Capítulo 24: Me lleva a casa.

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Salí de casa cerrando la puerta tras de mí y dedicándole una sonrisa más que amplía a mi adorada hermana, ella hizo una seña de que tuviera cuidado. Era bastante temprano pero el sol se había ocultado más rápido gracias a las nubes que desde muy temprano acapararon el horizonte. Bill bajó de la camionera en cuanto me vio salir. Iba guapísimo, vestido de negro, con su clásico estilo roquero. Pantalón de mezclilla ajustado al cuerpo con cadenas colgando en los costados, chamarra de cuero con incrustaciones en pico en ciertas partes y botas rudas con unos centímetros de tacón. Además, su cabello negro azabache, que brillaba con el alumbrado de la calle, se alzaba en punta en un peinado muy moderno. Y para un toque extra sus ojos estaban finamente maquillados.

-Hola —Le dije llegando hasta él. Nos dimos un abrazo y un beso en los labios.

-Te ves hermosa.

-Gracias —Respondí sonriendo. — Tú también te ves muy bien —Conseguí decirle. Me acerqué de nuevo a él y uní nuestros labios de nuevo.

-Vámonos, que se nos hará tarde…

Me tomó del brazo con suavidad y me llevó hasta la camioneta negra. Abrió la puerta de atrás y me indicó que subiera. Él lo hizo después de mí y cerró la puerta.

Dentro de la camioneta iban dos personas, el chofer que estaba atento a lo que le correspondía hacer, y Tom, quien me miró fijamente.

-Hola, Melody —Dijo con voz plana, sin emoción, como si estuviera saludando a una persona que no significa nada para él. Claro, eso exactamente era yo.

-Hola… —Susurré desviando la mirada de sus ojos. Me acomodé en el asiento a su lado y Bill se sentó junto a mí. Estar en medio de los dos, no era algo que me hiciera sentir muy cómoda que digamos. El auto se puso en marcha y mi dulce novio pasó su brazo por mis hombros y me acercó a él.

-Siguiente parada… casa de Abril, ahí iba a estar Camila, ¿verdad?

-Sí, le queda más cerca su casa —Le dije y me volví a callar.

Después de pasar por Camila y Abril llegamos a un salón muy lujoso, en lugar de su casa como yo esperaba. El repentino cambio de planes había surgido a partir de que muchos de los amigos de Bill y de Tom se enteraron de la fiesta. En su casa no había tanto espacio disponible para tanta gente, además que cabía la posibilidad de que hicieran un desastre y la madre de los chicos se pondría realmente furiosa. Ambos dijeron, “nunca querrás ver a nuestra madre enojada”.

Cary, la súper mejor amiga de Bill, debía de ser una chica con mucho dinero pues el salón lo había conseguido ella. Era realmente moderno y lujoso. Con luces parpadeantes por todos lados, con mesas redondas de cristal y pequeñas salas repartidas por todos lados. Además, estaba atascado de gente.

- ¡Hola chicos! —Escuchamos de algún lugar.

Delante de mis ojos apareció Cary de la mano de Tom, llevaba una sonrisa amplia y agradable, claro era para ella.

-¡Bill! —Exclamó y se tiró a sus brazos como si abrazara a su eterno amor después de meses de estar separados.

Me hice a un lado y mis amigas, Tom y yo, presenciamos "la tierna escena". Luego de unos segundos se separaron y ella se fijó en mí saludándome con igual efusividad aunque menos cariñosa. No tuve más remedio que corresponder su beso en la mejilla. Para mejorar el ambiente apareció detrás de Tom la Plástica, con todo y su grupito de niñas extremadamente maquilladas y peinadas; se veían increíblemente bien, aunque Cary les ganaba a todas, ella tenía una belleza casi natural, pero tan elegante y refinada que... que hasta me daba envidia.

-Me alegro que hayas venido —Dijo Cary.

-No podía faltar, Bill me invitó —Le dije sonriendo ella asintió.

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