Un infierno problemático

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Al final las mejores ilusiones
nos destruyen de la peor manera,
son los que nos enseñan la tierra de muy arriba,
allá,
de entre las nubes de algodón,
para después soltarnos,
y pensar
por un segundo,
en que no escogimos lo correcto,
antes de estrellar contra el duro suelo de hormigón.

Yo también soñaba,
soñaba con cosas imposibles,
y creía en ellos,
creía en que algún día serían posibles.
Porque dicen que los sueños se hacen realidad,
pero se equivocaron.
Los sueños no se convierten en verdad,
lo hacen las pesadillas;
las pesadillas más horribles que hayas tenido.
Ellos tienen la capacidad
de darle la vuelta al mundo,
y dejarlo todo al revés,
desordenado,
sin que yo pueda hacer nada.Por eso dejé de soñar,
de pensar en infiernos,
de viajar por la imaginación y la fantasía;
Por eso dejé de querer,
querer cumplir imposibles que nunca se cumplirán.Pero la realidad
tenía algo preparado para mi,
un regalo envuelto en papel de colores
y un lazo rojo,
y cuando lo abrí
caí en la trampa,
caí en el agujero,
porque en ello consistía el regalo,
en enseñarme que no me puedo fiar
de las cosas imposibles,
tampoco de las cosas reales,
y dejé de fiarme de las cosas imposibles,
y dejé de vivir entre momentos reales,
y me encerré en mi habitación,
donde todo es distinto,
donde tú eliges lo que vale la pena y lo que no,
donde no hay regalos falsos,
ni golpes en el alma,
y me encontré con otro problema,
se me olvidó despedir a los monstruos,
y seguían viviendo debajo de mi cama,
en el armario,
y no quería abrirles la puerta para que salieran,
no quería que el hielo que trae el viento me recordara
que escondiéndose no solucionas problemas,
y que tienes que vivir la realidad y los sueños
para ser una persona que hace frente a los golpes.

Rozando lo AbsurdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora