Capítulo 1: ¿Alguna vez has amado a alguien con todo tu corazón?

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 El día habia comenzado bastante temprano para ella, pues habia programado la alarma del despertador para que sonara a las seis de la mañana y así lo había hecho. El calendario marcaba el día lunes siete de enero, sin duda uno de los días más esperados por ella. Pegó un brinco minutos después de escuchar la alarma y salió de debajo de las sabanas para ponerse de pie. Caminó hacia la ventana y recorrió un poco las cortinas rosadas, observó con melancolía el cielo brumoso, aun estaba obscuro y una tenue neblina cubría los rayos insípidos de un sol escondido. Justo en medio del cielo esplendido estaba una pequeña pero hermosa media luna que se desvanecía poco a poco con cada segundo que transcurría. Amaba contemplarla por las mañanas cuando se dejaba ver, le daban un sentimiento de paz inmensa...

Se bañó lo más rápido que pudo, se cambió y se sentó frente al tocador, se peinó con prisa el cabello, cubriendo su frente con un fleco corto que le daba forma a su angelical rostro. Se dio color en los labios finos con un brillo labial y cubrió sus pestañas de unas cuantas capas de rímel para que su expresión no se viera cansada ni melancólica. Sonrió viendo su reflejo al notarse a sí misma en un buen estado.

—¡Melody! —gritó su madre del otro lado de la puerta.

Tocó varias veces y al no recibir respuesta entró a la habitación de su pequeña hija. Melody ya no se encontraba sentada frente al tocador, ahora estaba debajo de las sabanas de su cama fingiendo que aún estaba dormida.

— Melody hija... anda a desayunar antes de que se enfríe —dijo dando dos pasos dentro de la habitación—. ¡Ah! En el refri está una nota con lo que tienes que hacer hoy... —No recibió respuesta, ni siquiera un mínimo movimiento. Melody no quería hablar con ella—. ¿Aún sigues molesta? —le preguntó acercándose a la cama—. Sabes que es por tu bien, ¿verdad?

De nuevo no recibió respuesta, dejó de insistirle y salió de la habitación.

Melody estaba muy molesta con sus padres pues no le habia permitido irse con Valentina, su hermana mayor, de fin de semana. Valentina tenía toda clase de privilegios en la casa mientras que ella tenía que obedecer lo que sus padres mandaban, era el precio por ser menor de edad.

Salió de la habitación cuando escuchó el auto de su madre doblar en la siguiente calle, bajó a la primera planta y se acercó al comedor ahí se encontró con el desayuno servido.

—Vaya, hoy amaneció de buenas —dijo para sí misma en voz baja—. Deben ser los remordimientos —agregó sonriendo.

Minutos después de haber permanecido ante ese delicioso desayuno, el cual no le causaba ningún tipo de deseo de comérselo, se levantó con el plato en las manos. No tenía hambre como muchas veces, ya era normal eso para ella. Recogió la mesa y dejó todo en el lavabo, tomó su bolso y salió de casa. Caminó dos cuadras para llegar a la parada del autobús el cual no tardo más de cinco minutos en pasar, subió y se sentó en uno de los asientos del final esperando pronto llegar a su destino.

...

Estaba frente a la academia de música, la más famosa en toda Alemania. Por fin, lo que con tantas ansias esperó durante días estaba por suceder. Su corazón comenzó a latir a mil por hora, sus manos sudaban de los nervios incontrolables y sus piernas perdían fuerza. Se encaminó al portón de entrada a paso rápido.

—Buenos días —saludó el vigilante de la puerta.

—Buenos días —respondió Melody con un ánimo inigualable—. ¿Me podría decir donde se encuentra la oficina principal?

—Está en ese edificio —indicó el vigilante. Melody sonrió al descubrir que estaba en el mismo lugar que la última vez que habia pisado este suelo.

Vive cada segundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora