3.

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Jade.

La jornada escolar acabo al fin. Tenia muchas ganas de llegar a casa y descansar. Había sido un día duro, demasiado agotador. Matt y yo debíamos esperar a uno de los guardaespaldas de mamá, ya que no quería que volviéramos solos a casa. Pensaba que eramos aun unos bebes que necesitaban ir protegidos a todos lados. Detestaba eso.

Gerard llegó unos minutos tarde, nosotros nos subimos al coche y nos fuimos. La gente solía quedarse mirándonos, a mi me parecía como si nos estuvieran raptando. El todoterreno negro de los guardias no era del todo tranquilizante. Yo si lo veía por la calle simplemente huiría. La casa estaba en silencio, mamá estaba grabando una película nueva. Matt soltó su mochila en el suelo y se quito los zapatos, dejándolos en algún lugar. Era tan desordenado.

-¿Vienes esta tarde al entrenamiento?-me pregunto mientras entraba a la cocina y sacaba la comida para calentarla.

Para cocinar si eramos mayores, pero para venir desde el instituto a casa solos, no. No hay quien entienda a mamá.

-No, Aubrey vendrá con los niños y tengo que ayudarla.-dije.

-Está bien.-dijo encogiéndose de hombros.

Sacó un refresco y comenzó a beberselo despreocupadamente. Me aburría y además tenía la cabeza llena de cosas absurdas. ¿Quién me mandara a enamorarme?

-Si piensas es peor.-se rió Matt.

-No lo creo.-dije yo. También me quite los zapatos y los deje a un lado, más tarde los subiría.

-Luego te quejas de mi.-se burló.

-Me gusta estar descalza. ¿Algún problema, Matthew Drew?-me mofe.

-Lo odio, creo que mamá estaba borracha al ponerme el nombre.-dijo haciendo una mueca.

-No lo dudaría.-me reí.

Recuerdo las miles de historias que nos cuenta mamá siempre que nos quedamos solos con ella. Una de ellas fue cuando se casaron. Ella nos contó que ambos estaban borrachos, en Las Vegas y que a la mañana siguiente todo era confuso. El tío Louis aún guarda un vídeo de mamá tirando el móvil por la ventana.

-Esto ya esta.-dijo cogiendo dos platos y poniendo comida en ambos.

Matt siempre se encarga de calentar la comida, yo acabo quemándola y al final acabamos pidiendo pizza. Después de comer subimos a nuestras habitaciones, Matt se puso a jugar con su inseparable máquina y yo me puse un cd de música y me puse a hacer mis tareas. Era tan fácil, aunque sé que cuando parece fácil al final siempre la tengo mal. Es ley de vida. Al final acabe componiendo algo, tenía miles de letras en mi cabeza y salían fácilmente. Un día, papá y yo compusimos una canción, era muy bonita, y acabamos cantándola junto a los chicos en un concierto que hicieron en Londrés. Mamá siempre llora al oírla, y aunque no fuera single ni saliera en ningún disco de One Direction, fue muy hablada por todo el mundo.

-¡NOOOOOOO!-grito de pronto Matt y se escucho un golpe.

Yo me quite los auriculares y deje la guitarra sobre la cama. Algo me decía que había perdido en el juego, pero no hacia mal en ir y preocuparme.

-¿Por qué eres tonto?-pregunte desde la puerta, el mando estaba en el suelo hecho añicos.

-Puto superdester07. Me las pagará.-dijo con el auricular en su oreja. No pude evitar reírme.

-Eres tonto.-afirme. Él se levanto y saco otro mando de su estantería.

-Voy a ganarle.-dijo acostado en su cama.

Papá le había conseguido una televisión enorme para que jugara a la Play esa y siempre estaban comprando mandos nuevos porque Matt los rompía. No podía quejarme, mi hobby era la música y tenía muchas guitarras buenas.

Littles Horan (n.h.) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora