Conquistador de corazones

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Lo sé.

Sé que si el sol midiera un par de metros menos,

le retarías a una batalla para poder apagarlo,

para así conseguir que yo brillara más que aquella estrella.

Pero cariño; el sol quema,

así que no te acerques mucho a mi.


De todos modos,

también lo sé;

Sé que tienes infinitas estrellas en el firmamento,

pero que no me regalarás más de mil,

porque no soy la única a la que tienes que regalarle,

para conquistar su corazón.

Que a mi ese músculo me sirve sólo para palpitar,

pero que después de todo

está llena de tiritas que no se pegan bien

por alguna razón que no comprendo,

por alguna razón que tú me tendrás que explicar.

Pero al oído;

susurrando;

mientras acaricias con tus labios el lóbulo de la oreja y el cuello.

Tal y como le haces a las otras.


Que sé que es un teatro,

pero al fin y al cabo no terminaré tan mal.

Porque sé lo que vendrá después;

sé que andas con otras a escondidas de mi,

que estás en números rojos por tantas rosas rojas para diferentes chicas,

que tal vez les explicas la situación y tal vez no

al oído,

susurrando,

mientras acaricias con tus labios el lóbulo de la oreja y el cuello.

Tal y como me lo haces a mi.


Pero no me pasará nada.

Al fin y al cabo llorar es sano,

y si las heridas no son tan profundas,

con la ayuda de las tiritas no tengo ningún problema.


Al fin y al cabo estoy enamorada.

Nada más.

Y eso no duele nada.

No duele nada.

Nada.

Rozando lo AbsurdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora