Con gafas sucias no veo el futuro,
sin gafas no veo la vida.
Alguien me dijo que era mejor no verla,
y me consolé repitiendo sus palabras.
Pero hay tanto verde,
tanto azul,
tanta alegría dispersada y borrosa,
que no quiero perderla.
No quiero abrir los ojos,
porque lo quiero ver y no puedo,
pero tampoco quiero cerrar los ojos;
no soy capaz de apartar la vista
de este lienzo lleno de manchas de acuarela.
Alguien me enseñará a ver,
si es que alguien puede abrir los ojos,
porque también me contaron
que ahora todos somos ciegos,
pero que nos cegamos a nosotros mismos,
que apretamos las pestañas,
para que nunca abramos los ojos.
Que todo es horrible,
dicen.
Que no hay desgracia que no se vea,
dicen.
Y aún así veo tanta belleza abstracta...
que me prohíbo llorar para que no me moleste en mi pupila,
aunque me llene de tristeza el hecho de que no pueda ver
una linea recta,
porque una mancha de color carne me contó que
los caminos suelen ser rectos,
que las cosas tienen un principio y un final,
pero supongo que yo veré un solo objeto,
pues no encuentro ni principio ni final.
Algún día encontraré un trapo con el que limpiar mis gafas
y empezaré a quejarme de que veo demasiado.
Probablemente.
Puede ser.
Pero vivo feliz así,
sin ver ninguna desgracia que me explican,
sin distinguir los horrores que me describen,
aquellos que intentan envenenarme con palabras,
y que al no tener dibujos, su libro arde en la chimenea.
Y entonces sí,
se doblarán de tal forma de que
no serán una linea recta.
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Rozando lo Absurdo
PoesíaPoesía amigos, Poesía. Letras creando palabras, palabras intentando expresar sentimientos. Bienvenidos a esta aventura sin rumbo, donde el guía está loco, y el visitante... bueno, usted lo sabrá.