CAPÍTULO 30

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JESÚS

Alguien sabe lo difícil que es esto para mi?

Juro que ayer cuando se tiró a mis brazos y dijo todas esas tonterías por la boca solamente fui capaz de abrazarla y reconfortarla.

No se merece nada de lo que le esta pasando.

Si tan solo ella me dejara estar a su lado como Jesús y no como Pedro todo seria mucho mejor.

La besaría cada vez que de su boca saliera una idiotez sobre insultarse a ella misma o esa forma de herirse que rompe mi corazón.

La abrazaría cada vez que se sintiera débil para reconfortarla y hacerla sentir fuerte.

Le diría día a día lo bonita que se ve ante mis ojos y la maravillosa mujer que es.

Pero eso no será posible por un gran tiempo hasta que sepa que mi plan ha funcionado a la perfección. No daré un paso inestable cuando lo ultimo que quiero es fastidiarlo todo.

Tras abrocharme mi camisa azul después de una larga ducha ya me encamino a casa de María donde como todos los días pasamos tiempo juntos.

No importa lo que hagamos. Solo tenemos que estar juntos y para mi eso ya es más que suficiente para ser feliz.

Me dirijo a mi moto y viajo hasta su casa. Aumentando el ritmo lo máximo posible para así poder chocar contra el aire en mi rostro.

Amo la sensación de libertad. Siempre he sido un chico al que nunca le han atado a nadie y nunca me ha importado la opinión de los demás.

Pero ahora todo es distinto, ahora estoy atado a alguien. A María. Y no hay nada que me haga más feliz que eso. Saber que ella es mía y yo soy suyo.

Aparco frente a su casa y pico a al puerta. Enseguida su madre con una sonrisa aparece frente a mí y sin dudarlo se la devuelvo. Está haciendo muchas cosas por mi y se lo agradeceré infinitamente.

J: hola cielo, pasa María está en su habitación

Señala hacia dentro con un gesto que me da a entender que soy bien recibido.

Y: gracias señora

No sé cómo tratarla del todo y cómo dirigirme a ella a la hora de hablar. Es ago entre cómodo e incómodo. Es difícil de explicar.

J: nada de señora que me haces sentir mayor

Una risa parecida a la da María pero más mayor salió de su garganta. Me recordaba tanto a ella. Eran dos mujeres atractivas y puedo asegurar que de joven era igual que mi chica y tendría loco a todos los chicos.

J: mi marido no está pero sabes que antes de las ocho tienes que haberte ido.

Y como siempre yo huyendo. Si el señor me encontraba en su casa me mataba con sus propias manos y las cosas empeorarían mucho y nada saldría bien.

Y: claro Júlia. Nos vemos después voy a ver a María

Subí las escaleras y a abrir la puerta me quedé de piedra. Ella estaba con la cámara entre sus manos. Podía verla perfectamente pasar la yema de sus dedos por todo el artilugio con una delicadeza típica de ella.

Pero me parecía increíble. Ella está volviendo a ser la de antes. La chica que amo. La chica dulce y fuerte que tiene conquistado a mi corazón.

Las cosas poco a poco estaban volviendo a la normalidad y no podía sentirme más orgulloso de ello. Yo la ayudaría todo lo que quisiera y todo lo que me dejara.

Su ceño estaba fruncido. En modo de concentración y su vista estaba fija en el aparato como si pudiera verlo.

Y así se veía preciosa. Muy bonita y natural, tal y como era ella.

POLOS OPUESTOS-Jesús Oviedo {ACABADA} EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora