39- El Inicio del Descubrimiento

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Maratón 1/3:

***



Mientras permanezco sentado en la cama en la que hace unos momentos me encontraba rendido en una plena inconsciencia, August, Raspberry y Miguel me observan curiosamente de arriba a abajo... bueno, el pecoso idiota más que todos. Parece fascinado por las cosas extrañas en mi espalda y no deja de hacer comentarios sobre ellas.

Y empieza a fastidiarme.

-Madre mía, seguramente podrás alcanzar una velocidad impresionante en el aire.- sigue parloteando sin dejar de examinar las plumas grises a mis espaldas. Me encojo con algo de dolor cuando uno de sus dedos toca aquel sector emplumado, y él, al percatarse de ello, se sobresalta y se echa para atrás rápidamente.- Lo siento. Tus alas aún son muy sensibles al tacto ajeno. Deben acostumbrarse al ambiente de aquí primero.

No es lo único que debe acostumbrarse al cambio, pienso para mis adentros.

-Está bien, no te preocupes.- contesto desviando la mirada hacia las sábanas, rascando distraídamente mi brazo derecho con mi mano izquierda. Me siento bastante nervioso al notar la visión de todos puesta en mí constantemente.

-Te ves muy calmado.- dice Miguel luego de un incómodo silencio lleno de miradas variadas. Dirijo mis ojos hacia él, y logro ver claramente como una de sus cejas negras se levanta levemente, haciendo que su rostro muestre una clara mueca de desconcierto.

-Lo estoy.- contesto sinceramente. Es verdad que antes sentía alguna clase de extraña adrenalina fluyendo por mi cuerpo, pero después de que un mareo me tambaleara y que ellos me ayudaran a sentarme en la cama, el desenfreno desapareció poco a poco, dejándome en un estado de relajación bastante desconcertante.

-Sí, te ves bastante calmado.- afirma Miguel una vez más.- Ni siquiera has tartamudeado. Siempre lo hacías cuando yo estaba cerca.- sigue diciendo con voz neutra. Es entonces cuando me percato de que tiene razón, no he tartamudeado, y aquello se debe a que ya no siento miedo. Ni de él, ni de lo que sucede a mi alrededor, ni de lo desconocido. O al menos eso creo; eso es lo que prefiero pensar.

-Supongo.- vuelvo a contestar, un poco tímido. En verdad me molesta el hecho de que todos me miren intensamente. No estoy acostumbrado a eso.

-¿Te sientes bien, Rubius?- pregunta Raspberry preocupada, la cual se encuentra cruzada de brazos de pie delante de la cama al lado de Miguel.

Medito un momento su pregunta y luego mi respuesta. ¿Sentirme bien? La verdad es que no estoy seguro.

-Deberías estar alterado. Claro, a menos que tener alas en tu espalda de un día para el otro sea algo normal en tu cabezota.- bromea August sentado a mi lado, sin dejar de observar mi espalda.

-Eres un ángel, Rubén.- termina de decir Raspberry sin borrar su expresión de preocupación.

Asiento.

-Ya lo sabía.- Y solo eso basta para que todos se sorprendan. Suspiro y me decido a proseguir.- Mientras estaba inconsciente... tuve un sueño extraño en el que alguien me dijo que yo era un ángel. Fue muy real y... a pesar de eso pensé que realmente había sido solo un sueño. Pero cuando desperté y vi estas cosas extrañas en mi espalda... pues entendí que todo fue más real de lo que imaginaba.

-¿Recuerdas quién era ese "alguien" del sueño?- pregunta Miguel observándome con demasiada intensidad, lo cual me hace bajar el rostro instintivamente. Aún me sigue intimidando, pero no quiero que él se percate de ello. Vale, tal vez aún sigo teniéndole miedo.

-No lo recuerdo muy bien...- admito sintiendo un poco de dolor en mi cabeza. Nunca se me ha hecho fácil recordar un sueño después de haber despertado.- Sólo recuerdo que ella también era un ángel...

El Brillo de la Oscuridad (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora