-¿Me extrañaste princesa? —Escuché cerca de mi oído, mi piel se erizó y me asusté. Era Bill. Sus brazos rodearon mi cintura y pegó mi espalda a su pecho.
-Mucho —Susurré casi por susurrar. Estaba mirando fijamente por la ventana, hacia ningún lugar en realidad.
-Pospusimos el ensayo para mañana. Le dije que estaba ocupado —Dijo soltando una risita encantadora en mi oído.
-¿No se enojaron?
-No, todos tenían algo qué hacer. Georg y Gustav querían comprar algo de desayunar e ir con los de último grado porque iban hablar con dos muchachas. Y Tom, creo que iba a pasar el tiempo con Nicole.
Mi estómago se contrajo al escuchar esa última información. Tom y Nicole.
Las horas habían pasado demasiado rápido y el receso llegó intempestivamente. No quería ver a nadie después de lo sucedido en la azotea. En las clases me había pasado las horas, los minutos, los segundos, pensando en él. En Tom. En sus palabras, en sus brazos rodeando mi cuerpo. Joder ¿cómo es que me había sentido tan bien en sus brazos? ¿Cómo era posible que estuviera pensando en él mientras abrazaba a mi novio, que era su hermano? Sabía que no debía hacerlo, pero por más que trataba no podía evitarlo.
Además, era consciente que tenía que decirle a Bill de mi enfermedad, porque no faltaba el día en que me doliera la cabeza, que perdía el equilibro, que me dieran arcajadas y corriera al baño a vomitar, o que estuviera excesivamente cansada. Sin embargo, me era más fácil decirle una excusa, una mentira, que soltarle la verdad.
Estaba tan confundida con todo. Con mis sentimientos, con lo que Tom me había dicho. ¿A caso dijo que le gustaba? O ¿es que mi cabeza lo había malinterpretado?
Dijo que yo le era diferente. ¿Diferente en qué sentido? ¿Por qué dijo que ha intentado alejarse de mí? ¿Es posible que estuviese enamorado de una chica como yo? ¿Era eso realmente posible? Y si eso quiso decir ¿qué carajos iba a hacer yo con eso?
Lo que sentía por él había cambiado gracias a Bill.
¿Cambió, verdad? -Me cuestioné mentalmente y no obtuve respuesta.
-¿Qué era eso importante que ibas a decirme? —Cuestionó Bill sacándome de esos pensamientos y recordé lo sucedido en mi casa, la amenaza de Valentina y los gritos despavoridos de mi madre.
-Mi hermana te vio salir de la casa —Dije sin aliento —Y se lo contó a mi mamá.
-¿Qué? —Consiguió decir, estaba atónito.
-Se puso furiosa, y tuve que salir corriendo antes de que comenzara a regañarme. La hubieras escuchado…
-Joder, Melody.
-No sé lo que me espera, pero sé que no será nada bueno. Mi hermana pensó que tú y yo… —Dije avergonzada.
-¿En serio? —Inquirió.
-Sí. Y mi mamá también piensa que sucedió eso entre nosotros. Me habló cuando llegué a la escuela, y estaba como histérica. Traté de explicarle pero no me escuchaba. Se puso muy mal.
-Si quieres voy y hablo con ella…
-No. Eso sólo empeorará las cosas, lo sé.
-¿Entonces, qué puedo hacer por ti? —Negué repetidas veces. Joder, ni siquiera yo sabía que podía hacer para convencer a mi madre de que nada había pasado entre nosotros. Lo peor sería cuando mi padre se enterara. Joder, no quería ni pensarlo.
Las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas y Bill me apretó más, tratando de consolarme.
Observé el auto de mi hermana estacionado justo enfrente del portón. Era la primera vez que odiaba verla, que tenía miedo de regresar a casa. Ni siquiera pude concentrarme en las clases por estar pensado en qué castigo me pondrían mis padres, y luego Bill se la había pasado buscando soluciones a nuestro problema. No lo había y yo lo sabía a la perfección.
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Vive cada segundo
RomanceMelody es una chica dulce y tierna. Su mayor deseo tener una vida normal, sin padres que la cuiden como si tuviera dos años por su enfermedad y sin una hermana que le haga la vida imposible. Ella está perdidamente enamorada de un chico que sólo la h...