Littles Horan (n.h.) TERMINADA

32.

                 Jade.

Pensé que estas vacaciones serían aburridas y muy tormentosas. Resultaron ser todo lo contrario. No sé en que momento decidí que Connor y yo pasásemos tanto tiempo juntos. Nunca imaginé que él podría hacerme sentir tan bien cuando me sentía como un gran fracaso y la presión se había acentuado sobre mí de una manera en la que me era difícil pensar con claridad. Él se había esforzado por llegar a mí de una manera diferente, había sido un caballero todo el tiempo y se había centrado totalmente en mí, como si yo fuese el centro de su universo. Pasamos todos las horas del día juntos menos cuando nos íbamos a dormir, bien entrada la madrugada. Recorrimos la isla, buceamos, montamos en kayak, aprendimos a pescar, nadamos juntos, fuimos a fiestas que hacían los lugareños y acabábamos el día caminando por la playa, cogidos de la mano como una pareja. Pude relajarme completamente tras varios meses extraños para mí. Parecía que el mundo ajetreado de Los Ángeles se había apagado y el confort de la isla había conseguido devolver a la Jade risueña y agradable que he sido siempre. Sin saberlo, había dejado que la presión que me rodeaba acabase conmigo y me convirtiera en un ser que no soy. No he sido amable con Connor ni he medido mis palabras con él, llegando a hacerle mucho daño, y he juzgado mal a alguien como Adriana, con la que mi amistad había estado haciéndose más fuerte en esta semana gracias a Connor, Matt y a ella, que había puesto las cosas fáciles para mí dejando las cosas malas en el pasado y no guardaba ningún rencor. Las conversaciones que había mantenido de noche con Connor me habían hecho abrir los ojos y me sentía bien conmigo misma. Él se había esforzado en hacerme ver que todo estaba olvidado para él y que quería empezar desde cero conmigo. Me había pedido tantas veces que no volviera a echarle de mi vida de esa manera que comenzaba a sentirme conmovida por él, parecía que temía de verdad que eso pasase. En cambio, yo conseguí ordenar tantas cosas en mi cabeza que me sorprendí a mi misma. Por primera vez me sentía despierta, sentía que había vivido en una mentira todo este tiempo inventada por mi misma. No negaré que alguna vez quise a James, pero a lo mejor no le quise de la manera que yo creía que lo hacía. Ahora me parecía que había salido con él para buscar algo que me hiciera olvidar de verdad a Connor, y me cegué en ese afán de superación. Al final, por mucho que quise negarlo y afirmar que mi destino era seguir sin Connor, estoy tan enamorada de él que ni el tiempo ni las decepciones han conseguido que deje de amarle como siempre le amé. Porque por mucho que sufrí viendo a Connor con más chicas que no eran yo y sentí que el corazón se me rompía cada vez más, solo puedo recordar los mejores momentos a su lado. Recuerdo todas las sonrisas, las bromas, las lágrimas y los momentos que he pasado con Connor desde que tengo memoria. Creo que a pesar de todo lo que hemos pasado, sería capaz de dejar a un lado nuestras diferencias e intentar que esta vez sí funcione.

-Buenas tardes.-dijo Adriana entrando a la habitación. Me había quedado leyendo mientras ella y Matt se iban a quien sabe donde.

-Hola, ¿qué tal hoy?-pregunté mirándole y dejando el libro a un lado.

-Genial. Matt me ha sorprendido mucho hoy. No creí que fuera tan valiente, no lo parece.-se burló.

-No lo es, créeme.-reí.

-Connor me ha dicho que te diga que no puedes olvidarte que esta noche tenéis que ir a la playa. También ha dicho que te pongas el bañador.-dijo ella secando su cabello mojado con una toalla.

-Si, gracias. Él quiere bañarse de noche, ya que es lo único que nos falta por hacer.

-Aprovechad el día, mañana nos vamos.-dijo haciendo una mueca.

-No me lo recuerdes.-hice un puchero.

No quería volver a casa ni a clases. No quiero que vuelva a empezar de nuevo todo el estrés que siento cuando voy a clases. Volver a empezar la rutina, estudiar, hacer tareas y tener que pasar las tardes encerrada. No es agradable y no quiero volver a la rutina de mi vida. Prefiero quedarme aquí por el resto de mis días.