Cinta 5 - 4° parte

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Cal le pasa el brazo por la espalda y de un movimiento se sienta de nuevo en el suelo, liberando las piernas de Mark, sin soltarla.

Ellen se incorpora y de rodillas se enrosca en un abrazo con él.
Yo lo miro todo a sólo un palmo de distancia.

El miedo no ha desaparecido. Ella está a salvo pero yo sigo muerto de miedo.

Necesito comprobar una cosa y hasta que no pueda ver sus ojos, no lo sabré.

Se separa de él despacio y se gira hacia mí. Y entonces puedo verla.

Y toda la tensión de mi cuerpo y mi corazón desaparecen.

Ese pánico ha desaparecido. Ya no está. No es su mirada, no es la misma mirada que hace 20 minutos bromeaba con Katie. No es la misma mirada que me atravesó en el embarque en el aeropuerto. Pero no veo rendición en ella, y es todo lo que necesito.

Me sonríe débilmente, una sonrisa más para mí que para sí misma, pero me vale. En este instante me vale para devolvérsela.

- Estás bien para subir? - le pregunta Cal - si prefieres descansar un rato, no hay problema.

- No - tiende su mano hacia mí sin dejar de mirarme a los ojos, se la estrecho y añade - estoy bien. Puedo hacerlo. Subamos.

Si ella supiera lo que provoca en mí cuando me mira...si yo mismo supiera explicarlo....

Al perder el contacto visual con ella, vuelvo a ser consciente de todo lo demás y vuelvo a ver el estado de su camiseta. Me quito la mía y comienzo a introducirla por su cabeza.
Es en ese momento, cuando ella se percata de que su camiseta casi no existe y que a penas le cubre la piel.

Acepta la mía sin mirarme, lo cuál agradezco. Debo concentrarme en subir y ayudarla a subir. Y si me pierdo en sus ojos, no podré hacerlo.

Comenzamos la subida. Poco a poco, agarrados a raíces, ramas y rocas, vamos ganando terreno, no sin evitar resbalones. El camino hacia arriba se me está haciendo eterno. No se si es el cansancio. El calor. O que no fui consciente de cuánto terreno recorría mientras bajaba a buscarla.

Seguimos subiendo con mucha dificultad en algunos tramos, en los cuales debemos confiar nuestra vida a que esa raíz no se rompa dejando caer todo el peso de nuestro cuerpo en ella para poder alzarnos y continuar.

Sin pausa pero sin prisa, vamos uno a uno llegando arriba. Katie, Jenna y Niall nos esperan con agua y sin esconder sus caras de alivio cuando nos van viendo aparecer. Nos van mirando uno a uno como si nos estuvieran contando.

Niall me ayuda a terminar de subir y caigo rendido sobre el suelo, boca arriba y casi sin respiración. Me acerca a la boca algo metálico, abro los ojos y le veo sobre mí.

Me incorporo sobre mis codos y me enseña el inhalador con preocupación.

- Se te cayó al suelo. Creo que al tirarte - me dice algo aliviado - supuse que lo necesitarías.

- gracias, tío!! No me duele pero me vendrá bien - le doy un beso en la cara, agarro mi inhalador y aspiro la medicación.

Miro hacia Ellen sólo para asegurarme que las chicas la están atendiendo y me sorprendo al verla mirándome.
Se levanta lentamente y camina hacia mí.

Cómo puedo explicarle lo que ni yo mismo entiendo? Mientras la veo venir hacia mí, su pregunta revolotea en mi cabeza " por qué te importo tanto".

Me incorporo hasta quedar sentado mientras ella coloca sus rodillas entre mis piernas, quedando su cara a la altura de la mía al sentarse sobre sus tobillos.

Mi corazón se pelea conmigo por salir a abrazarla pero mi cuerpo espera paciente y atento a sus movimientos.
Levanta sus manos despacio y me agarra la cara obligándome a mirarla.

Sus ojos. Su mirada ha vuelto. Ha cambiado pero su esencia sigue permaneciendo. Ese poder de hacer que toda mi voluntad se doblegue ante lo que ella me quiera pedir o necesite de mí sigue intacto.

Cómo le explico eso? Cómo le explico que ha conseguido llegarme tan hondo sólo con su sonrisa y su forma de hablar. Con su manera de estar atenta a todos. Con esa forma tan especial y sencilla que tiene de darnos esperanza a todos, con un gesto tan simple como es el de grabar lo que ocurre.

Se acerca lentamente a mí y posa sus labios sobre los míos. Tengo los brazos desplomados a mis costados, sin poder moverlos, trasladando las pocas fuerzas que tengo a mi boca para poder devolverle el beso. Se separa y deja caer su frente sobre la mía.
Y es entonces cuando mis brazos cobran protagonismo y corren a abrazarla.

Ella se rinde al abrazo y me corresponde igualmente, con sus brazos sobre mis hombros permitiéndome esconder la cara entre su cuello y su pecho.

Permanecemos así durante un rato, sin decirnos nada. Sólo agradecido de poder tenerla otra vez entre mis brazos y de poder dejarme mecer entre los suyos.

- lo siento - me sorprendo diciendo - siento haberte perdido de vista.

- no digas eso - ella mengua su abrazo para poder mirarme y coloca sus manos a ambos lados de mi cuello.

- te lo prometí - digo rindiendome a las lágrimas - te prometí que no te perdería de vista. Tú cuidaste de mi y yo no he podido hacerlo - ahí estaba. Todo mi miedo y mi culpa saliendo a borbotones por mis ojos.

- y lo has cumplido - Ellen pasa sus pulgares por mis mejillas tratando de mantenerlas secas - bajaste a por mí en cuanto me caí. Te oía llamarme. Harry.... - siempre he pensado que mi nombre no tenía nada de especial hasta que se lo oí decir a ella - viniste a por mí.

Sus manos no dan abasto con mis lágrimas así que decide pararlas de otra forma y comienza a besarme los ojos.

Cómo le explico que no son mis ojos lo que besa, sino a mí, a lo más profundo de mi ser?

- Estás bien? De verdad estás bien? - le coloco una de mis manos en la cara y la otra sobre su corazón. Ella me entenderá. Sabe lo que le estoy preguntando.

- Necesitaré que me ayudes - admite liberando ahora su miedo - necesitaré unos días pero si tú estás bien, yo también.

- Aquí me tienes - le confieso - estaremos bien. Estaremos bien.

Vuelvo a hundirme en su cuello y a abrazarla con fuerza, como si la piel fuera un impedimento para poder estar juntos.

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