Una envidiosa importante

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Y fingir que todo nos va bien,

cuando estamos jodidos por dentro,

frustrados,

hartos,

cansados,

sin fuerzas para gritar

y decir

que tú me metiste aquí,

y que si no me vas a ayudar,

que al menos me dejes sola en el agujero,

que no metas a más

en tus problemas infinitas

cada vez que te amargas con tu vida,

que yo no tengo la culpa;

envidiosa.

Eso es lo que eres.

Lo querías oír?

No me importa,

tus oídos

no son más importantes que mi vida.

Te gritaría, sabes?

Respondería a cada frase

en el que me dices

que soy una pésima persona.

Y lo diría más alto que tu,

en un intento fracasado

de quitarte importancia.

Y luego no temblaría.

No temblaría de miedo

al hacerlo.

Empezarías a llorar,

y yo te diría que la que tenía que llorar era yo,

lo sé,

lo tengo todo planeado,

por si algún día

inventan algo

para volver al pasado

y cambiar esos momentos

en el que me tragué

hasta la última lágrima,

hasta la última palabra,

mientras la garganta

me protestaba

por los arañazos

de tus frases envenenadas.

Tú eres insoportable,

y yo soy tímida cuando quiero,

asi que no te lo diré,

aunque haga un guión completo,

llena de fantasía,

protagonizada por

una tú derrotada

y una yo vencedora y grande.

Y dime,

te sentiste humillada alguna vez?

Sé que mentirás si dices que no.

Te has sentido humillada,

pequeña,

sin importancia,

ignorada,

sin valor,

una pieza de un puzzle que no existe.

Y yo lo sé.

Porque también sé que una persona

sino no puede odiar tanto,

envidiar tanto,

a una persona

que absorbe todo el odio dentro,

aguantarlo,

aguantarlo,

y seguir aguantando

hasta llegar a casa,

y vaciarse,

poquito a poco,

sin llegar a explotar,

envidiosa.

Rozando lo AbsurdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora