12.

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               Jade.

-Tu hermano últimamente está muy extraño.-dijo James viendo como Matt salía del comedor escolar sin venir a vernos. Llevaba ya varios días escabulléndose y me tenía algo preocupada.

-Irá a estudiar, seguramente esté estresado con los exámenes.-me encogí de hombros, restándole importancia.

-Espero que no este enfadado con nosotros, a lo mejor le molesta que estemos siempre juntos.-dijo mientras seguía mirando la puerta por la que Matt había salido.

-Deja de preocuparte por él, conozco a Matt y a veces se parece mucho a mamá. Si le molestase algo ya nos lo hubiera dicho algo.

-Bien, si tu lo dices te creeré, pero no dejo de estar preocupado.-dijo mirándome de nuevo.

Era la hora del recreo y como siempre solíamos hacer, James y yo nos sentamos juntos en espera de Matt, quien por cuarta vez nos dejaba tirados. Él me dijo que se iba a estudiar a la biblioteca ya que a esa hora había poca gente, pero mi instinto de melliza me dice que algo pasa con ese que se hace llamar mi hermano. Matt solía ser tan raro a veces.

-Sabes, no quería decirlo pero algo también pasa con Connor. Me han dicho que ha dejado el equipo de fútbol. Nadie se ha tomado bien que el capitán los abandone en mitad de temporada.-dijo él haciendo una mueca. Al oír ese nombre me puse nerviosa, no lo voy a negar, algo dentro de mí aún no me permite olvidarme de él aunque últimamente no pienso tanto como antes.

-Bueno, no me importa.-dije bebiendo de mi zumo.

Él se quedó en silencio mientras comíamos. Aunque no era incomodo, con James nunca me sentía así. Era extraño, cuando estábamos juntos me olvidaba de todo lo demás y podía reír tranquilamente, como si el tiempo no pasara.

-Soy un monstruo feo.-dijo de repente.

Yo lo mire y no pude evitar soltar una carcajada, que creo que se escucho en toda la cafetería. El idiota de James tenía dos papas como colmillos y se había manchado la nariz con salsa. No sé si eran más ridícula sus pintas o el simple hecho de que se ponía visco.

-¿Eres tonto o te caíste de la cuna de bebé?-dije riendo como si no hubiera un mañana.

-Admite que soy hermoso así.-dijo sonriendo.

-¿Alguna vez te han dicho lo creído que eres?-él negó como un niño pequeño, haciendo que se cayeran las papas de su boca.- Eres demasiado engreído, ¿no?

-Me dueles.-fingió que le dolía, de hecho actuaba fatal.

-Me da igual.-me burle.

-No sé porque me sigue impresionando tu capacidad de hacerme daño. La sinceridad duele.-bromeo, comiendo de nuevo.

-¡Oh, por dios! ¡James! No te comas eso ahora.-dije poniendo cara de asco.

-Qué escrupulosa salió la señorita Horan.-dijo poniendo los ojos en blanco.

-Oye, yo no soy escrupulosa.-dije "molesta".

-Para nada, solo has nacido entre mimos y dinero. Seguro que nunca te has comido una buena hamburguesa como es debido.-dijo cruzándose de brazos.

-Yo si he comido hamburguesas en mi vida.-dije frunciendo el ceño.

-No me refiero a eso.-se rio.- Apuesto lo que sea que has utilizado cubiertos para comerte las hamburguesas.-

Nos quedamos mirando fijamente, como si estuviéramos desafiándonos haber quien cedía primero.

-De acuerdo, puede que sí. Pero es que siempre acabo manchándome y prefiero ir a lo seguro.-dije encogiéndome de hombros.

Littles Horan (n.h.) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora