-¡Es la alumna nueva! —Gritó la secretaria desde su lugar. La directora entró a la oficina escoltada por un chico y caí en cuenta que esto no era producto de mi imaginación, ni mucho menos una broma planificada especialmente para mí y ni muchos menos estaba dormida; esto estaba pasando en mi realidad.
Sus ojos se clavaron en los míos y se quedó mirándome fijamente y yo no pude hacer nada más que permanecer bajo su hechizo. Sus ojos eran lo que más me llamaba la atención de él. Ojos eran grandes y de color café claro, cristalinos, que brillaban sin haber luz acompañado de esas pestañas largas los hacían resaltar aún más. Sus cejas eran pobladas pero bien delineadas, un poco más obscuras que el color de cabello. Pero esos ojos no serían nada sin esa mirada, sin esa penetrante forma de mirar en la que sentía como si estuviese completamente indefensa, como si pudiera leerme la mente y aún más, como si pudiera apoderarse de mi alma.
Que hermosos ojos, que hermosa mirada.
-A ver Kaulitz, siéntate —Le dijo ella desde su escritorio y este rápidamente se acercó para sentarse en la silla que estaba a un lado de mí. — ¿Tu nombre es Melody Klein? ¿No es así? —Me preguntó mirando unos documentos que tenía sobre la mesa.
-Si —Respondí en voz baja. Me sentía demasiado ansiosa y choqueada. No podía asimilar el hecho de que él estuviera aquí, sentado a mi lado. Oh por Dios.
-Yo soy la directora de este colegio mi nombre es Natalia Garcia pero puedes llamarme Natalia simplemente —Dijo sonriendo. Pasaron unos minutos en los que permaneció buscando algo en su escritorio, sacó mas papeles y los revisó —Mira Kaulitz, no encuentro las fichas para reporte así que creo que te han salvado —Dijo mirándolo divertida... —Puedes marcharte —Agregó sin dejar de sonreír. Se veía que la directora era una mujer muy simpática.
Sin poder evitarlo, volteé a verlo, la sonrisa que se dibujo en su rostro al mirarme me hizo casi desmáyame en el acto. Era una sonrisa deslumbrante y sincera, que descojonaba a cualquiera, de eso estaba segura. Este día iba a considerarlo como el mejor de todos, por fin habia merecido una sonrisa suya. Una sonrisa sincera y tierna. Dios, puedo morir tranquila.
Y por si eso no era suficiente, antes de salir de la oficina murmuró un "gracias" sólo para mí. ¿Podía existir alguien más hermoso que él? No. Estaba segura que no. No podía creerlo, ahora sí que si empezaba a amar este colegio. No sería tan tétrico como lo pensé, no con él aquí. Me sentía realmente feliz, aunque bien sabia estar en el mismo colegio no significaba que él podía fijarse en mí. ¡Pero que más daba! Era feliz con solo verlo a los ojos.
...
Llegué al quinto piso del edificio que me indicó la directora.
Después de hablar un buen rato con ella logré que me justificara la clase de Gimnasia por mi salud y a cambio me dio a elegir entre otra más. Al final decidí que la clase de música era lo mejor y lo que más a mi alcance estaba. Ahí seguro que no me cansaba y no necesitaba esforzarme demasiado, al menos no físicamente.
Las clases ya habia comenzado, lo supe cuando me detuve en el pasillo para tomar aire. Estaba exhausta, siempre era lo mismo conmigo. Tan patéticamente débil.
Por fin llegué al aula "F" que era en la cual me había tocado, la ultima del pasillo. Toqué dos veces con timidez la puerta, esta se abrió y un hombre un tanto bajo de estatura me recibió sonriendo.
-Bueno días —Murmuré.
-¡Buenos días! ¿Eres la alumna nueva, no es así?
-Si —Musité.
-Pasa... —Dijo abriendo completamente la puerta. Al instante todas las mirada se fijaron en mi, las cuales debo decir eran más de treinta. Con lo que odiaba que me miraran.
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Vive cada segundo
Storie d'amoreMelody es una chica dulce y tierna. Su mayor deseo tener una vida normal, sin padres que la cuiden como si tuviera dos años por su enfermedad y sin una hermana que le haga la vida imposible. Ella está perdidamente enamorada de un chico que sólo la h...