Erase una vez...

37 2 0
                                    

En un lugar nada lejano, -a menos de cinco metros de tu casa-:

Si las princesas besan a un sapo,

el sapo sigue siendo sapo.

Si alguien las envenena,

en vez de un caballero,

las únicas personas que acuden

suelen ser los forenses para analizar su cuerpo

y añadir un caso mal cerrado más a sus archivadores.

Si se les pierde un zapato,

es probable que el príncipe en vez de con la criada,

se quede con la princesa.

Si alguna queda durmiendo durante cien años,

que nadie se preocupe porque ya está muerta.

Si una princesa encuentra a una bestia cerca,

no os preocupéis,

que llamará a los policías para que lo lleven al zoo.

Que los besos no son mágicos,

que ni despiertan ni transforman,

y que los príncipes también se visten de rojo.

Que el mundo no está lleno de ciudadanos felices,

príncipes desesperados y princesas hermosas.

Que la sangre sigue siendo la misma aunque no tengas comida

como si vives en una torre alta del castillo.

Y que yo prefiero vivir una noche de cien años dormida,

que un día en el castillo con un extraterrestre de sangre azul

que dice que es el príncipe,

en un cuento inventado, fingido y falso.

Rozando lo AbsurdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora