La luz del sol me obligó abrir los ojos. Me sentía cansada, cada musculo de mi cuerpo parecía entumido. Observé alrededor y me di cuenta dónde me encontraba.
-¿Qué hago aquí? —Me cuestioné aturdida. ¿Tom? ¿Dónde estaba Tom? ¿Cuánto tiempo llevaba en el hospital?
-¿Melody? —Cuestionó mi madre al abrir la puerta de la habitación llevaba un café en la mano. — ¡Estás despierta! ¡Gracias al cielo! —Exclamó llegando a mi lado apresuradamente. — ¿¡Te encuentras bien!? - Pregunto desesperadamente.
-Sí, mamá —Sonreí lo mejor que pude. Había sido una horrible mueca estoy segura. Al momento que pronuncié esas dos palabras su expresión de preocupación cambió automáticamente a una realmente furiosa.
-¿Me puedes decir que hacías las 3 de la mañana fuera de casa? — Preguntó furiosa.
-Emm… yo…
-¡No puedo creerlo, Melody! ¡No puedo creerlo! —Decía una y otra vez — ¿¡Sabes lo inconsciente que has sido!? ¿¡LO SABES!? —Gritó — ¿Qué pasa contigo? ¿He? ¿Tienes la cabeza hueca? ¿Tan difícil es para ti cuidar tu salud? ¿Tan difícil es para ti entender que nosotros solo queremos que estés bien? por eso tienes prohibidas las salidas de noche —Escupió y las lágrimas se acumularon en mis ojos —¡Sabia que esto pasaría algún día! —Gritó —Qué tal si tu amiguito no hubiera estado contigo, me puedes explicar qué hubieras hecho…
-Mamá, lo siento —Dije sinceramente
-¡Nada de mamá, lo siento! Esto ha sido de lo peor que has hecho, ves cómo has quedado. ¿Qué vendrá después, que te rompas una pierna o un brazo por andar saliendo de noche?
-Mamá, no es porque salí de noche, esto igual me hubiera podido pasar donde sea. —Traté de explicarle. Mala idea.
-¡No! ¡Claro que no! Si hubieras estado dormida en tu cama como debías no te hubieras caído, ni golpeado ni nada, ¡eh! —Después de esas fuertes palabras salió de la habitación.
Las lágrimas descendieron con mayor intensidad por mis mejillas. Vi mi celular en la mesita de alado, lo alcancé y marqué con desesperación un número.
-¿Melody? —Contestó Tom agitado.
-Sí, soy yo ¿Dónde estás? —Le pregunté entre sollozos.
-¿Te encuentras bien, Melody? —Cuestionó angustiado.
-Sí, sólo mi mamá me regañó… —Musité.
-Yo estoy afuera del hospital
-¿Puedes entrar?
-Tu mamá me ha echado fuera. —Me dijo suspirando.
-Ella se acaba de ir, con suerte y no está en el pasillo. Apresúrate y ven.
-Bien, lo voy a intentar. Espérame.
-Claro, qué otra cosa voy a hacer —Le dije sonriendo entre las lágrimas.
-Tonta —Me dijo él y luego colgó.
Me mordí el labio realmente ansiosa esperando, deseando, que apareciera cuanto antes. Quería verlo, quería que alguien me consolara.
Escuché dos golpes suaves y me limpié el rostro antes de hablar.
-Pasa, por favor —Elevé un poco la voz. La puerta se abrió y Tom apareció en el umbral. Entró con sigilo y con una cara extremadamente seria. —No me mires así,¿quieres?
-Aún estoy asustado.
-Lo siento. Te dije que me llevaras a casa —Susurré ahogando un sollozo. Intenté sonreír pero al ver sus ojos preocupados mirándome de esa manera no pude aguantar y dejé que las lágrimas salieran —¿Me abrazas? —Le supliqué sollozando. Sin pensarlo dos veces dio unos cuantos pasos hasta que se colocó a un lado de mí, luego se sentó y se inclinó un poco hacia mi cuerpo. Alcé los brazos y rodeé su cuello fuertemente y comencé a llorar con más fuerza.
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Vive cada segundo
RomanceMelody es una chica dulce y tierna. Su mayor deseo tener una vida normal, sin padres que la cuiden como si tuviera dos años por su enfermedad y sin una hermana que le haga la vida imposible. Ella está perdidamente enamorada de un chico que sólo la h...