Capítulo 15: Ensayo.

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A la mañana siguiente me levanté muy temprano y me metí a bañar. Cuando salí senté frente al espejo de mi tocador y comencé desenredarme el cabello. Finalmente terminé con una cola de caballo, lo más alta que pude hacérmela. Me gustaba mi cabello pero a veces me fastidiaba que fuese rojizo. Era la única de mi familia que había nacido así, nadie ni mis papás, ni mis abuelos ni ninguna descendencia que algunos de ellos recordara era pelirrojo y a mí me había tocado la suerte de nacer así. Valentina me envidiaba por eso, pero yo a veces quería tener el mismo cabello castaño que ella.

Dejé de pensar en esas cuestiones tan superficiales y recordé el mensaje que me había enviado Camila. Estaba emocionada porque ella era buenísima para hacerme sorpresas, generalmente siempre me tomaba desprevenida y ahora no era diferente, no tenía ni idea de que se trataba.

-Valentina, cuida de Melody. Llegaremos muy tarde así que prepara la comida y la cena. Que ella te ayude. —Indicó mamá mientras se levantaba del comedor. Yo continué ingiriendo mi desayuno —Tengan cuidado. Melody pórtate bien y no hagas tonterías. —Me dijo. Rodé los ojos y seguí con lo mío.

-Qué raro —Comentó Valentina una vez que mi madre salió de casa. Le dediqué una mirada sin comprender —Mamá nunca llega tarde a casa.

Cierto, mamá nunca llega tarde. Generalmente salía del trabajo y se venía directamente a hacer la comida o los quehaceres de la casa. Papá el que casi siempre madrugaba, y que de  vez en cuando llegaba entrada la noche.

-Oye Valentina… —Dije. Ella alzó la mirada esperando que continuara —Bill me invitó a ir a su casa, es que tiene una banda y van a ensayar...

Sus ojos serios cambiaron inmediatamente mirándome con burla.

-Así que ya son novio ¿eh?

-Sí.

-¡Lo sabía! Eran tan obvios.

-Pero no se los digas a mis papas, ya sabes cómo son —Dije rápidamente. Valentina me dedicó una sonrisa.

-Claro que no, Mel. Pero ten cuidado con lo que haces ¿Ok?

-¡Valentina no empieces! ¡No soy una niña! —Exclamé.

De camino al colegio Valentina dijo ni pio. Iba perdida en sus pensamientos y las dos veces que intenté hablar ella me ignoró deliberadamente. Creo que a ella le preocupaba la situación de mis padres; podía casi jurarlo. Las únicas veces que había visto llorar a mi hermana, perder el control y parecer una histérica era cuando ellos peleaban. De unos cuantos años para acá incluso eso había cambiado, se había vuelto muy madura pero aún así se le notaba que le afectaba cada vez que ellos no estaban bien.

Bajé del auto y me encaminé hacia la entrada del colegio pensando en lo que le pasaba a mi hermana. Justo antes de llegar a las escaleras me encontré con Tom; él me dedicaba una mirada fija y penetrante. Por un momento creí que no me miraba a mí así que volví el rostro hacia atrás para ver si estaba alguien. No había nadie, era sólo yo y él me miraba a mí.

-Hola —Dijo. Contuve el aliento y comencé a subir las escaleras. Pronto me di cuenta que estaba siguiéndome.

-Hola —Dije entre dientes.

-Gracias por lo de Bill —Dijo con voz alegre y amistosa. Algo dentro de mi estómago se contrajo, él nunca me hablaba de ese modo.

-No lo agradezcas, no lo he hecho por ti —Escupí.

Continué subiendo a paso muy lento los escalones para que él se enfadara y siguiera su ritmo pero no lo hizo, aguanto mi manera lenta de  caminar.

¿Por qué me perturbaba tanto su presencia?

Suspiré. Lo tenía decidió, éste tipo me lo iba a sacar de la cabeza aunque fuera lo último que hiciera. No era justo ni para Bill ni para mí. Esto sólo me hacía sufrir.

Vive cada segundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora