4- Miedo inevitable

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Apenas logro percibir una leve sensación de ser sostenido mientras salgo poco a poco de la inconsciencia. Siento mi cuerpo más liviano de lo normal... como si un gran peso se me hubiese quitado de encima de un momento a otro. No separo mis párpados en ningún momento, ya que prefiero seguir descansando serenamente un rato más, prefiero aprovechar al máximo esta desconocida sensación de paz que me arrulla por completo.  

Al cabo de unos segundos en los cuales el resto de mis sentidos se dedican a despertar, me percato de que mi anatomía se mueve de un lado a otro lentamente, como si alguien me estuviera meciendo en sus brazos. ¿De quién son estas extremidades que me rodean de forma protectora? Se siente tan bien... como si hubiese vuelto a ser un bebé que necesita cuidados y atención cariñosa.

Finalmente decido abrir mis ojos con algo de pesadez para ver a la persona que me acaricia el cabello y que me acuna en sus brazos, y para mi sorpresa y desconcierto, veo el rostro de aquel ser de plumas negras que visitó mi departamento por la noche sin razón aparente. Me percato de que mueve su boca, dejando salir sonidos realmente agradables a la escucha. 

Está cantando. 



¿Le tienes miedo a la oscuridad?
¿Amas a la oscuridad?
¿Le tienes miedo al brillo oscuro?
¿Amas el brillo oscuro?
Deja que sus alas te envuelvan
Déjate llevar...
No tiene sentido ocultarse...
de la inminente oscuridad...


Su voz es tan bella y suave, profunda y grave. No entiendo muy bien la letra de la canción que emite con sus labios lentos, pero su tono de voz es tan bajo que me obliga a entrecerrar los párpados una vez más. De solo escucharlo, siento como si mi cuerpo se relajara. Una debilidad extraña, reconfortante de alguna forma.

No dejo de observar su rostro sereno en ningún momento, es tan diferente a aquella vez que lo vi en mi departamento... Ahora su piel parece haberse vuelto más suave a simple vista, sin ninguna arruga que demuestre su estado de ánimo. Tal vez sea por la cercanía con la que ahora puedo apreciar sus rasgos, pero estoy seguro de que él, al igual que yo, está inmerso en ese canto lento que pronuncia sin dejar de mecerme entre sus brazos. Puedo sentir su pecho subiendo y bajando contra mi cuerpo, pero no logro escuchar los latidos de su corazón, lo cual logra desconcertarme una vez más. ¿Estaré muerto? ¿Este ser es la muerte que vino a acabar lo que dejo pendiente la otra noche? La verdad es que no me importa... estoy bien así, la muerte no se siente tan desagradable como me lo imaginaba. De hecho, es sumamente tranquila.

De pronto, él pestañea deteniendo su tarareo, y luego voltea sus pupilas hacia las mías, clavando su oscura e intimidante mirada en la mía, débil. Parece un poco sorprendido por mi estado de conciencia, ya que noto cómo levemente abre sus ojos más de lo normal. Sin poder evitarlo bajo mi mirada hasta sus labios, y el mismo deseo inapropiado que me asaltó la última vez que lo tuve tan cerca vuelve a cegarme la mente. Observo cómo estos se curvan lentamente en una sonrisa de lado, y aunque no logro captar si ésta es sincera o si es de pura maldad, realmente no me importa.

-Agradece que está vivo, Cassandra. El chico es resistente, y eso te salvó de una buena paliza por mi parte.- habla él de repente, borrando un poco la curva de sus labios ahora en movimiento.

Su voz sigue igual de serena que hace unos segundos, pero con un claro tono de molestia adornando sus palabras. Dirijo lentamente mis ojos hacia donde mira el ser, y logro ver a la mujer que creí que había acabado con mi vida. Entonces despierto por completo gracias al miedo que comienzo a sentir, e intento removerme y escapar lo más rápido que pueda. Al parecer no estoy muerto.

-Shh, Shh, tranquilo, humano... ella no te hará daño.- explica él acariciando mi cabello, como si intentase calmarme de ese modo. Me quedo inmóvil ante su tacto, y me encojo contra su cuerpo. Siento tanto frío a su lado, pero es agradable, es una especie de frío que me hace permanecer tranquilo, o tal vez sedado.

El Brillo de la Oscuridad (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora