CAPÍTULO 20

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JESÚS

Cuatro días. Cuatro días para la pelea.

Sinceramente estaba nervioso. Nervioso hasta el punto de pensar en tomarme una tila.

Antes nada me importaba, solo estaba yo, yo y solamente yo. Pero ahora todo ha cambiado, la tengo a ella y no puedo irme de este mundo por una miserable pelea cuando aún me quedan veinte mil cosas por pasar. Cuando aún me quedan dos cuentas mil cosas que vivir junto a mi chica.

Como hacerle el amor, viajar a diferentes países, conocer a nuestras familias, ir a conciertos juntos, tener hijos.

Espera , espera. Yo he dicho eso? Yo he dicho que quiero tener hijos?

Amo a mi chica y estoy seguro que amaría a todo aquel ser que fuese parte del amor que existe entre nosotros dos.

No puedo negar que nunca me había imaginado como padre. Como una figura paterna para poder enseñar, educar y amar a alguien que yo mismo he ayudado a crear.

Pero por primera vez me veo capaz. Veo que Jesús Oviedo puede hacerlo.

Siempre y cuando mi muñeca esté conmigo.

Mi cabeza daba vuelta a las miles de cosas que me gustaría hacer con mi chica mientras ella descansaba en mi pecho bajo el sol reluciente y la piscina a nuestro alrededor.

Suspiré y ella subió la cabeza para mirar mis ojos que se encontraron con sus preciosas luces marrones que me permitían perderme entre ellos todos los días.

M: que pasa mi amor?

Mi amor. Me encantaba oírlo, pero si antes de ella otra chica me lo hubiera dicho, me hubiera reído en su cara.

En su cara por pensar que yo era su amor cuando me juré a mi mismo no ser el amor de nadie. Por qué ni yo mismo me veía capaz de poder dar ese sentimiento.

Le sonreí dulcemente, de esa forma que solo me sale con ella.

Y: estoy bien muñeca, solo estaba pensando

M: pensando en qué?

Puse uno de los mechones rebeldes de su pelo tras su oreja. Uno de sus hermosos mechones rubios.

Y: en nosotros

M: nosotros?

En verdad parecía confusa. No sabía a qué venía ahora que yo pensase en eso.

Y: en todo lo que nos queda por vivir y que te juro que haremos

M: como que?

Y: viajar, disfrutar , amarte, pero sobre todo... Hacerte mía.

Me fui acercando a ella hasta que sus labios prácticamente estaban encima de los míos.

Su aliento chocaba contra mi labio inferior y eso solo provocaba que me entrasen más ganas de morderlo y besarlo día si y día también.

M: te amo

Fui incapaz de contestarle solo acabé con la distancia entre nosotros y la besé. Sus labios contra los míos mandando miles de emociones a mi estómago.

Unas corrientes eléctricas estaban en nuestros labios.

Los movíamos al compás. Lento, suave, dulce, pero sobre todo con amor.

Su cabeza estaba tirada a la derecha y la mía a la izquierda y así las girábamos para complementarnos a la perfección.

Mi lengua se abrió paso entre sus labios que me acogieron con amor.

POLOS OPUESTOS-Jesús Oviedo {ACABADA} EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora