Llegué a la azotea. Era el único lugar donde nadie podría encontrarme y molestarme, porque en esos momentos de intensa confusión, lo que más deseaba era estar sola. Estuve mirando al vacío y pensando en las palabras de Camila. Ahora entendía por qué en el hospital dudaba tanto en decirme quién era el chico que le gustaba, era más que obvio que a Gustav lo había dicho para salirse del problema. Pero, entonces, ¿el chico del que me había hablado era Bill? ¿Cómo olvidarme que mi mejor amiga estaba enamorada de mi novio? Me sentía terrible, siempre había pensado que las amigas eran como esas hermanas que les faltó tener a tus padres y que la unión con ellas era intensa y duraba para siempre. Eso esperaba de la amistad de Camila, pero enfrentar esto era diferente.
Escuché el timbre de mi celular resonar escandalosamente dentro de mi bolsa, lo saqué y miré la pantalla. Era Bill. Ignoré la llamada y las cinco siguientes, lo que menos deseaba en esos momentos era hablar con él.
¿Y si Bill sentía algo por ella? Esto debía ser un castigo por lo que yo le había hecho. Creo que al final me lo merecía, obviamente no podía estar enojada con él, yo había besado a su hermano en muchas ocasiones y hasta ahora no había conseguido tener el valor para confesarlo. Eso era muchísimo peor porque Tom me había besado y yo le había respondido, además que meses atrás él era mi amor platónico.
Las llamadas dejaron de entrar y mi celular volvió a sonar, sólo que con un tono distinto. Era un mensaje.
-Ey, Mely, ¿Dónde estás? Bill te está buscando como loco... —Leí rápidamente. Era de Tom.
-No quiero verlo, ni a él ni a nadie —Escribí y se lo envié de regreso.
Me evité la pena de entrar a mis demás clases, simplemente permanecí en la azotea pensando en todo, en qué hacer. Después, cuando el timbre anunció la salida bajé rápidamente y por suerte Valentina ya estaba esperando por mí; eso me permitió no despedirme de nadie.
Llegamos a casa y fui recibida por una bomba más. Mi padre estaba bajando las escaleras con sus maletas en mano.
-¿Ya te vas? —Cuestioné con dificultad.
Él asintió con débil movimiento de cabeza y con sus ojos tristes clavados en mí.
-¿Me quieres ayudar con esta maleta? —Me dijo mostrándome una pequeña maletita que llevaba en el hombro.
-Sí.
Caminamos a paso lento hasta la salida, le ayudé a abrir la puerta de atrás de la camioneta y subió las tres maletas que llevaba consigo y aproveché para meter la que yo llevaba cargando. Me alejé unos pasos, colocándome a un lado de Valentina quien veía en silencio la escena, y vi cómo mi padre acomodaba todo dentro. Ya no estaría conmigo como siempre, a pesar de que nos veríamos seguido y que sabía que me llamaría a cada rato, los momentos que pasamos todos juntos difícilmente se volverían a repetir.
Sollocé y sentí las lágrimas desbordar de mis ojos. No quería que se fuera, con él tenía una buena relación, a comparación que con mi madre. Él siempre me protegía y apoyaba en lo que sea que quisiera y trataba de comprenderme.
-Melody, el viernes iré por ti al colegio para pasar el fin de semana juntos.
-¿Qué? —Cuestioné —Yo quiero que todo sea como antes, no quiero tener que ir a ningún lado para verte…
-Melody, no puedo hacer nada. Por favor, entiende —Inhalé profundamente, tratando de calmarme.
-Vale…
...
-¿Con quién quieres vivir? —Cuestionó Valentina antes de llevarse un bocado de su cena a la boca. Estábamos en el comedor, la casa se encontraba en completo silencio ya que mi madre había salido a tomar café con sus amigas. Generalmente a esa hora comíamos y todos hablamos como locos, o bueno, ellos hablaban como locos, yo a veces participaba, a veces no, pero me ponía por demás feliz escucharlos. Ahora entendía eso.
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Vive cada segundo
RomanceMelody es una chica dulce y tierna. Su mayor deseo tener una vida normal, sin padres que la cuiden como si tuviera dos años por su enfermedad y sin una hermana que le haga la vida imposible. Ella está perdidamente enamorada de un chico que sólo la h...