Ellos no tienen nada en común.
Jesús es el típico hombre chulo que se acuesta con cada una de las mujeres atractivas que pasan frente a él, peleas clandestinas todos los días y tatuajes por todo su cuerpo.
Su vocabulario no es adecuado y él lo sabe...
Estoy tumbada sobre mi cama escuchando música y disfrutando de la presencia de Jesús.
J: nena yo siempre que estoy a tu alrededor tengo calor
Me río tras su idiota broma.
Y: en serio? Pues vaya que tienes que estar caliente
Le sigo la broma para ver a dónde nos lleva esto.
J: y tú vas a comprobarlo
Noto su peso sobre mí y como deja un beso en mi cuello y mis pensamientos se apagan. Solo puedo concentrarme en sus besos, esos que van desde el cuello hasta el principio de mis pechos.
J: una vez más voy a demostrarte que eres mía
Sé que hay gente que odia que le digan que es suya, le hacen sentir como un objeto. Pero a mí no, adoro que Jesús diga que soy suya de la misma forma que él es mío.
Baja su mano por mi estómago mientras sigue dejando besos en mi cuello y estoy segura de que dejará marca.
Su mano sigue descendiendo hasta perderse en el interior de mi culot.
Me arqueo tras su tacto sin poder evitarlo.
J: dilo muñeca
No sé qué decir, no sé qué pensar cuando se mano está centrada en mi.
Sus dedos siguen torturándome.
J: di que eres mía
Un gemido sale del fondo de mi garganta y resuena entre las paredes de mi habitación.
Menos mal que estamos solos, mis padres se fueron al teatro, a disfrutar de algo que nunca podré disfrutar yo.
Y: yo...yo..
Introduce otro dedo y mi mente se queda en blanco.
Su traviesa lengua juega con la carne sensible de mi cuello.
J: que nena? Tú que?
Y: soy tuya
Justo en ese momento llego al orgasmo. Y tras este vienen muchos más al largo de la noche.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jesús está sentado apoyado en un árbol mientras yo estoy entre sus piernas apoyada en su pecho.
Hace una hora decidimos ir a dar una vuelta, aunque no es algo que me apasione. Odio que alguien tenga que estar sobre mi. Y me niego a salir con el palo de ayuda, por lo tanto siempre tengo que tener un par de ojos sobre mí por seguridad.
