Cinta 8 - 4° parte

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Las lágrimas le caen mojándole el pelo a la altura de la sien.

- Abre los ojos.....Harry por favor!!! - le suplico al ver que no los mueve - no te rindas.....Harry!!!

Su gesto vuelve a contraerse por el dolor que siente en el pecho.

Le paso una mano por debajo de la cabeza hasta los hombros y le subo a mi regazo.

- aspira....aspira por favor!!! - le pido llorando - vamooss!!

Vuelvo a pulsar varias veces confiando que la medicación se abra paso por su garganta aunque él no la aspire.

Pero sigue sin funcionar. Su respiración cada vez es más lenta y dolorosa para él. Sus brazos se desparraman sin fuerzas y su cuerpo se queda lacio.

- no......no Harry....no puedes.....Respóndeme jodeerr!!! - le grito desesperada zarandeando su cuerpo - por favor respira.....dime qué hago!!!

Algo cae pesadamente delante nuestra. Levanto despacio la cabeza y me encuentro con un hombre de piel negra como el hollín, ojos enrojecidos y cubierto sólo por un taparrabos fabricado con rafia y unas hojas. Tiene pintada la cara y el cuerpo con marcas blancas. Está inmóvil pero todos sus músculos indican que está alerta y dispuesto a saltar sobre nosotros. Su mano sostiene alzado con fuerza un enorme machete cubierto de sangre.

Nos mira intermitentemente a los dos con una expresión desafiante y aterradora.

Comprendo de inmediato que no hay posibilidad alguna. No tenemos ninguna opción.

Aprieto a Harry contra mí rodeándole con mis brazos y cierro los ojos hundiendo mi cara en él.

Después de distinguir perfectamente en la grabación, cómo alguien cae desde cierta altura delante de ellos, Ellen queda en silencio. El sonido empeora. La sensación al escuchar lo que ocurre es de lejanía. Cuando supimos que había apretado contra ella el cuerpo moribundo de Harry, entendimos que la grabadora quedó obstruida y por eso el sonido predominante, es el latido del corazón de Ellen. Todo lo que se puede oír a su alrededor, es muy difuso. Otras pisadas, humanas parecen, silbidos muy tenues, algo pesado sobre las hojas. Silencio. Sólo silencio.

Siento a Harry dar un pequeño respingo que hace que salga de mi agonizante letargo. Agudizo el oído pero no oigo nada.

Abro los ojos para mirarle. Su tez sigue estando pálida, muy pálida y sus labios no han cambiado de color pero tiene los ojos abiertos.

Sin separarle de mí, levanto la cabeza lentamente para ver dónde está el hombre.

No está. Ha desaparecido.

Ya no está.

Volteo mi cabeza de un lado a otro extrañada, buscando dónde puede haberse ocultado, incluido sobre el árbol, como si de una broma se tratase, un espejismo o un mal sueño.

Sin soltarle, separo a Harry un poco de mí para verle bien la cara, manchada entre la tierra y sus lágrimas.

Dirige sus ojos hacia mí y esboza una sonrisa. Coloco mi mano libre sobre su pecho y noto como las respiraciones son más profundas, lentas y pausadas pero sin ese pitido saliendo de su garganta.

Sin dejar de mirar a nuestro alrededor, me deshago de mi mochila como puedo y saco una botella de agua. Le quito el tapón con los dientes y echo un poco de agua en el tapón, que he colocado sobre su estómago. Lo acerco a sus labios y entreabre la boca aceptándolo.

Vierto un poco de agua sobre su cara para refrescarle y se la retiro con la mano.

Vuelvo a darle un sorbo de agua. Pero al tercer intento la rechaza.

No sé qué hacer. Harry no puede andar y no tengo fuerza para cargar con él pero debemos movernos. Estamos demasiado expuestos. Tengo que ponernos a salvo.

Vuelvo a oír ruido cerca pero no logro ver de qué se trata.

Coloco a Harry en el suelo. Él me mira sin expresión totalmente concentrado en seguir respirando. Me acerco y le doy un pequeño beso que me agradece con una sonrisa.

Me levanto y busco un lugar donde esconderle. Veo unos arbustos muy frondosos lo suficientemente amplios como para tumbarle entre ellos.

Pongo mis brazos bajo sus axilas y le arrastro poco a poco. Él trata de ayudarme impulsándose con los pies pero no tiene fuerzas suficientes.

Consigo llevarle hasta los arbustos y haciéndole hueco le coloco justo en medio. Con las ramas que hay en el suelo y las que he partido al meternos, le tapo. Salgo para comprobar que no se le ve desde fuera. Vuelvo a entrar y me agacho.

- voy a buscar ayuda - le digo con una sonrisa - estás mejor?

- no......te....vayas!! - me pide con mucha dificultad.

- necesitas el otro inhalador y alguien con fuerza para ayudarte a andar. Yo no puedo - le reconozco - estás bien escondido. No te muevas. Volveré pronto.

- no...- murmura cogiéndome del brazo - sola no....no.... Elle....

- estaré bien...

- escóndete.. - me pide tirando de mí.

- Harry no...

- no...por favor- me mira fijamente negando con la cabeza - no...

El rugido lejano de un león nos interrumpe.

-necesito... descansar. Quédate conmigo - levanta sus brazos, me abraza y dejo caer mi cuerpo sobre él. No puedo dejarlo sólo. No se ni cómo he podido pensarlo.

Me tumbo a su lado enroscándome a su costado y rodeada por su brazo, quedando también tapada por las mismas ramas.

Estoy nerviosa. Tranquila por que sé que no se nos ve desde fuera pero preocupada por su estado. Aunque ya puede hablarme con dificultad, la palidez de su rostro no ha menguado.

Su respiración sigue siendo entrecortada y de vez en cuando tuerce la cara por el dolor, aunque cuando advierte que le miro, me sonríe.

EscóndeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora