Porque cuándo no se habrá escuchado la muerte de un familiar, o un amigo, mascota o lo que sea. "Pobrecillo" dicen. 

Pero ahora solo deténganse un momento, miren y piensen en su figura materna. Aquella que con tanta calidez los ha cuidado, amado y enseñado. Obviamente que estarían tristes si desapareciera pero, imaginen que por dentro está sufriendo, tras esa risa escondiendo un inconsolable llanto, tras las arrugas de sus ojos cuando sonríe las lágrimas de palabras jamas dichas. Cada noche oculta en algún lugar donde nadie la vea, para soltar todo que lleva dentro, en silencio, sin que nadie la oiga, sin que nadie le abrace y le diga que todo estará bien. 

Pero ustedes sí la ven, sí la oyen, sí saben por todo aquello que está atravesando pero, tras un cristal. Viendo como se marchita poco a poco, hasta desvanecerse. 

La impotencia de no haber podido hacer nada. 

Y sí, soy un cobarde. Porque no he podido afrontar su muerte. A veces sintiendo algo de culpa. O tras veces no. 

Entendiendo que no hay otra cosa que esa que me dañe en la vida, solo lo ignoro, y me sumo en dañarme más aún.

Cuando Akira llegó a mi vida fue un intruso más, como todos aquellos profesores que me obligaban a visitar al consejero escolar o hablaban con mi padre para que me llevara a un asistente psicológico. 

Por supuesto que no le presté demasiada atención al nerd de la clase, porque era solo eso. Al principio noté que era algo diferente, era su carisma que a pesar de ser el cerebrito le caía bien a todo el mundo, y su actitud tan firme te motivaba a seguirlo, a respaldarte en él, a confiar. 

No se en que momento empezó a ser algo más importante para mi, tal vez cuando mis días dejaron de ser iguales en cuando fue  obligado a encargarse de mi, de que asistiera a la escuela, hiciera mis tareas, estudiara para los exámenes. 

Todas las mañanas a las seis y media en punto él estaba parado frente a mi, en mi habitación. Levantándome, mandándome a desayunar y a cambiarme, acompañándome a la escuela ida y vuelta, revisando mis tareas no hechas, explicándome algún tema que no entendiese. 

Recuerdo que se suponía que sería solo hasta los exámenes, pero luego de eso él continuó haciéndolo los siguientes dos años. Para entonces yo ya no lo trataba frío y distante como al principio, se había vuelto un amigo al cual si bien yo no le contaba nada de las cosas que sucedían en mi cabeza, sabía que el estaría ahí. 

Bien, eso creí. Estaba equivocado.

Jamás creí que alguien como Akira fuera gay, tiene un poco de sentido ahora, pero el que esté enamorado de mi lo hace aún más raro aún. Pero siempre fue así, después de todos estos años, el siempre fue igual conmigo y teniendo los mismo sentimientos. Estoy seguro de que fue difícil para él. Y yo sin saber nada. De nuevo.

Lo que siento por él... no es un simple enamoramiento y no estoy seguro de poder definir la palabra amor. Porque para mi es una palabra vacía. Casi, vacía. 

Si tuviera que decir que es el amor, sería todo lo que hizo Akira por mi. Es el único amor que me fue brindado luego de que pasara lo de mi madre. 

Stop Bullying - (Gay) //FINALIZADA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora